El poder femenino, la seducción, Arabia/ El Cristalazo

- en Opinión

-¿Cuántos hombres habrían perdido el juicio por una mujer? ¿Cuántos, desde el principio del mundo y sin  contar con la madre original cuya seducción se alió con la serpiente y tomó el fruto prohibido y nos manda a todos desde entonces al este del Edén laboriosos, tristes y sudorosos para llevar el pan a la boca y les delete al lecho?
No hay en la historia nadie capaz de cifrar en palabras, versos o estudios la potencia voluntariosa de la mujer.
Recuerdo la traducción de Rafael Cansinos Assens de “Las mil y una noches” y la astucia de Scherezada por prolongar el destino con el poder de la palabra, la entonación del relato, la magia de la oratoria, pues hablados eran sus cuentos y sus historias fantásticas. El “Punto G” está en el oído bien sesudos sexólogos.
La noche 449 dijo:

Gobierno monta un show usando a Kate del Castillo y al Chapo
Gobierno monta un show usando a Kate del Castillo y al Chapo

“…Disculpables son los hombres por sus celos, que les hacen pensar que en saliendo de casa la mujer para algo malo es. Pero las mujeres, señora, no somos todas iguales, y tú debes de saber muy bien que cuando alguna de nosotras se nos antoja alguna cosa, ya salir del hammam o algún otro lugar, no hay poder humano capaz de impedírselo ni hacer que guarde su honradez ni desista de su deseo, pues hará lo que pensó sin que nada se lo estorbe…”
Así pues, y quizá sin la perseverancia de un deseo profesional o la legítima ambición de quien no conoce barreras para su intención, la actriz Kate del Castillo domesticó al monstruo, lo empujó a abrir las puertas de su laberinto, la forzó a bajar la defensa, abatir los mecanismos de una seguridad frente a la cual nada pudieron doce años de gobiernos panistas a quienes se hartó de sacarles la lengua durante su prolongada libertad, tras la fuga de Puente Grande, y finalmente mostrarse como un cordero de ojos lánguidos cuya perversa intención quedaba eliminada con una propuesta largamente acariciada por muchas: te quiero presentar a mi mamá.
La pureza del deseo frente a la pureza de la vida.
Dice la escritura:
“…Pasado algún tiempo, Sansón se enamoró de una mujer del valle de Sorec, que se llamaba Dalila.
“Los jefes de los filisteos fueron a verla y le dijeron: «Sedúcelo, para que te revele el secreto de su tremenda fuerza y cómo podemos vencerlo, de modo que lo atemos y lo tengamos sometido. Cada uno de nosotros te dará mil cien monedas de plata.»
“Dalila le dijo a Sansón:
—Dime el secreto de tu tremenda fuerza, y cómo se te puede atar y dominar.
“Sansón le respondió:
—Si se me ata con siete cuerdas de arco que todavía no estén secas, me debilitaré y seré como cualquier otro hombre.
“Los jefes de los filisteos le trajeron a ella siete cuerdas de arco que aún no se habían secado, y Dalila lo ató con ellas. Estando unos hombres al acecho en el cuarto, ella le gritó:
— ¡Sansón, los filisteos se lanzan sobre ti!
Pero él rompió las cuerdas como quien rompe un pedazo de cuerda chamuscada. De modo que no se descubrió el secreto de su fuerza.
Dalila le dijo a Sansón:
— ¡Te burlaste de mí! ¡Me dijiste mentiras! Vamos, dime cómo se te puede atar.
—Si se me ata firmemente con sogas nuevas, sin usar —le dijo él—, me debilitaré y seré como cualquier otro hombre.
“Mientras algunos filisteos estaban al acecho en el cuarto, Dalila tomó sogas nuevas y lo ató, y luego le gritó:
— ¡Sansón, los filisteos se lanzan sobre ti!
Pero él rompió las sogas que ataban sus brazos, como quien rompe un hilo.
“Entonces Dalila le dijo a Sansón:
—“¡Hasta ahora te has burlado de mí, y me has dicho mentiras! Dime cómo se te puede atar.
—Si entretejes las siete trenzas de mi cabello con la tela del telar, y aseguras ésta con la clavija —respondió él—, me debilitaré y seré como cualquier otro hombre.
“Entonces, mientras él dormía, Dalila tomó las siete trenzas de Sansón, las entretejió con la tela  y las aseguró con la clavija.
“Una vez más ella le gritó:
— ¡Sansón, los filisteos se lanzan sobre ti!
“Sansón despertó de su sueño y arrancó la clavija y el telar, junto con la tela.
“Entonces ella le dijo:
— ¿Cómo puedes decir que me amas, si no confías en mí? Ya van tres veces que te burlas de mí, y aún no me has dicho el secreto de tu tremenda fuerza.
“Como todos los días lo presionaba con sus palabras, y lo acosaba hasta hacerlo sentirse harto de la vida, al fin se lo dijo todo.
«Nunca ha pasado navaja sobre mi cabeza —le explicó—, porque soy nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer. Si se me afeitara la cabeza, perdería mi fuerza, y llegaría a ser tan débil como cualquier otro hombre.»
“Cuando Dalila se dio cuenta de que esta vez le había confiado todo, mandó llamar a los jefes de los filisteos, y les dijo: «Vuelvan una vez más, que él me lo ha confiado todo». Entonces los gobernantes de los filisteos regresaron a ella con la plata que le habían ofrecido.
“Después de hacerlo dormir sobre sus rodillas, ella llamó a un hombre para que le cortara las siete trenzas de su cabello. Así comenzó a dominarlo. Y su fuerza lo abandonó”.
Pues a cada Sansón se le aparece su Dalila, y digo esto por la exhibición de casi-casi romanticismo adolescente del señor “Chapo” que permitió, como dijo desde el principio de las investigaciones dadas a conocer cuando su captura, la procuradora Arely Gómez, que había establecido este señor contacto con gente de la industria cinematográfica, porque quería que le hicieran su película.
Pero lo que no nos habían dicho era el romanticismo de un caballero que dice que esta señora del Castillo es la cosa más hermosa del mundo, y que la va a cuidar como a sus ojos. Ya vimos que por poco se queda ciego y si así la iba a cuidar, no se cuidaba ni él.
Y no se cuidaba él porque se volvió verdaderamente negligente y descuidado, como cuando dice “vengache, vengache”, con todos, tráigase a todos”.
“Le dicen «es que quiere llevar a unos peludos, a un peludo argentino, a un no se qué y a Sean Penn»”.
—“Que venga con quien quiera, que vengan todos aquí al rancho”.
“Entonces esta serie de conversaciones a través de la red nos lleva de la apología de la violencia, que podría haber sido alguna de las respuestas ofrecidas a Sean Penn —que se revela como el peor entrevistador que he visto en mi vida, y mira que he visto a unos bastante malos—, pero de esa apología, vemos la demolición de la leyenda.
¿Cómo un hombre que pudo corromper todo un sistema y evadirse de dos prisiones federales de manera consecutiva, en muy poco tiempo, y nada más brincó un pedacito de un sexenio, cómo es posible que ese hombre que todo lo podía, no podía entender que era la manera más fácil de exhibirse y todo porque quería estar con la mujer más buena del mundo?
No sé si la confundió con la madre Teresa.
Lo importante es que ya vimos que si alguien quiere arrastrar por el drenaje a un narcotraficante muy rico y muy poderoso; violento, criminal y todo, no se le vaya a ocurrir usar dos carretas, hay otras cosas que lo pueden jalar mejor, no por el drenaje, sino a la cárcel.
Ahí está, y todo por la elevación del mercurio, que es lo que sube en el termómetro por la calentura…

[email protected]

Comentarios

¡Síguenos!

A %d blogueros les gusta esto: