La relación entre periodismo y el cine mexicano es un nexo muy cerrado: Felipe Cazals

Felipe Cazals/Foto: Imcine

Ciudad de México. (La Jornada). Para , director de películas como Canoa, Las Poquianchis y El apando, decir que su cine toma como base para su realización la nota roja, es demeritar el trabajo de investigación de sus colaboradores y de él mismo.https://plumaslibres.com.mx/wp-admin/post-new.php

En entrevista con Notimex, Cazals, quien goza de una fructífera trayectoria de 50 años, sostuvo que pensar que la nota roja es el origen de su obra, “es la manera más fácil de desvirtuar el origen de un trabajo. Puede que haya películas que se alimenten de ese espacio periodístico. En mi caso y el de mis colaboradores, nada tenemos que ver con la nota roja”, anotó.

La relación entre periodismo y el cine mexicano de la segunda mitad del siglo pasado es un nexo muy cerrado. Mucho aprendimos de periodistas mexicanos y latinoamericanos, eso es lo que explica una parte de cómo te acercas a un tema, más no necesariamente es el mismo camino que el periodismo”, agregó.

Tras mencionar que existe un paralelismo entre el cine hecho en los 70 y el periodismo, indicó que en aquella época había una formación política voluntaria, por lo que “los cineastas encontramos en el camino del periodismo una senda que se acercaba muchísimo a la suerte de cine que queríamos hacer”.

No buscábamos hacer un cine testimonial del tiempo que nos tocaba vivir (…) sino que además queríamos tener un punto de vista crítico sobre lo que estábamos hablando”, mencionó.

En ese tenor, el multipremiado cineasta compartió que para Canoa, el guionista Tomás Pérez Turrent comenzó en 1971 a ver de cerca los reclamos que los estudiantes de la Universidad de Puebla hacían sobre los acontecimientos de San Miguel Canoa, a través de su prensa interna.

“A finales del 71 y principios del 72 pudimos hacernos del expediente de la Procuraduría del estado (de Puebla) y con esas pistas pude remontar los corridos que estaban escritos sobre el padre Meza en sus anteriores ‘travesuras’en otros poblados. No hay ninguna nota roja, nuestra información no parte de ella”, explicó.

Canoa retrata, a través de la ficción, la tragedia ocurrida el 14 de septiembre de 1968 en el poblado de San Miguel Canoa, en el estado de Puebla, cuando seis empleados de la Universidad Autónoma de Puebla viajaron al poblado con la intención de escalar La Malinche.

Sin embargo, la excursión no fue posible pues cuatro de ellos fueron linchados al igual que el campesino que los hospedó, porque el cura del poblado aseguró que estos campistas quemarían las cosechas y violarían a las mujeres del lugar.

“Posteriormente se da la escandalera sobre el atropello hacia los trabajadores, pero nosotros no partimos de una nota roja”, comentó.

Respecto a su película El apando, dijo que considerar a la novela homónima de José Revueltas como un trozo de la nota roja “es simple y sencillamente no entender una palabra de literatura ni de cine, o ser verdaderamente de mala entraña”.

Filmada en 35 milímetros, la cinta da cuenta de cómo los presos Polonio (Manuel Ojeda) y Albino (Salvador Sánchez) piden a su compañero El Carajo (José Carlos Ruiz), un suicida potencial, que haga que su madre introduzca droga a la cárcel de Lecumberri, pues por su edad no es revisada como sus mujeres La chata (Delia Casnova) y Mercedes (María Rojo).

La madre acepta, pero al ser sorprendidos los encierran en una celda de castigo llamada El apando y el día de visita sus mujeres arman un escándalo para que los saquen, lo cual sucede pero para que los guardias golpeen a los presidiarios y a sus esposas. Los tres presos mueren en la refriega.

Otra de sus películas a la cual se le ha relacionado con la nota roja es Las Poquianchis, nombre con el que se conocía a una banda criminal de cuatro hermanas: Delfina, María de Jesús, Carmen y María Luisa González Valenzuela, quienes secuestraban, prostituían y asesinaban a jóvenes menores en Guanajuato y Jalisco.

Al respecto, Cazals refirió que Las Poquianchis aparecía en una revista policíaca que salía quincenalmente a finales de los 60 en el Bajío y que contaba las historietas de esas hermanas.

“Jorge Ibargüengoitia tenía una parte de las revistas y yo tenía otra parte, y arrancamos al mismo tiempo, él su novela La muertas y yo la película, y eso tampoco salió de la nota roja”, compartió.

“Ninguna de estas tres películas tienen que ver con la nota roja. Las tres sí tienen que ver con la intensión de tener un punto de vista crítico sobre: la injusticia, el despojo, el asesinato y la pérdida de vida por algún acto de violencia”, concluyó.

Es de mencionar que estos tres títulos: Canoa, El apando y Las Poquianchis son fundamentales para la historia del cine mexicano por su feroz crítica al sistema y a la sociedad misma.

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