Renato, una fatalidad

Renato Alarcón no se ve su trabajo como lider del PRI estatal
- en Foro libre

Por Iván Calderón/ Perfilando 

 Gracias a su notable desconocimiento de la política veracruzana y lleno de señalamientos en su contra como la negociación de candidaturas y exclusión de las verdaderas bases del priismo en Veracruz, al líder estatal del PRI le pinta un negro futuro.

 Sin duda.

 Innegablemente el ex delegado federal del Issste en vez de sumar ha venido a restar y con los focos rojos prendidos en los 212 municipios y con posibilidades reales de perder en toda la entidad, este personaje se ha convertido prácticamente en el sepulturero del tricolor, ya que los asesinos se encuentran plenamente identificados ya sea en el senado o en Guatemala.

 Alarcón Guevara nunca será un político de estado.

 La neta.

 Este gris presidente no aprendió, ni aprenderá a unificar a las corrientes de los diferentes puntos de Veracruz, y en estos momentos de campaña electoral acompaña a los candidatos rojos como una figura decorativa.

 Renato es un simple muñeco de trapo y va dando tumbos que da pena ajena.

 Y es que aunque lo intentó, Alarcón no fue capaz de convocar a todos los representantes del Revolucionario Institucional y quienes se quedaron a tomar “el toro por los cuernos” han recibido un trato frío de su presidente quién ni los conoce o sencillamente no puede ofrecer soluciones directas a la militancia.

 Se tiene que decir, existe una antipatía natural para con el tricolor. Sin embargo, este líder en vez de tratar de recuperar algo de lo perdido, será el principal responsable de que en esta elección el PRI veracruzano lo pierda absolutamente todo, truncando en automático sus aspiraciones de ser diputado o alcalde de Xalapa, ya que sería un insulto para la clase partidista que este personaje se convierta en plurinominal en la próxima legislatura.

 En Veracruz existe un priismo desintegrado, sin rumbo, sin contacto con su gente, con una plataforma ficticia, sin propuesta política, con candidatos que no convencen, y salvo sus excepciones en ciertos municipios la batalla desde antes de iniciar ya estaba perdida.

 En fin, la gestión de Renato es una fatalidad, para el se perfila lo inevitable, ya que gracias a aceptar un cargo que no le correspondía bajo los argumentos de ser “un soldado de su partido”, verá muy joven sus sueños políticos truncados.

 Pero la culpa no la tuvo Alarcón Guevara, si no quién lo puso allí.

 Lo quemaron antes de tiempo.

@IvanKalderon

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