Javier Duarte, ahora nadie lo conoce

Rodolfo Herrera/ Vivir en el Golfo

Cómo era de esperarse, la figura de Javier Duarte pasó de ser, la del invitado especial a las reuniones y fiestas de los políticos, empresarios y famosos, a la del tirano de quien hoy nadie se acuerda.

     Y definitivamente que no se trata de defender a Duarte, a quien el escrutinio popular ya lo coloca al frente de la lista de la ignominia y, además se disputa junto con Donald Trump, el innegable derecho a representar al “malhumor” en las fiestas del carnaval de Veracruz.

     Por lo pronto, Duarte dejó plantado al dirigente nacional del PRI Enrique Ochoa Risa, ayer cuando se esperaba su comparecencia previa a su expulsión.

      ¿Pues qué cree el Ochoa Risa que los mexicanos somos tontos o qué? ¿A poco esperaban que el peor mandatario del mundo entrara muy campante caminando a las oficinas del PRI y saludara a los agentes de la PGR que seguro lo estaban esperando? Seee como ñió.

     Por lo pronto, vemos que la salida de Duarte no solo lo ha arrastrado a él y a su familia en el desprestigio, sino que además los amigos del régimen, aquellos que cual moscas a la miel esperaban una sonrisa, un saludo, un abrazo o la tan esperada pregunta “por qué no me has ido a ver allá a Xalapa”, ahora o se hacen de la vista gorda o de plano posan para la cámara para deslindarse abiertamente, para evitar la peligrosa vinculación, como en todo, desde luego que hay sus honrosas excepciones.

    Así vimos en entrevista al arquitecto Manolo Ruiz Falcón que con enojo e indignado negó rotundamente ser prestanombres del gobernador, aunque hay que reconocerle que admitió ser solamente “cercano en eventos”. Aunque se sabe que gozaba de las confianzas del mandatario, de ahí su permanencia como director del centro histórico, cargo creado para él.

     El empresario Gregorio Chedraui, quien en mayo de este año ganó por parte del Sistema Portuario Veracruzano del gobierno del estado, la licitación para operar la “Marina Veramar”, llamó a Duarte a enfrentar los cargos, “tiene que hacer frente a las acusaciones que se le imputan y dar la cara y decir lo que hizo y no hizo”.

     José Antonio Sierra Álvarez, empresario que renunciara al cargo de síndico de Veracruz, presionado por la alcaldesa priista Carolina Gudiño Corro, tajante negó tener un avión para ayudar a escapar a Duarte y por ello falsas las versiones en su contra. Se sabe que la animadversión con el gobierno estatal lo apartó de la política.

     El inmobiliario Antonio Hanna Grayeb, negó tajante cualquier relación con Duarte a quien en reuniones le llamara “papi” y ante posibles investigaciones dijo: “que yo sepa no hay ninguna liga por ahí”, “estoy libre de cualquier vínculo y en este sexenio no tengo ningún negocio con el gobierno estatal”.

     Pero el caso más dramático, es el vertido por el Contralor General del Estado Ricardo García Guzmán cuya oficina está junto a la del gobernador, precisamente el encargado de revisar que no se desviaran los recursos públicos, o en su caso proceder a denunciarlos, se desbordó en elogios al nuevo gobernador electo del PAN a quien dijo él y su familia le guardan “respeto, aprecio y gratitud» ¡Tómala!

     Recordó que Yunes Linares apoyó de manera profesional a su hijo Ricardo García Escalante, actual presidente municipal de Pánuco por el PVEM, «por esa ayuda, uno tiene que ser agradecido» y ante reporteros remató: «No sólo le guardamos afecto en lo profesional, también en lo familiar, porque es un distinguido veracruzano a quien le reconozco su capacidad de trabajo y su innegable inteligencia y valía para el estado, es una persona que respeto mucho». Está bien que seas agradecido, pero ¿Hasta ahorita?

     Otro caso que llamó la atención fue la del abogado de Duarte, que sin que lo citaran se presentó a declarar voluntariamente en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales, ahí soltó la sopa sobre los prestanombres del exgobernador, ni siquiera fue necesaria una manita de puerto, solito cantó todo y seguro hubo que pegarle un arrimón pa que se callara.

     ¿Ya ven? Eso pasa por confiar en los políticos, tarde o temprano hay que negar el vínculo porque ellos se van dejando el efecto zorrillo.

Y LOS EX PANISTAS?

     Qué sucede con los funcionarios estatales que abandonaron el PAN para recibir onerosos cargos por cambiar de bando? ¿Se van a esperar hasta el aguinaldo o van a seguir agazapados? En esas anda el doctor Arturo Navarrete Escobar que abandonó la alcaldía panista en La Antigua para irse de Subsecretario de Salud; Baruch Barrera Zurita que era muy cercano a la señora Calderón Vinojosa y abandonó el partido en plena campaña yunista para aceptar el cargo de subsecretario de Desarrollo Económico; Osiel Castro de la Rosa, ex diputado del PAN que hasta ahora sigue siendo director del Instituto Veracruzano de bioenergéticos en la Sedarpa, ah caray ¿Y eso qué es? ¡Y los que faltan todavía!

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