Luis Alberto Romero/ Hora Cero
El 23 de diciembre, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Inegi, dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, con indicadores actualizados al mes de noviembre.
En dicho ejercicio destacan los índices de desocupación, subocupación e informalidad laboral.
Los números que muestra la encuesta del Inegi hablan de una reducción en los indicadores de la tasa de participación; y también en los niveles de la desocupación, subocupación e informalidad, con relación al mes inmediato anterior, octubre.
La Tasa de Participación; es decir, la población económicamente activa, gente con más de 15 años de edad que ya está incorporada al mercado laboral, se ubicó en 59.6 por ciento.
Donde sí se registran cambios es en la estadística relacionada con la Tasa de Desocupación, que se estableció en 3.6 por ciento durante el mes de noviembre del presente año; esa cifra registra un avance importante con relación a noviembre de 2015, cuando se ubicó en 4.1 por ciento.
En ese punto, por cierto, vale la pena comentar que para quienes se dedican a estas mediciones, la Tasa de Desocupación se refiere a la población económicamente activa que no trabajó ni siquiera una hora a la semana, pero manifestó disposición de hacerlo. En pocas palabras, para que el gobierno federal considere a una persona desempleada, ésta no debe trabajar más de una hora en una semana, sin importar el ingreso que registre.
Por ello, sobre todo, la Tasa de Desocupación registra niveles sumamente bajos.
Para el gobierno federal, que cuenta con el Inegi para este tipo de mediciones, el desempleo en el país es inferior al 4 por ciento. Sin embargo, si a esos números agregamos la variable de la población en condición de pobreza, el análisis es dramáticamente distinto, porque de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, el número de mexicanos pobres pasó, en cuatro años, de 52.8 a 55.3 millones. Asimismo, en las cifras actualizadas al 2014 se establece una realidad lamentable: 63.8 millones de personas cuyo ingreso es inferior a la línea de bienestar; y una población de 24.6 millones de habitantes con ingresos inferiores a la línea de bienestar mínimo.
Pero volviendo al tema de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el Inegi ubica la Tasa de Subocupación; es decir, la población que tiene la necesidad de buscar más tiempo de trabajo para completar sus ingresos, en 7.2 por ciento, lo cual revela un avance de más de dos puntos porcentuales; en pocas palabras, si en noviembre de 2015 el 9.4 por ciento de los mexicanos se ubicaba en la casilla de la subocupación, este año la cifra se ubicó en 7.2. Dicho de otra manera, ese es el porcentaje de la población mexicana que trabaja más de una hora por semana y que busca aumentar su tiempo de ocupación y, por tanto, sus ingresos.
La mencionada encuesta ubica la informalidad laboral en 57 por ciento; se trata de las personas que, contando con ocupación, son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan o porque no cuentan con vínculos reconocidos con sus empleadores. Esa variable, la informalidad laboral, registra una reducción de 1.2 por ciento con relación al mismo mes de 2015; y 0.3 por ciento con relación al mes inmediato anterior, octubre.
Por otro lado, la Tasa de Ocupación en el Sector Informal, que de acuerdo con el Inegi se refiere a la proporción de la población ocupada en unidades económicas no agropecuarias operadas sin registros contables, se ubica en 27.2 por ciento, 0.1 punto porcentual debajo del número registrado un mes antes.
El panorama que establece en su encuesta el Inegi habla de un estancamiento en los índices de empleo; por otro lado, el escenario en cuanto a la desocupación y a la informalidad laboral es muy similar al observado desde hace un año.
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