La cinta Los cachorros me marcó; fue la salida a mi deseo de cambio: José Alonso

Por María Elena Rivera/

Ciudad de México. (La Jornada).- José Alonso, actor mexicano de reconocida trayectoria, habla de su carrera y su postura frente a la realidad política del país: Te lo voy a contar todo. No tengo nada que esconder. Para mí, una entrevista es como una confesión ante la humanidad.

A los ocho años ya sabía que se dedicaría a la actuación, asegura el hombre de 69 años de edad y 52 de trabajar en escenarios de teatro, cine y televisión, intérprete de Raskólnikov, de Crimen y castigo, de Dostoiesvky, entre otros personajes.

Yo tenía mucha influencia de la televisión. Veía muchas películas de Arturo de Córdoba, Resortes, los Soler, el maestro Tin Tán… Después, cuando estaba en la secundaria, nos invitaron a un programa que se llamaba Los niños catedráticos; fui a echar porras a los concursantes. Me llamaron mucho la atención las luces y las cámaras. Dije ‘yo quiero estar aquí’, y tan así fue, que tiempo después fui a buscar chamba a la televisión.

“A los 17 o 18 años le pedí a mi amigo Aníbal Angulo que me hiciera unas fotos de desnudos y close ups. Luego, no sé cómo, me colé al entonces Televicentro y llegué hasta la secretaria del productor Luis de Llano padre, y le dije: ‘Soy actor, y quiero trabajar aquí. Le dejo mis fotos y espero que me hablen’. No pasaron ni tres meses cuando me llamaron para una escena. Me dieron un libreto y me dijeron: ‘Tienes ocho parlamentos y mañana grabamos’. La escena era con Ofelia Guilmáin. Cuando íbamos a grabar, me indicaron: ‘Ponte un chícharo en la oreja’, pero yo no quería usarlo, porque ya me había aprendido los diálogos. Luego me dieron otro libreto, pero con más parlamentos. Les pedí 15 minutos para memorizarlo, pero no había tiempo y me colocaron el apuntador. Le di una leída y a la primera toma quedó. Quince días despúes me llamó Valentín Pimstein para hacer un estelar de 35 capítulos, y gané un dineral a mis 18 años, 35 mil pesos, y compré mi primer coche”.

El Señor me dio un cuerpo muy bonito

–Enviar fotos de desnudos, ¿no era un poco atrevido en esa época?

–Sí, pero yo no veía nada malo. Para mí el cuerpo humano era natural, y no es por nada, pero el Señor me dio uno muy bonito y yo quería cambiar al mundo. La gente me tiene mucho por el lado sexual, aunque he hecho muchos otros personajes. Sí, soy un hombre sexual, siempre lo he sido.

–Háblenos de su formación.

–Más o menos a mediados de los 60, a los 15 años, entré a la Escuela de Arte Dramático, que estaba en el actual Centro Cultural Bosque, donde me encontré con la crema y nata del teatro. Ahí estaba también el Teatro del Bosque, que ahora es el Julio Castillo. Julio fue un amigo muy querido y cuando él era actor participamos en una obra mexicana que se llamó Atlántida. Yo ya había trabajado en otra puesta, Yo también hablo de la rosa, de don Emilio Carballido –palabras mayores–, que fue un éxito. La crítica me trató muy bien; me sentía el actor más logrado del mundo, y era un imberbe de 17 o 18 años (ríe). Fue mi primera obra. Además de Angelina Pelaez participaban Sergio Jiménez, Óscar Chávez y Ernesto Gómez Cruz. La maestra Guillermina Bravo puso la coreografía.

–¿Fue difícil ingresar a esa escuela?

–No. Mi madre conocía a un productor de comedias de vodevil, quien me consiguió una beca para entrar a Bellas Artes. Eso sí, hice examen de admisión. En la parte cultural estaba tronado, pero Raúl Dantés, quien me hizo el examen de actuación –con el método de Stanislavsky–, me pidió una escena, y salió a la primera. Fui creativo y me aprobaron; ‘nada más aplícate en la cultura’, me dijeron, lo que no hice porque me dediqué a trabajar.

Nunca terminé mi formación en Bellas Artes, pero trabajé ocho años en la Compañía Nacional de Teatro. Hice carrera porque había potencialidad en mí y, gracias a Dios, sigue en mí, dice el actor, que se define conectado con la Biblia.

Para el ganador de dos Arieles (Crónica de un desayuno, en 2001, y En la trampa, en 1979) y miembro de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, una película que marcó su vida y su visión del mundo es Los cachorros, adaptada de la novela homónima de Mario Vargas Llosa y dirigida por Jorge Fons, en 1973, drama sobre un joven a quien en la niñez un perro le arranca el pene. Mi interpretación de ese personaje es totalmente real: el cachorro soy yo, afirma.

Transformar al mundo

–¿Por qué?

–Vengo de una generación que quería transformar al mundo, y de alguna manera, en mi chip, en mi emocionalidad, venía implícito ese cambio. Tenía que darme una salida, porque si no, me hubiera suicidado; por eso es tan impactante mi actuación. Sobre la película, Alejandro Jodorowsky me dijo una cosa muy sabia, genial: Yo no hubiera dejado que el personaje se suicidara. Yo le hubiera dado una salida espiritual. Eso se me quedó tan grabado, que yo mismo me di una salida así: amarme, amar mi trabajo y a Dios.

Explica: “Un día íbamos en la calle Alejandro y yo, y de repente encuentra una llave de cerradura vieja con tres agujeros y me dice: ‘Toma, esta es la llave del cielo’. Y ahí la tengo siempre, en primer plano. ¿Qué son los tres agujeros? La trinidad sagrada, la llave del cielo”.

Para José Alonso, la castración del personaje simboliza la anulación de los individuos por la sociedad. “En esa castración fálica, el perro es el sistema para Fons, para Vargas Llosa y para mí. Es esa castración que se da en la familia, la escuela, la sociedad, la política. En realidad, toda la sociedad está castrada: estamos en 2017, y se sigue robando y robando y robando y matando y matando… Es por eso que yo defiendo tanto la postura de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y la seguiré defiendiendo.

–¿Qué le parece defendible de AMLO?

–Su honestidad, su lucidez, su propuesta de proyecto alternativo de nación, su capacidad de lucha, de no vencerse. Le hicieron fraude en 2006, clarísimo, aunque éste viene desde desde 1988 a Cuahtémoc Cárdenas, cuando se cayó el sistema. Andrés Manuel dio una lucha cabal, marchó de Tabasco al Distrito Federal… No cualquiera. Ahora propone que, de llegar a la Presidencia, doblará la pensiones para las personas mayores, entre otras cosas. Tuvo que hacer el plantón en Reforma porque si no se hubiera armado la revolufia. A él, como a Cárdenas, le dijeron ‘cuando usted diga’. Fraude en 88, fraude en 2006 y luego en 2012, otro. Ya da asco.

“Por fortuna, ahora hay redes sociales. Por eso no van a poder hacer otro fraude. Todos estamos conectados y nos enteramos de todo. Ya no es la televisión la que nos tiene que decir las noticias ni qué nos dicen y qué no. Contra esto no van a poder, a menos de que censuren las redes… porque nos van a querer agarrar de esclavos. ¿Para 10 familias? No se vale. Este planeta es nuestro; este país es nuestro, y el petróleo también. Tenemos que recuperarlo. Hay un movimiento muy fuerte, el pueblo está despertando. Yo soy pueblo. Tengo 69 años, y estoy cansado de tanta barbaridad.

Hay que fijarnos en el águila de nuestra bandera, que devora una serpiente. Para mí, el águila es Jesús, dominando a la serpiente, que es el Diablo, la corrupción. Entonces, los mexicanos estamos destinados a salir adelante, a superar esa castración; hay mucha creatividad en México, concluye.

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