Ciencia y elecciones/La ciencia desde el Macuiltépetl

- en Opinión

Los candidatos a diferentes cargos de elección popular rara vez aluden al tema del desarrollo científico o, si lo han hecho, ha sido en forma superficial repitiendo los acostumbrados lugares comunes. Además, no han dado a conocer públicamente las líneas programáticas –si es que candidatos o partidos las tuvieran- referentes a la ciencia y al desarrollo tecnológico.

Lo primero es responder a la pregunta: ¿ciencia para qué? Para lo cual es necesario plasmar un programa de desarrollo científico y tecnológico que ofrezca una respuesta a la pregunta. La ciencia y la técnica deben ocupar un lugar prioritario en lo referente a su lugar en los presupuestos nacional, estatal y municipal. Durante los últimos treinta años, el gasto nacional en ciencia y tecnología no ha pasado del medio punto porcentual del PIB; para ser más exactos, es de alrededor de 0.45 por ciento, en tanto que en otros países latinoamericanos es del orden del 3 o 4 por ciento y en los países “desarrollados” puede alcanzar hasta el 8 por ciento del PIB. En los últimos tres sexenios se ha proclamado como objetivo el que la inversión en ciencia y tecnología alcance el 1 por ciento del PIB; la verdad es que la cifra no ha rebasado el 0.50 por ciento.

El desarrollo tecnológico y la ciencia básica deben considerar las necesidades del aparato productivo nacional, y de la población, en cuanto a servicios educativos, de salud, suministro de agua, etcétera.

Habría que buscar una forma descentralizada para asignar y distribuir los recursos -actualmente se siguen pautas burocráticas y discrecionales para hacerlo- lo cual redundaría en una mayor eficacia y eficiencia en el ejercicio del presupuesto.

El desarrollo tecnológico debe estar estrechamente vinculado a las necesidades regionales y nacionales del desarrollo económico, buscando fortalecer los centros ya existentes. También habría que brindar mayor apoyo a todos los otros centros de investigación descentralizados y crear algunos otros, buscando que sus objetivos se orienten, principalmente, hacia la solución de problemas concretos. Asociado a esto, y a partir de la identificación de problemas regionales concretos (contaminación ambiental, desarrollo industrial, cambio climático, salud pública, producción agropecuaria, etcétera), podrían integrarse centros de investigación virtuales, y temporales, para analizar y proponer soluciones a estos problemas, con los recursos ya existentes y sin necesidad de crear nuevas estructuras, centros o dependencias.

En este contexto las universidades públicas juegan un papel de primera importancia, pues en estas instituciones desde siempre se ha cultivado la investigación científica y, concomitantemente, se forman cuadros técnicos y científicos de alto nivel los cuales generalmente disponen, además del entrenamiento profesional, de una conciencia social de servicio la cual refuerza el impacto –social, cultural y económico- que el trabajo científico y técnico de por sí tienen. Tendría que incrementarse el presupuesto de las universidades públicas para fortalecer sus programas de investigación y la formación de cuadros tecnocientíficos.

A estas alturas de las campañas, considero que la propuesta que los candidatos hicieran al respecto, podría incluir puntos como los siguientes:

-Elaboración de un programa para el desarrollo científico y tecnológico con la participación de científicos y sus sociedades, las universidades públicas, funcionarios de diversos niveles, representantes de empresas, públicas y privadas, así como de asociaciones ciudadanas.

-Aumento del presupuesto asignado a la ciencia y la tecnología.

-Asignación y distribución de recursos por vías menos burocráticas que las actualmente existentes, flexibilizando y agilizando el flujo de recursos.

.Fortalecimiento de universidades y centros de investigación descentralizados, y la creación de centros de investigación virtuales conformados a partir de la necesidad de resolver problemas regionales concretos.

-Elaboración de un programa para la formación de cuadros técnicos y científicos que incluya prioridades y mecanismos mediante los cuales estos cuadros se integrarían al aparato productivo.

Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

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