Juan Antonio Valencia/ Acayucan Ver.- Este sábado por la noche, fue detenido en franco abuso de autoridad, el reportero de Diario del Istmo, redacción Acayucan, Alejandro Ceja, quien cubría la información de un incidente en donde se escucharon detonaciones.
Fueron efectivos de la policía naval militar, adheridos al mando único estatal del gobierno del estado, quienes efectuaron la detención a toda luces violatorias de las principales garantías individuales y constitucionales que garantizan la libertad de expresión en nuestro país.
Aunque más tarde el reportero fue liberado, el abuso de autoridad, la privación ilegal de la libertad como delito se dio.
Sin duda, el vacío de poder de la Fiscalía General del Estado de Veracruz, que lega toda autoridad al mando castrense, improperada para labores de auxiliar en cuestiones de la cadena de custodia, dan como resultado una serie de atropellos a quienes buscan informar en estricto apego a derecho.
Es pues la policía naval, la que carece de un soporte jurídico constitucional, la que se adueña del escenario de un probable hecho delictivo, que es solo de competencia punible de la fiscalía, la cual al no ejercer ese derecho, permite que la policía naval actué de forma bestial.
Como una de las fábulas de Trino, los marinos de agua dulce hacen honor a su bien ganada reputación de pendejos o mejor dicho, de corruptos cómplices del crimen. El ciudadano honrado, el trabajador honesto, como éste reportero, son víctimas del gobierno, los cuerpos de «seguridad» y el crimen. Tres enemigos a los que resulta difícil hacer frente solo con honradez y principios éticos, ya que uno de ésos enemigos, el gobierno, tiene las leyes a su servicio. Habrá entonces, que enfrentarlos con las mismas armas con las que nos atacan. Somos más y por pura aritmética, tenemos que chingarlos, aunque sea de uno en uno.
Estos protegen a los delicuentes les pasan cuota a navales que mas pruebas quiere.