Hombre libre

Por Lunacia

La libertad, es la voluntad de ser responsables con nosotros mismos. Friedrich Nietzsche.

Gozan de muchos privilegios, entre ellos y de los más pesados, que les justifican toda conducta violenta, ya no hablemos de machismos en cualquier nivel, se les cuida, se les atiende en todo lugar donde su presencia tiene “importancia” según su apariencia, aunque sea un hombre déspota, abusivo, conocido por muchos a su alrededor como de “mal genio” y no nombrándolo como tal: un hombre violento que tiene muchos problemas propios para socializar con los demás, en especial con las mujeres, pues es parte de una presión ante su vida social pública y un honor masculino, que el mismo dominio público reivindica como: es un “hombre imperfecto y humano que no puede con todo”.

Cuando se habla de la libertad que un hombre, puede tener en su vida, podemos decir que hace lo que quiere con ella, sus decisiones pueden ser propias importando o sin importar si tiene a terceros implicados. Desde niños aprenden que explorar es lo que tienen que hacer para aprender a ser hombres, que pueden hacer lo que quieren, que algún día pueden llegar muy lejos y conseguir lo que quieren, que el mundo es de ellos. Casi siempre tienen todo un campo laboral resuelto o situaciones a su favor que les siguen manteniendo cómodos y en un estado de confort que no les requiere a veces, mucho esfuerzo. Así vive un hombre en esta sociedad, no importa su estatus económico, siempre cuentan con algún privilegio mínimo aunque tengan a su cargo a una familia, una empresa, un espacio laboral público reconocido.

Hoy somos más mujeres las que observamos mucho de lo que ellos hacen con sus acciones y conductas “libres” en cualquier espacio público o privado, nos siguen nombrando “brujas” y nos matan  como en la época de la inquisición. Si los vemos infieles, si los vemos violentos, corruptos, irresponsables, abusivos, deshonestos, mentirosos, entre otros, somos nombradas por el machismo, como las viejas locas, metiches,  mal educadas e irrespetuosas y demás adjetivos que descalifican nuestra persona, solo por atrevernos a hablar.

Muchas personas, todavía apoyan a ese “pobre hombre” ofendido por una “mala mujer” porque no es como “su santa madre de guadalupe” o su “padre dios” que todo perdona, personajes muy representativos en nuestra cultura de esa “buenitud masculina” cuando se trata de ellos, parece ser es lo único que les hace sentir un poco de culpa ante lo que hacen, desde una forma de sufrimiento propio de un masculino reprimido que a veces parece un masoquista en esta mexicanidad rodeada de religiones. El machismo destruye y mata niñas, niños, mujeres, etc. a veces con la complicidad de la sociedad. El respetado es el, todos los días. A tal grado de supremacía que hasta “la religión es un gran dios” manejado por una gran población masculina, con cierta habilidad y muchos seguidores.

Su exitosa  moral

Entre discursos que hablan de valores, que usan para poner de ejemplo, entre creencias morales y absurdas que nos cuestionan a nosotras por parir o por abortar, por pensar o por sentir, por defender nuestros derechos, por cuestionar sus conductas que presumen de ser ejemplares pero  incongruentes en sus acciones, por no aceptar su “mando con obediencia” y desobedecer a sus parámetros de relación con nosotras, desde ese poder de considerarnos inferiores o como objetos, seguimos siendo violentadas por ser mujeres.

Vivimos en una sociedad machista que a tod@s nos pasa a traer en nuestras relaciones humanas, que nos limita, nos daña con sus violencias casi siempre masculinas.  Generación tras generación, entre hombres, muy pocos han sido los que evolucionan su trato para con las mujeres, así como para cuestionar a sus propios padres, tíos, abuelos, primos, hermanos, amigos, etc. que repiten esos patrones de machismo desde generaciones atrás.

A veces es muy simple al hacerlo, si una mujer le dice en su cara a un hombre  que es un infiel, un corrupto, un acosador sexual, mentiroso, violento, maltratador de su hija pequeña a quien golpea “para que se eduque, se calle y aprenda a portarse bien” cuando el que carece de educación es el, se espantan de que una mujer hable con honestidad ante lo que ve de la realidad, de lo que decimos, pero no de lo que hacen ellos y además, presumen de grandes “valores que practican al contrario de lo que dicen” su razón es la única válida socialmente. Nosotras “no existimos para contradecirles” porque para eso está su poder y control desde diferentes niveles de violencia, en todos los ámbitos, así se relacionan aunque a veces, se generen muchos problemas en sus relaciones humanas con los demás. Hasta ahora podemos observar y corroborar que hemos sido las mujeres quienes más hemos avanzado-evolucionado, al tratar con nuestros propios medios y posibilidades de salir adelante solas o acompañadas, pero con cierto poder propio sin su mando o control, sin sus apoyos tradicionales, sin sus carencias humanas que el machismo les ha quitado en vida o les ha dado en extremo.

Algunas mujeres que aceptaron y aprendieron de ese machismo con doble moral, son unas ”lindas mudas” que por intereses superficiales y conveniencia, se acomodan para sostener su cómoda y dependiente manutención (en apariencia y a veces por aguantar o hasta que se liberan ) a veces usando a sus hij@s, para sostener relaciones con hombres tradicionales que tienen “sus mujeres” bien protegidas, porque son muy“ machos” con poder, políticos, funcionarios de gobierno, empresarios, artistas e intelectuales, luchadores por la justicia social, son bien identificados por esas historias de sus vidas masculinas en esta sociedad, con esposas que públicamente representan una “sumisión debida” a ese poder opresor, son los que muchas personas apoyan “por ser hombres”. Un hombre puede tener esa capacidad de poder sonreír mientras gana un sueldo corruptamente o abusando de otros.

Así le nombran a esa libertad de un hombre, una libertad que no tiene límites, que no lleva responsabilidades, que no se mide para abusar o pasar por encima de otros con tal de conseguir lo que se quiere, a veces sin escrúpulos, no tiene autonomía propia, pues dependen de una mujer todavía para algunas situaciones, pero si lleva una soledad que les duele con su machismo, que saben que tiene cierta vulnerabilidad con la que no pueden mostrarse y a veces con el alcohol y otras drogas, la quieren ocultar, disolver a ratos, para no enfrentarla como tal, aunque lleven una depresión a cuestas que no pueden resolver por esa coraza que no quieren romper ante su imagen pública lograda o sostenida para no caer

Alguna vez ¿te has encontrado en ese mundo de hombres donde tienes la posibilidad de observar-analizar su forma de comunicación, las formas de relacionarse con otros, las formas de pelearse, las formas de convivir entre ellos con solidaridad o no, sus violencias, sus emociones, sus debilidades, sus problemas individuales y familiares donde tienen también un lugar de oprimidos-reprimidos-controlados-manipulados-sumisos-sufridos-frustrados?

     Este mundo de la vida cotidiana esta manejado por hombres, está dirigido por hombres y con el poder de los hombres, quien niegue esa realidad es porque no analiza desde esa otredad en la que nos encontramos las mujeres.

Los hombres también están construidos desde sus historias de vida cotidianas y con   incapacidades, debilidades y otros, ellos también forman parte de este sistema patriarcal que nos oprime y presiona, nos violenta y nos controla. Y no lo menciono por salvarlos, justificarlos o ponerlos en una condición de victimas de nosotras las «malas mujeres». Me pregunto si tanta libertad tienen los hombres en esta sociedad ¿Por qué no pueden hacerse responsables de sus violencias y machismos? ¿Por qué sus reacciones cuando son cuestionados por una mujer son más pueriles que maduras, razonables o reflexivas? ¿Qué forma de libertad enseñarías a tu hijo en esta sociedad machista?

 

 

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