Se complica en la ALDF integración del INFODF

- en Opinión

La actual legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) se encuentra en arenas movedizas. A cada paso que da se hunde más. Ya dije aquí los perfiles “negociados” antes de que formalmente se evaluaran trayectorias y méritos. El viernes pasado, la ALDF llevó un foro o como se le haya denominado para escuchar propuestas e inquietudes de la sociedad.

Llama la atención que la ALDF haya debido recurrido al ITAM– un centro académico de reconocido prestigio, habría que decirlo- pero ¿no se supone que la ALDF como uno de los poderes de la CDMX debía llevar a cabo el proceso en sus propias instalaciones?

Desde el punto de vista psiquiátrico la ALDF llevó a cabo esas tareas por un complejo de inferioridad, de convicción de que su logo no tiene la mayor credibilidad de ahí, por tanto, que se recurra a alguien más que tenga lo que no tiene el poder legislativo de la CDMX: reconocimiento.

Pero incluso en ese supuesto de baja autoestima que aqueja a la ALDF se hubieran optado por otras opciones. ¿Por qué no acudió la Facultad de Derecho de la UNAM para que en las propias instalaciones de la ALDF se hicieran los foros? Se trata de la máxima casa de estudios del país y es, por ello mismo, una institución pública. Estoy seguro que el talentoso director de la Facultad, el Dr. Raúl Contreras, hubiera otorgado todas las facilidades a la ALDF para desarrollar este tipo de actividades.

El punto central, sin embargo, no es que la ALDF recurra a instituciones académicas para tratar de imprimir cierto valor de credibilidad a sus acciones. El tema es que si la ALDF no tiene reconocimiento público la respuesta debe encontrarse en su propio quehacer, debe preguntarse si su labor se ajusta al marco de la Constitución y la ley, si privilegia el interés público sobre cualquier otro, si actúa en verdad con transparencia no con apariencia. Aquí está el quid de la cuestión. Al final del día no se va a resolver nada con medidas de distracción que, por la gravedad del asunto, no van a dejar de ser cuestionadas.

La ALDF tiene frente a sí una gran ventana de oportunidad para hacer lo que debe hacer en el mejor ánimo de trabajar de cara a la sociedad con la ley en la mano. Un lector me ha enviado un perfil “palomeado”, el de Francisco Varela Sandoval, quien, asegura, no cumple los dos años de residencia inmediatamente anteriores a su eventual nombramiento como lo establece la ley.

Estos casos deben ser revisados con exhaustividad para aclarar que sí goza de esa residencia o carece de ella. Lo que no se puede hacer es la inacción frente a casos como los que un ciudadano alerta.

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