Graban ‘Museo’ filme que juega con la impunidad y la desolación ideológica de los años 80

Por Alondra Flores Soto/

Ciudad de México. (La Jornada). A bordo de un Ford Grand Marquis plateado Gael García Bernal va de Ciudad de México a Palenque, Chiapas, y Acapulco, Guerrero, tras realizar uno de los robos más escandalosos de la era moderna: protagoniza Museo, segundo largometraje de Alonso Ruizpalacios.

El actor y productor mexicano habla en entrevista durante el rodaje de la ficción a partir del delito verídico que impactó al país hace 31 años y el misterio de sus autores. Señaló: Se juega con la épica, lo moral, la aventura, la impunidad y la desolación ideológica de los años 80.

La madrugada del 25 de diciembre de 1985, el país aún en duelo por el terremoto ocurrido tres meses antes, amaneció con una noticia impactante: el Museo Nacional de Antropología había sido víctima de un saqueo descomunal, en el que sustrajeron 124 piezas prehispánicas de incalculable valor, entre ellas la máscara de jade del rey Pakal.

Se habló de una banda de ladrones profesionales, grupos criminales, narcotraficantes y del mercado negro de arte. Cuatro años después las investigaciones dieron con los delincuentes: dos estudiantes de veterinaria, quevivían en Satélite. Se recuperaron las piezas y regresaron a las vitrinas de exhibición y se apresó a uno de ellos. Sin embargo, hasta ahora permanece el misterio: ¿cuál fue el móvil?

Es casi como un proceso arqueológico al ir a un hecho muy particular. No con un afán revisionista, sino a partir de dos chicos que se robaron las piezas que nos pertenecen. Hay algo totémico en estas piezas que a todos nos permea, señaló Gael García Bernal.

Personaje muy complejo

Con Fedor Dostoievski y su novela Crimen y castigo como acompañante en las semanas de filmación, el actor se preguntó: ¿Qué viene primero: la enfermedad criminal o ésta nace posterior al delito? Ha sido parte de la inspiración para encarnar a uno de los ladrones, un personaje con mucha complejidad.

Gael, mirada incrédula, asoma el rostro entre un grupo de estudiantes de secundaria que recorren la sala maya del Museo de Antropología. Se encuentran en una meticulosa reproducción del recinto que resguarda el patrimonio prehispánico, recreado en el foro, un día de grabaciones de las últimas escenas de la película que estará lista en 2018, para estrenarse en algún festival.

¡Corte! Buena toma, se escuchó entre música frenética de jazz, minutos antes de la entrevista con un grupo de periodistas, en los Estudios Churubusco.

El actor de 38 años, quien ha encarnado a un charolastra, al amor perro, al joven Che Guevara y un genio director de orquesta, ahora da vida a un temerario ladrón, en mancuerna con el actor Leonardo Ortizgris.
Tomar a los personajes reales Carlos Perches y Ramón Sardina fue el punto de partida de Alonso Ruizpalacios para crear la narrativa sobre estos dos jóvenes de Satélite.

Una profunda investigación marcó el comienzo del guion, apegado a los hechos reales de 1985, la cinta fue filmada en 35 milímetros, en un intento de anacronismo, en una lucha en el vestuario y la dirección de arte contra los fetiches y lo estridente de la época.

En algún punto a mitad del camino decidimos tomar distancia, hacer algo más universal y entrañable, relató el cineasta sobre el trabajo que realiza después de su opera prima Güeros. El proyecto de Museo comenzó hace más de cuatro años, y del que escribió el guion con Manuel Alcalá.

El tema de la juventud extraviada y la búsqueda de identidad aparecen una vez más en su filmografía. Son dos jóvenes suburbanos de clase media, sin rumbo. No fue un hurto por necesidad ni de una banda de expertos en arte, sino de estudiantes a los que se les ocurrió hacer una travesura, que les salió muy cara.

Viaje al bajo mundo

Esta rebeldía, el ir a contracorriente, en la que deciden retomar las raíces mexicanas por medio de un hecho absurdo, se convierte en un viaje al bajo mundo. La road movie ha llevado al equipo de filmación a locaciones emblemáticas en las ruinas mayas de Palenque, en Chiapas, al guerrerense puerto de Acapulco y a Ciudad de México, entre detalladas piezas de unicel y glifos grabados con plumón negro que reproducen el museo, así como las 124 piezas que fueron robadas, en un arduo trabajo de meses de más de 70 artesanos y restauradores, con la vigilancia del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Leonardo Ortizgris, quien también trabajó en Güeros, percibe mucha ingenuidad en esa época, lo cual le ayudó a construir su personaje en la historia de amistad entrañable y también de gandallez.

La nostalgia es otro de los elementos que destaca, aunque la sociedad ha sido igual de violenta, pues en esos días estaba el conflicto en Nicaragua, el intervencionismo de Estados Unidos y los medios de comunicación estaban muy controlados. Era un momento muy caótico y hostil a escala mundial, pero no nos acordamos.

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