Un solo mundo, voces múltiples/La ciencia desde el Macuiltépetl

Amanecer/Foto: Miguel Angel Díaz
- en Opinión

Nada más riesgoso para la estabilidad de una comunidad cualquiera que la unanimidad y la homogeneidad de ideas. La coerción de voces múltiples, de consensos y disidencias, de las opiniones de individuos y segmentos sociales marginados conduce no a la unidad, sino a la ausencia de diversidad, empobrecedora y enemiga de la estabilidad y supervivencia de la colectividad. Pues como es sabido, es  la diversidad, producto de la evolución, la base del florecimiento de la vida en este planeta.

Al igual que en la naturaleza, también en las sociedades es necesaria esta multiplicidad de voces, esta no unanimidad ni homogeneidad de ideas y de voces. Conclusión particularmente importante en el presente pues como señala el investigador mexicano Fernando Buen Abad Domínguez, quien realiza un puntual seguimiento a la evolución de la inicial manipulación mediática del imperialismo, basada en consideraciones geopolíticas de la Guerra Fría, hacia la dominación mundial por medio de la industria militar, de los bienes raíces y la apropiación de los bienes culturales de la humanidad, teniendo como eje la influencia de los seis grandes corporativos mediáticos que concentran casi la totalidad de los más influyentes medios de información del planeta.

Pues, propone Buen Abad, para entender lo que sucede en Latinoamérica, hay que considerar que el capitalismo ha declarado una guerra devastadora a la humanidad, que demanda de parte de todas las naciones presentar un frente unido que distinga entre las payasadas del gobernante estadunidense, de las reales intenciones de los dueños de la industria militar, «que están dispuestos a todo».

No es posible, continúa el investigador, separar la guerra económica de la mediática, porque ambas se retroalimentan y tienen como propósito por un lado entrar a la conciencia de la gente, pero también justificar la ideología y la acción imperialista de los Estados Unidos que comenzó al término de la Segunda Guerra Mundial, tomando como punto de partida la ignominiosa decisión de arrojar bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki como una excesiva manifestación de fuerza, cuya dolorosa tragedia es necesario mantener viva en la memoria colectiva, expuso. (Tulio Moreno: Belicismo, apropiación cultural y monopolio mediático los ejes de la dominación mundial. http://www.jornadaveracruz.com.mx/Post.aspx?id=170910_082658_195)

Aquel fue el inicio de una estrategia de dominación global en la que los Estados Unidos se presentaron al mundo como triunfadores y modelo a seguir, como policía y poder único, para lo que requerían la instrumentación de una estrategia de publicidad a fin de convertir a los pueblos en consumidores de sus valores e ideas y que hicieran suyos ese exógeno  paquete ideológico. Es decir, una estrategia para cancelar o al menos controlar las voces críticas y homogeneizar el pensamiento  valiéndose de todos los aparatos ideológicos a su alcance, particularmente los medios de comunicación.

Para entonces ya habían nacido agencias mundiales como enormes e influyentes maquinarias de producción de información que contaban con el permiso de los gobiernos y se habían convertido en fuerzas supranacionales para el control de la población y de las naciones mismas. Y no perdamos de vista que el capitalismo ha declarado una guerra devastadora a la humanidad, que demanda de parte de todas las naciones presentar un frente unido que distinga entre las payasadas del gobernante estadunidense, de las reales intenciones de los dueños de la industria militar, «que están dispuestos a todo».

No es posible separar la guerra económica de la mediática, porque ambas se retroalimentan y tienen como propósito por un lado entrar a la conciencia de la gente, pero también justificar la ideología y la acción imperialista de los Estados Unidos. Entonces ha dado inicio  una estrategia de dominación global en la que los Estados Unidos se presentaron al mundo como triunfadores y modelo a seguir, como policía y poder único, para lo que requerían la instrumentación de una estrategia de publicidad a fin de convertir a los pueblos en consumidores de sus valores e ideas y que hicieran suyos ese exógeno paquete ideológico.

Es por esto que, en este contexto, es vital el fortalecimiento  del sistema educativo, en cuanto a su función crítica y disidente, particularmente de la instituciones educativas de nivel superior pues es en estos centros donde se concentra lo más avanzado de la intelectualidad que tiene la capacidad y los instrumentos para hacer suyas estas funciones, sin dejar de lado la propia autocrítica.

Conviene revisar entonces el informe de la Comisión Internacional para el Estudio de los Problemas de la Comunicación, publicado en 1980 por la UNESCO, y mejor conocido como el Informe Mc Bride, en alusión a quien fue su presidente, Sean Mc Bride. También publicado como libro bajo el título: UN SOLO MUNDO, VOCES MÚLTIPLES. (FCE)

En este documento se advierte: “es cierto que los modelos de dominación y los conflictos de intereses derivados de ellos no podrán desaparecer sólo porque se haya ampliado el alcance de la comunicación, pero las mayores posibilidades de comunicación pueden ayudar a suavizar su efecto haciendo que cada individuo esté más alerta a los problemas y las aspiraciones de otros y que cada nación esté más consciente de los peligros que asechan al conjunto de la comunidad mundial… Además a resultas de los tremendos avances logrados por la ciencia y la tecnología, tenemos ahora los medios necesarios para responder a esa necesidad.

Es imprescindible llamar a la reflexión y la acción sobre esta guerra mediática que se avista, con toda transparencia, particularmente en México y el resto de América Latina.

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