La jura, la bandera, la esperanza, el robo/ El Cristalazo

- en Opinión

«…Destrabó difícilmente los dedos con que su hijo había venido sosteniéndose de su cuello, y, al quedar libre, oyó cómo por todas partes ladraban los perros.

—“Y tú no los oías, Ignacio? —dijo—. No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza.”

Con esas palabras, colmo de la tristeza definitiva, cuando ya no hay nada por hacer y apenas un murmullo por decir, Juan Rulfo termina su magistral cuento en el cual un hombre, como Anquises, carga sin saberlo el cadáver de su hijo silencioso, sin saberlo muerto hasta llegar a su destino.

Hoy México, me parece a veces un hombre con el cuerpo sin vida de muchos hijos sobre sus espaldas, con paso vacilante sin saber a dónde va. Ignorante el muerto, aturdido el país.

Es día de juramento y de Bandera. Siempre el cinco de mayo como recuerdo de aquella hermosa fecha (un tanto efímera, pero cierta en su momento), cuando en 1862, las armas nacionales se cubrieron de gloria. ¿Hace cuánto la gloria nos abandonó?

Hoy ni gloria, ni ilusión, como si al lienzo nacional se le estuvieran alterando los colores y ya del blanco centro hubiera volado el águila y la serpiente resucitada se moviera ágil y furiosa como rastrero símbolo de maldad, como si el verde se deslavara y desapareciera con el dolor indescriptible de cuando al último se muere la esperanza, frente a esta oleada roja, tan densa como el mercurio de un tsunami espeso, pastoso cuya aceitosa condición de rencor acumulado nos asfixia en el carmesí de tanta sangre, como un coágulo final, definitivo, como una costra interminable por encima de las montañas y los valles y el mar y la costa.

Hoy la misma bandera no cobija a todos. Los asesinos, los ladrones de combustible, los traicioneros, los violadores de la ruta, los criminales y sicarios y gatilleros y traficantes, se cobijan bajo otro pendón. La sangre, la violencia interminable, el dolor infinito.

Hoy el lobo humano, señor Hobbes, no maltrata al otro hombre, hoy le clava sus balas-colmillo a los recién nacidos ante el horror del pueblo, pero a la mañana siguiente acribilla a los soldados, mientras los intelectuales escriben largos folios para condenar el “índice de letalidad” de las Fuerzas Armadas en la lucha contra los criminales.

“…No tenemos a quien darle nuestra lástima”, decía Rulfo.

¡Bandera de México!,
legado de nuestros héroes
símbolo de la unidad
de nuestros padres
y nuestros hermanos,
te prometemos ser siempre fieles
a los principios de libertad y de justicia
que hacen de nuestra Patria
la nación independiente,
humana y generosa
a la que entregamos nuestra existencia.

Pero eso es civismo. Nada frente al cinismo criminal. Leamos esta información:

“Al rendir homenaje de cuerpo presente a los cuatro soldados caídos durante una incursión en Palmarito Tochapan, el comandante de la 25 Zona Militar, Juan Manuel Rico Gámez, advirtió que los ladrones de combustible (conocidos como huachicoleros) atacaron de manera cobarde a los efectivos, pues usaron como escudos humanos a mujeres y niños.

“Los militares, a pesar de tener la oportunidad de responder contundentemente decidieron el sacrificio propio a costa de respetar la vida de personas inocentes (mujeres y niños), agregó.

“Se dio a conocer una breve ficha de los militares caídos el miércoles por la noche en Palmarito Tochapan durante un enfrentamiento con huachicoleros, refriega en la que también resultaron muertos seis civiles”.

Hoy los ladrones de combustible se han apoderado de una amplia zona en Puebla. El presidente Enrique Peña ha reaccionado ante el ataque a los militares y a los civiles. Esto ha dicho:

“Frente a los recientes hechos ocurridos en Puebla, donde en un enfrentamiento entre elementos del Ejército y presuntos ladrones de combustible murieron 10 personas, de las cuales cuatro eran militares, el presidente Enrique Peña Nieto ordenó instrumentar una estrategia integral para combatir este delito en todo el país.

“Al iniciar su mensaje en la ceremonia conmemorativa de la Batalla de Puebla, el mandatario envió en primer término sus condolencias a los familiares y compañeros de los soldados que lamentablemente perdieron la vida en el cumplimiento de su deber.

“Condenó de manera enérgica los cobardes actos de agresión contra personal del Ejército Mexicano y ofreció aplicar todo el peso de la ley a los responsables”.

Pero la violencia no es sólo de los traficantes, de los ladrones de combustible, de los sicarios de los cárteles enormes y poderosos con ramificaciones y mercados en el extranjero, no; también es de quienes asaltaron las oficinas del Partido Revolucionario Institucional en ciudad Nezahualcóyotl. Cinco muertos más.

La parca juega a los dados y su descarnado índice mueve las cuentas de su ábaco infinito.

—¿Cuándo dijimos algo así? No hace mucho.

“…El presidente Enrique Peña Nieto aseguró que uno de los grandes pendientes es atender la demanda de las Fuerzas Armadas y avanzar hacia una ley que dé certeza a su actuar en materia de seguridad.

“Es un tema relevante porque permitirá dar certidumbre a los ciudadanos y a nuestras instituciones armadas mejorando nuestro orden legal de protección a los derechos humanos y en este punto quiero hacer un reconocimiento público a nuestras Fuerzas Armadas, ellas han asumido la protección de la sociedad frente a la violencia del crimen organizado”, señaló”.

Pero nada de eso. La llamada Ley de Seguridad Interior está en la heladera. Los partidos políticos, en pugna siempre, la han detenido, duerme un sueño injusto, se olvida, se acaba el tiempo. Ya vendrá otro, dicen los optimistas.

La red de ductos de Petróleos Mexicanos, blanco permanente de los huachicoleros (palabra sin etimología rastreable en ningún diccionario de mexicanismos), tiene 17 mil kilómetros de extensión.

Si se pusiera un soldado cada diez metros para cuidar la tubería nacional, no alcanzarían los efectivos militares de diez ejércitos, (multiplicados por tres turnos de ocho horas cada uno), para impedir la obra malévola de los ladrones y succionadores de esos vasos comunicantes, cuya complejidad los ha convertido en vasos “contaminantes”.

Aun así, como parte de la reforma, Pemex quiere ofrecer ductos a los inversionistas. Esto se publicó hace apenas unos días:

“Luego de varios retrasos, Pemex anunció que hoy se recibirán y darán a conocer los resultados de la primera temporada abierta por la cual empresas privadas por primera vez tendrán derecho a utilizar la capacidad ociosa de transporte y almacenamiento de combustibles de la petrolera nacional.

“Lo anterior en los estados de Baja California y Sonora donde hoy ya se vive con precios liberalizados de gasolina, aunque en la práctica las estaciones mantienen el precio máximo establecido por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público debido a que los grupos gasolineros han expresado que no cuentan con terminales de almacenamiento y ductos por los cuales pudieran importar el combustible directamente.

“Entre los nombres de petroleras que están interesadas en apartar capacidad de los ductos de Pemex y de sus terminales de almacenamiento en las entidades norteñas se encuentran Shell, BP y Chevron, así como otras 19 corporaciones para un total de 22, quienes participaron en la primera y fallida convocatoria”.

Sería bueno saber si ante tal indefensión de la red en manos de los ordeñadores de tubos, los extranjeros van a sentirse seguros de distribuir por esa red sus productos. El robo es inmenso y estos datos preocupantes, todavía más:

“(EoL).- Los criminales que sustraen combustible en ductos de Pemex utilizan tecnologías que forzosamente requieren de la participación de personal interno de la paraestatal para cometer el ilícito.

“Una vez que los petrolíferos salen de los centros procesadores, como es el caso de las refinerías, se distribuyen a través de la red de ductos, ya sea hacia otro complejo refinador o hacia las Terminales de Almacenamiento y Reparto (TAR), así como a empresas o grandes consumidores, transcurso donde se ven alterados los volúmenes enviados, ante la ordeña ilícita.

“Fuentes que pidieron el anonimato explicaron que una perforación ilegal es frecuente realizarla una vez que por el ducto no transita ningún hidrocarburo”.

—¿Entonces cómo, apá?
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