Por Imher Hernandez/ Esta publicidad la he visto este fin de semana hasta el colmo. Que cansado aguantar la publicidad política, de por sí a muchos nos irrita por financiarla involuntariamente, y luego ver solo guerras sucias, ¡que hastío!.
Estamos en tiempos electorales, pero ¡esta jungla ya es intolerable!. ¿Qué marketing político es este?, hay que comprender que nuestra sociedad mexicana atraviesa por “una crisis de anti-valores”, la deshonestidad, el cinismo, la desvergüenza, la injusticia o indiferencia, etc., las vemos todos los días en cualquier parte, y tan solo por ello, tendríamos que comportarnos a la altura. La exigencia es mayor. No debemos expresar ideas que se presten a burla, mucho menos a denostar, denigrar o humillar a alguien o a un sector de nosotros.
Algunos escritores/periodistas han abordado la salud de Andrés Manuel López Obrador como “preocupante”, hay videos en redes que utilizan sus detractores para “demostrar” que “algo anda mal” en su salud; en contraparte, él ya enfrentó el tema y dijo que “está al cien”, aunque su respuesta no sirva de garantía, es lo que tenemos: una respuesta; lo que ni siquiera tuvimos en estos 6 años de Enrique Peña Nieto, y los rumores de su “grave enfermedad”, por cierto. Nos vendría bien ejercitar la exigencia equitativa.
No se trata solamente de este video que soltó Javier Lozano, pues si conocemos la trayectoria escandalosa y el comportamiento agresivo y cínico (tan solo en redes) de su promotor, este spot pierde el impacto deseado en su creación.
Lozano tendría que leer al tratado de la Senectud de Séneca para que recuerde que lo mejor del hombre se da en su tercera edad
Se trata de mandar un mensaje al PRI: Segregar a la población no les va a permitir mantenerse en el poder. Ofender a la población no les hará conservar el poder. Utilizar nuestros propios recursos como armas para manipularnos (porque esos spots se pagan con nuestras contribuciones malversadas) ya no les va a funcionar. YA NO. Ya nos ofendieron mucho abusando del poder que gozaron, ¡el número de servidores públicos -gobernantes, legisladores, funcionarios, del pasado y en el presente- en sus filas, que se “volvieron” ricos son interminables! Un servidor público, debe tener esa vocación: SERVIR, ser útil y no a unos cuantos, sino a todos; bajo ninguna perspectiva se justificaría que un servidor público se enriqueciera.
Sí, el PAN y PRD ya entendió hace mucho su estrategia, y teniendo poder, ya la pusieron en práctica muchos también, pero como ustedes fueron único partido gobernante durante décadas, ustedes son responsables que sólo algunos se enriquecieran, y deliveradamente crearon los monopolios que tanto abusaron de este país, gracias a algunos de ellos, lograron manipular a la población durante el tiempo que toleramos. ¡Qué pena!, ¡Qué pena que hagan de ese partido uno en dónde el que no roba, encubre, y si puede también abusa!, ¡Qué pena que con tantas oportunidades que un pueblo les dio, no hicieran de este uno desarrollado, uno estudioso, uno que por lo menos pudiera viviera en paz.
Y dicho sea de paso, señores, si descalificamos a algún candidato, que no sea por la edad, Andrés Manuel lleva en campaña más de una década, eso implica recorrer el país, él conoce prácticamente todo México, y viajar causa estragos en el físico de cualquiera. Solo Dios sabría quien a los 64 aguantaría ese trote. Yo elijo reflexionar más que en lo pudiera ser solo cansancio físico, en su perseverancia, y en si sus convicciones siguen vigentes. ¡Que haya políticos con convicciones hoy en día, es como encontrar un tesoro enterrado, sin un mapa!.
Ojalá Javier, Aurelio, José Antonio y todos los defensores del primero, no nos hubiesen tratado como ignorantes con ese spot; los presidentes de una nación deberían tener acuestas experiencia, si la edad jugase en contra, Pepe Mujica no hubiera asumido la presidencia de Uruguay a los 75 años, ni habría sido el mejor presidente de ese país, y ejemplo para MUCHOS; Winston Churchill no hubiese sido líder exitoso de una potencia mundial, en años cruciales no solo para la Gran Bretaña, sino para el mundo, a los 66 años, mucho menos re-electo a los 71; Nelson Mandela tampoco hubiese ostentado ser Presidente de su amada Sudáfrica a los 75, o logrado ser ícono de la lucha contra el apartheid.
Con esto comprobamos que para hundirse, basta con nosotros mismos.
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