Presidencia de la República recibe a los ganadores del Óscar pero en Chile

Santiago. (La Jornada), El equipo de Una mujer fantástica, con el director Sebastián Lelio y la protagonista, la actriz transgénero Daniela Vega a la cabeza, presentaron este martes su Oscar en Chile, donde la película ha reavivado el debate sobre la identidad de género.

Aprovechando esa discusión, la presidenta Michelle Bachelet, que recibió al equipo ganador del Oscar a la mejor película extranjera en el palacio presidencial de La Moneda, había enviado este mismo martes con «suma urgencia» el proyecto de ley sobre identidad de género al Senado, que lo rechazó por lo que pasará de nuevo a comisión mixta del parlamento.

«En mi carnet hay un nombre que no es mi nombre, porque el país donde yo nací no me entrega esta oportunidad y el tiempo pasa«, espetó Daniela Vega, la actriz transgénero que tuvo que rechazar el reconocimiento de hija ilustre de Ñuñoa, la comunidad donde vive, por no haber podido cambiar el nombre en su carnet de identidad.

«El problema no es el premio o el reconocimiento, el problema es (…) que no se puede entregar por una cosita así en el carnet de identidad», dijo la actriz, vestida con un sencillo y amplio vestido color anaranjado en una conferencia de prensa tras el encuentro con la mandataria, con todo el equipo de la película.

«La gente trans existió desde el día 1 desde la existencia de la humanidad y llega un momento en que la humanidad hace gestos para entenderse mejor», dijo Vega, que ha puesto a sus pies a la prensa internacional y a Hollywood, antes de instar a los parlamentarios que aprueben la ley y no «esperen a que la gente se muera» sin que la sociedad reconozca su identidad social.

La película de Lelio cuenta la historia de una mujer transgénero, Marina -encarnada por Daniela Vega-, que ante la muerte de su pareja se enfrenta a la discriminación y el rechazo de la familia del difunto.

Urgente e irreversible

Para la actriz, una autodidacta nacida en Santiago hace 28 años que ejerció de peluquera hasta que Lelio le dio la oportunidad de su vida, esta película «pregunta e interpela» al espectador y le hace tomar partido por alguno de los personajes que aparecen.

Para el director del primer largometraje que le da un Oscar a Chile, su quinta película ha supuesto un impulso «potente para una conversación que resulta urgente e irreversible» en un país que pugna por sacudirse la herencia de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) y el peso de la Iglesia católica.

«Es muy emocionante cuando el cine tiene la potencia de poder desbordarse de la pantalla y entrar en el tejido social», dijo el feliz director con su estatuilla dorada en la mano en la conferencia de prensa, en la que también estaban los productores, los hermanos Pablo y Juan de Dios Larraín.

«Daniela ha sido la gran embajadora entre la película y la realidad», aseguró el cineasta que en abril estrenará en Estados Unidos su primera película en inglés Disobedience.

La actriz hizo el «tránsito» a su identidad actual en su adolescencia con la ayuda de sus padres, Sandra Hernández e Igor Vega, y su hermano Nicolás.

«Yo he conocido el amor familiar, de pareja y he estado rodeada de mucho cariño», había dicho Vega en una entrevista.

Lo único, asegura, que tiene en común con la protagonista de una Una mujer fantástica es que «Marina y yo compartimos que somos trans, que nos gusta cantar la ópera y los hombres guapos, nada más».

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