Cantos de Sirenas en la Ciencia/La ciencia desde el Macuiltépetl

- en Opinión

-Ese Ulises era un verdadero pendejo, si es que es cierto el cuento  que usted ha relatado, profesor- vociferaba Chon Tepochas en Las Sirenas de Xochimilco, modesto antro donde apagaban su sed los integrantes del club de marinos de trajinera.

-Más respeto por favor, mi estimado Chon, no puedes hablar así del héroe mitológico de La Odisea, donde se narra la vuelta a casa, tras la Guerra de Troya, de Odiseo (en latín, Ulises). Además de haber estado diez años fuera luchando, Odiseo tarda otros diez años en regresar a la isla de Ítaca, donde poseía el título de rey, período durante el cual su hijo Telémaco  y su esposa Penélope han de tolerar en su palacio a los pretendientes que buscan desposarla (pues ya creían muerto a Odiseo), al mismo tiempo que consumen los bienes de la familia.

Y no olvides Chon, tercia Mané, que el mito de Ulises nos ofrece ricos simbolismos espirituales y, por ejemplo,  el pasaje de Ulises y las Sirenas está estrechamente relacionado con la lucha del ser humano en el campo astral. El canto de las sirenas, representa en la mitología antigua, el poder del espejismo y el hechizo para apartar al hombre de su ruta. Los marineros, al escuchar el seductor canto de estas criaturas marinas, caían en un estado abrumador que les hacía estrellar su navío contra los arrecifes y así naufragar.

Ulises, advertido del peligro de este seductor canto, pide a sus marineros que lo aten al mástil del barco, habiendo antes colocado en los oídos de sus marinos tapones de cera que prevengan a estos de escuchar el hechizante llamado. Ulises permanece fijo en su propósito al atravesar la zona de peligro, puede ver y escuchar, y sin embargo no puede moverse ni sus hombres escuchan su pedido de desatarlo en momentos de tribulación y tentación.

Ulises bien podría simbolizar aquí la experiencia del hombre en la cruz fija, la voluntad inconmovible ante los movimientos de la forma. Es de destacar que es Ulises quien pide a sus marinos que le aten, por propia voluntad. A pesar de la actitud acechante de las sirenas, de su encantador e hipnótico susurro, Ulises mantiene su mirada hacia delante, está crucificado en su propósito, fijo, por sobre las aguas.  Nada impedirá que Ulises llegue a su destino, nada le desviará de su Ítaca.

-¡Precisamente! por eso digo que fue un pendejo, grita Tepochas, por no dejarse llevar por el canto de las sirenas pues no sabía lo que encontraría. Es  posible que de haberlo hecho posiblemente hubiera descubierto que no había peligro alguno y tal vez hubiera encontrado  maravillas que lo hubieran fortalecido para regresar con mayor prontitud a Ítaca cargado de preciosos regalos para Penélope y su hijo. Ha de ser chingón y hermoso el canto de las sirenas. Algo que sólo escuchan los privilegiados que se atreven a enfrentar  lo desconocido, como los poetas, los artistas y los científicos. ¿De qué otra manera se explican las creaciones de un Dalí, un Cervantes o un Einstein? Escucharon el canto de las sirenas y se dejaron llevar, descubriendo o creando obras asombrosas. Aunque también tiene sus riesgos y son muchos los que naufragan en el camino.

En todo caso, dice Sidonio, así es la vida, llena de contradicciones: cualquiera de nuestros actos, por insignificante que nos parezca, define siempre una cierta dirección a nuestro destino: detenerse a escuchar un hechizante canto –o no hacerlo- marca un momento decisivo en nuestras vidas; atenderlo nos llevará por un camino, seguir de largo nos conducirá por otro sendero.

En esta época en que ciencia y técnica son tan decisivas en nuestra vida, tanto social como individual, los investigadores (aunque no me lo crean) siempre están expuestos al canto de las sirenas. Y, en efecto, puede suceder que el embriagador canto conduzca al desastre o a una vida mejor.

Por ejemplo, es común escuchar  en estos días  que el desarrollo económico depende del conocimiento y por ello una sociedad económicamente exitosa requiere ser una sociedad del conocimiento. Este discurso mediático asocia falazmente el éxito de un producto o servicio a la supuesta calidad del conocimiento involucrado en su desarrollo.

¿Canto de sirenas?

Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

 

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