Ah! pero cómo ha dado vuelta y revuelta el verbo tirado por don Miyu ante los dipus de la 64 Legislatura, referentes a que tráe en su cartera y entre sus ojitos verde esmeralda a los ex coordinadores de Comunicación Social, la titular de la Fundación Colosio del PRI Gina Domínguez y a Alberto Silva diputado federal también del PRI para que aclaren cómo cabresto, a quiénes y por qué pagaron facturas súperchonchas entre los años 2011 -2016 por una cantidad de 8 mil 586 millones de pesos.
Desde el ángulo del oclayo del sexenio pasado podría tirarse el rollo de que la billetiza fue utilizada para difundir información de los logros del gobierno y también para proyectar buena imagen política del gobernante que en ese entonces tenía el nombre de Javier Duarte y que ya en época de prófugo cambió por el de Alex del Hoyo ji ji ji.
Es claro que no se difundieron informaciones dando a conocer que la Torre Pediátrica de Veracruz se construyó en un lugar inadecuado, que no se terminó la obra civil, que para fines médicos no es recomendable, que el costo lo elevaron ex profeso, que adolece de normas para nosocomios, etc. ¡De majes lo ventaneaban! Se hubieran clavado como el sapo en la estaca.
Tampoco se informó de la conclusión de puentes, caminos, escuelas, ni de la instalación de mueblaje ni equipo de hospitales. No se cacaraqueó que el gobierno priista del Javi no surtió de medicamento básico hospitales de Veracruz, ni tampoco de medicamento especial para pacientes con padecimientos como diabetes, cáncer, o seropositivos, nada de eso se supo y es lógico, nadie se machuca los dedos con la puerta a propósito.
Al parecer los ex coordinadores Gina y Cisne se preocuparon por utilizar parte -o mucho- de ese dinero para atacar mediáticamente al único que podría en ese momento ser el verdadero contrincante con posibilidades de triunfo en la gubernatura disputada en junio de 2016, o sea don Miyuli. Pero no les valió, ora al parecer viene la resaca o la reculona, ya se verá. Los paganos podrían ser ellos, aunque la neta pos eran órdenes del Alexjavi el prófugo dirigido por su matacocuite el barcelonés de las patas descalzas.
El prostituido gremio del periodismo veracruzano fue (¿fuimos?) recipiendarios de parte de ese dinero, poco o mucho pero lo fuimos. Y el bato o la morra que esté libre de Chayito Valdez que tire el primer sobrecito. Obviamente los medios acreditados ante Hacienda y Gobernación denominados proveedores del gobierno estatal que incluyeron en sus ediciones y emisiones boletines, entrevistas e imágenes oficiales.
Si existe alguno (a) impoluto y sin mácula, me disculpo.
Establecida una relación empresarial, micro o macro, fue una práctica conservada durante décadas, así fue, pero probablemente ya no será en el gobierno de dos años.
La ética, el criterio, el parámetro para determinar cuánta cantidad de dinero se le destinaba a medios de información impresos y electrónicos, es quizá el detalle que resalta en las cifras vertidos por el goberneytor Miyuli a los diputados y a quienes quisieron estar presentes durante su charla en el Palacio Legislativo en el crepúsculo vespertino del miércoles 28, día de los Santos Inocentes.
Los contrastantes montos pagados entre una publicación y otra indican de favoritismos hacia determinadas empresas. Versiones apuntan a que montos altos facturados en realidad eran compartidos bajo acuerdo hablado y directo, micha y micha o con el cultivo de la milpa, mil pa´llá y mil pa´acá.
Una práctica así explicaría por qué algunos “editores” catalogados por el mismísimo prófugo Alex del Hoyo como los de “la mesa que más aplaude” en pocos años resultaron poseedores de verdaderas fortunas difícilmente obtenibles con una ganancia acorde a la importancia de sus medios.
De esos “editores” consentidos del fideduartismo se conoce algunos que adquirieron aviones, edificios, maquinarias y rotativas de impresión, talleres, ranchos, hatos ganaderos, caballos, negocios, placas de taxi, pozos profundos para sus tierras, residencias, vehículos costosos, becas a sus familiares, viajes de recreo, créditos para proyectos fantasmas, tráfico de influencia para altos puestos en la administración pública y un sinfín más de prebendas.
Eso fue práctica común, pero al parecer ya no será.
Ha expresado el choleño que su relación con la prensa veracruzana será de absoluto respeto, que la libertad de expresión él la asume como garante, y que cuando considere necesario hará uso de los medios existentes para promocionar o difundir determinados actos de gobierno que requieren ser conocidos por los habitantes del estado.
En el fondo del caso es correcto el modo de enfocar la situación luego de la prostitución (consensuada )de que fue objeto la prensa veracruzana, sin embargo, también hay que admitirlo es algo inédito en los últimos 50 años, o más.
Sólo los medios que sean del agrado del público sobrevivirán, chicos o grandes; los que tengan credibilidad y en la misma tesitura para los opinadores, columnistas, cartonistas, articulistas, moneros, lecturistas, etc.
Los y las divas del periodismo, las vacas sagradas, los uy uy uy de la pluma y el micrófono van a bailar las calmadas, por más que se ostenten como “amigos desde que éramos jóvenes” del goberneytor.
Para la prensa veracruzana a partir del gobierno de Yunes será un antes y un después. Lo lastimaron mucho las empresas de comunicación, la mayoría prefirió el pago obsceno de Comunicación Social por encima de ética, profesionalismo, civilidad, y “amistad”. ¿Quiere pago el que pegó? No, pos no.
Lo que no deja de ser cierto es que algunas (os) otrora textoservidores fieles y prósperos andan lloriqueando por los rincones de los cafés y sus muros, que siendo “amigos” del Ejecutivo panperredista, éste no los haya invitado a charlas a su oficina, a desayunar o tomar un café, a darle chamba a sus hijos, a aceptar una entrevista, o de perdis a tirarles un aguinaldiño o un brindis. Sus Alzheimer les impide recordar los calificativos negativos vociferados y ríos de lodo que chancualeaban contra el hoy Ejecutivo estatal, todavía hace siete meses. Muchos de ellos son de los beneficiados por Gina y Silva.
Deudas contraídas por el gobierno de Duarte con empresas de comunicación probablemente no serán reconocidas si no se sustentan y presumo yo, cientos o miles de esos millones ni siquiera fueron destinados a empresas de comunicación. ¿Quién sabe dónde están? Se acabó. Tan tan.
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