De las lechitas podridas al operativo “Tiro de Gracia”

Arturo Bermudez no quiere que la opinión pública conozca lo que ordenó hacerle a muchos desaparecidos

Curiosamente en pleno proceso electoral, la Fiscalía General del Estado de Veracruz a cargo de Jorge Winckler Ortiz, decide dar un golpe certero al duartismo. Derivado de los golpes mediáticos que ha recibido el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares a causa de la distribución de productos lácteos en estado de descomposición, el día de ayer, la dependencia “procuradora de justicia” liberó 19 órdenes de aprehensión en contra de elementos activos de la SSP, ex policías y altos mandos que operaron en el período de Arturo Bermúdez Zurita, cuando este fungía como secretario de Seguridad Pública.

En el transcurso de la mañana, Bermúdez Zurita -preso en el penal de Pacho Viejo por los delitos de abuso de autoridad, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito- fue trasladado a los juzgados en la ciudad capital, para responder a una nueva imputación liberada por la FGE dentro de su tercera carpeta de investigación por el delito de desaparición forzada en donde podría alcanzar hasta una pena de 90 años de prisión.

Esta nueva imputación se desprende de la operación “Tiro de Gracia” ejecutada desde el día martes por parte de la Fiscalía General del Estado de Veracruz (FGE), la cual logró implementar 19 órdenes de aprehensión en contra de ex elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, de los cuales, algunos imputados se encontraban aun laborando con normalidad en la dependencia de SSP, pasando los exámenes de confiabilidad que desde el ingreso del actual secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié, implementó con el personal a su cargo.

El número de policías en activo se desconoce, ya que la FGE a cargo de Jorge Winckler Ortiz no ha dado a conocer. También se pudo apreciar la llegada de José Oscar Sánchez Tirado, quien fungió como director de penales bajo la tutela de Bermúdez Zurita, quien fue internado al penal de Pacho Viejo, por el delito de desaparición forzada. Él se encuentra señalado en la desaparición y asesinato de una persona –dudamos mucho que haya sido una, solamente-.

En las inmediaciones de los juzgados, también se pudo apreciar la presencia del hermano de Arturo Bermúdez Zurita, Miguel Ángel Bermúdez Zurita, quien fuera también acusado por enriquecimiento ilícito por más de 50 millones de pesos y quien se encuentra libre, derivado de un amparo concedido, que le impide a la FGE concretar la orden de aprehensión liberada en su contra.

Arturo Bermúdez junto con sus elementos [obviamente deben de ser un gran número de ex policías y aun activos que participaron con él en una serie de delitos] lograron mantener un poderío absoluto; que amparados por las insignias que les brindaba la SSP, se dedicaron a cometer cualquier tipo de tropelías y horrores en contra de la población veracruzana. En su época, cientos de desapariciones de ciudadanos se perpetraron, donde todas, terminaban con ejecuciones, torturas, violaciones, secuestros y asesinatos de sus víctimas.

Recordemos el caso tan sonado de los jóvenes de Tierra Blanca, a quienes la Policía Estatal los intercepta, asesina y posteriormente los cocina para desintegrar sus cuerpos, reduciendo su humanidad en pequeños fragmentos de huesos óseos y pedazos de ropa. Como una burla, la FGE a cargo de Luis Ángel Bravo Contreras les entregaba estos restos a sus familiares.

Miles de desaparecidos se dieron en el periodo del “Capitán Tormenta”, como era conocido Arturo Bermúdez. A decir de los colectivos de familiares de desaparecidos, este sujeto mantenía un record aproximado de 40 desapariciones forzadas ejecutadas a través de sus “colaboradores” cercanos. Aunque extraoficialmente se sabe que eran miles no cientos de seres humanos que perdieron la vida en manos de este grupo delictivo conformado por los tres hombres más poderosos, que eran el gobernador, el secretario de Seguridad Pública y el fiscal General del Estado.

En su período, se pudo experimentar las más horrendas historias de familiares que aludían sobre el modus operandi que la Policía Estatal y Fuerza Civil ejecutaba. Trabajos periodísticos y hasta declaraciones de propios periodistas de la fuente policíaca en diversos municipios, aludían con miedo y tristeza de las bajezas que los elementos de la corporación policíaca ejecutaban en contra de la población.

Recuerdo un testimonio donde una colega periodista quien de manera confidencial, relató las atrocidades que personas vestidas de policías realizaban cuando viajaban en Tren de carga denominado como “La Bestia”, medio transporte que siempre se ha caracterizado por trasladar un sinnúmero de indocumentados. Vilezas y actos inhumanos en contra de los inmigrantes [ahora entiendo que no iban disfrazados, eran delincuentes al servicio de Arturo Bermúdez a quienes los reclutaba como policías]. Estos mismos les exigían una fuerte cantidad de dinero por el derecho de viajar en el tren. Les imponían montos considerablemente fuertes y si estos no accedían a pagar el derecho de piso, eran arrojados de forma despiadada de los vagones del tren en movimiento, encontrando así la muerte de forma automática.

Ciudadanos, artistas, estudiantes de diferentes niveles, universitarios, deportistas fueron las víctimas del duartismo. Según versión de la diputada local, María Josefina Gamboa Torales, en el periodo de Javier Duarte de Ochoa, se perpetraron alrededor de tres mil 600 casos. Datos duros provenientes de la fuente oficial. Sin embargo, la legisladora expresó en declaración del 19 de enero del 2018, que derivado de la presentación de la iniciativa de Ley en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Estatal de Búsqueda de Personas para el Estado de Veracruz, los números extraoficiales ascienden de 10 mil y hasta 15 mil personas desaparecidas.

Desafortunadamente, apenas la FGE ha logrado vincular a proceso sólo la desaparición de 15 personas por parte del grupo de “Élite” que conformó a Arturo Bermúdez Zurita para delinquir tranquilamente en el estado. Un resultado escueto y que seguramente los colectivos conformados por familiares de desaparecidos se van a ofender [con justa razón] por el impresentable esfuerzo que Jorge Winckler Ortiz está aportando.

En el periodo del “Capitán Tormenta” no tan sólo existieron desaparecidos. La ola delictiva hacía presencia en todo el estado de Veracruz a través de robo a casa habitación, establecimientos y automóviles, extorsión, pago de derecho de piso, etc. Delitos que pueden ser detectados en trabajos periodísticos por parte del fiscal General del Estado, en caso de que realmente quisiera brindar resultados para la sociedad y no para su jefe supremo, Miguel Ángel Yunes Linares. Una recomendación es que viaje en la línea del tiempo (apoyándose en información de los medios de comunicación) y así poder imputarle a Arturo Bermúdez y sus secuaces, los delitos que merecen por la barbarie realmente ejecutaron en la entidad veracruzana.

Muchos policías acusaron de manera anónima sobre las vejaciones a las que eran impuestos por parte de Arturo Bermúdez Zurita y los altos mandos de la corporación policíaca. Aquellos que no quisieran participar en sus actos delictivos, denunciaron que eran acreedores a maltrato físico humillante y doloroso. Después, ensangrentados y con la dignidad pisoteada, eran arrojados a unas mazmorras que el titular de la SSP mandó a construir dentro de la Academia de Policía en el Lencero. Golpizas ejecutadas por el propio Bermúdez. Bajezas que según la versión del declarante anónimo, Bermúdez gozaba ejecutarlas. En su cara se le podía detectar la adrenalina que le producía el hecho de sentirse “poderoso” y pisotearle la dignidad a sus subordinados.

El cementerio a cielo abierto que mantuvo por muchos años en un terreno vecino de la Academia de Policía, hubiera sido un ‘parteaguas’ para procesar a Bermúdez Zurita desde hace muchos años atrás. Pero el manto de impunidad con el cual lo cubrió Luis Ángel Bravo Contreras, lo protegía de la ley y le daba la posibilidad de continuar delinquiendo. Esos cuerpos, se desconocen quienes eran, nunca se les dio oportunidad de regresar con su familia, pero se cuenta, que ahí existían los cuerpos de muchos policías que no “aguantaron” las palizas del titular de la SSP, como también muchas víctimas de los levantones que los policías ejecutaban en todo el estado.

La detención de Roberto González Meza, teniente de Infantería de la Secretaría de la Defensa Nacional y ex director de la Fuerza Civil en la administración de Javier Duarte de Ochoa, quien fue uno de los hombres de las “confianzas” de Bermúdez y del ejecutivo estatal y además, cómplice de todas y cada una de las actividades delincuenciales y desapariciones forzadas que se ejecutaron en el estado.

Una historia de terror que aún no termina en el mandato de Miguel Ángel Yunes Linares, por el contrario, se ha incrementado hasta en un 500 por ciento, de acuerdo a la información vertida por parte de la presidenta de la Asociación Civil ‘Alto al Secuestro’, Isabel Miranda de Wallace.

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