La restauración del Estado autoritario es posible/ El Ejercicio del Criterio

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¿La sociedad mexicana se encamina a restaurar el Estado autoritario? A mediados del mes de enero, del presente año, la empresa encuestadora Parametría publicó el resultado de su encuesta sobre la preferencia electoral de las y los mexicanos; la pregunta lanzada es ¿si las elecciones fueran celebradas el día de hoy, por quién votarías?, el resultado que arrojó es el siguiente: El Partido Revolucionario Institucional (PRI) el 31 por ciento del voto a favor; el Partido Acción Nacional (PAN) con el 27 por ciento; El Partido de la Revolución Democrática (PRD) con el 12 por ciento; Morena y el Partido Verde (PVEM), ambos con el 10 por ciento; Nueva Alianza (PANAL) y Movimiento Ciudadana (MC) con el 3 por ciento, con el que apenas lograrían conservar su registro; el Partido del Trabajo (PT) con el 2 por ciento y Partido Humanista y Encuentro Social con el 1 por ciento. Es decir el PT y Humanistas y Encuentro Social perdería su registro. De acuerdo con los resultados que arroja esa encuesta, el PRI ganaría las elecciones, y por lo tanto, con el porcentaje del PVEM tendría mayoría en el Congreso.

Tantos partidos políticos y México atraviesa la peor crisis de su historia
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Ese es un escenario posible, ya que mediante la alianza electoral sostenida con el PVEM, ha logrado una mayoría en el Congreso que les permite negociar con ventaja con las otras fuerzas políticas ahí representadas. Como sabemos son los únicos partidos políticos que han logrado hacer alianza electoral en los 300 distritos del país. Los otros partidos políticos PAN, PANAL, PRD, PT y MC lo hace de manera parcial.

La alianza de electoral le ha permitido al PRI obtener amplias ventajas, ya que ha tenido dos registros partidarios para colocar a sus militantes en cargos de elección popular; el PVEM se comporta como una franquicia electoral y como tal se ajusta al “cliente político”; por ello en la bancada del Partido “Verde Ecologista” se encuentra representantes de muy variados interés políticos y económicos; por ejemplo, los diputados de los medios de comunicación, quienes han cuidan el interés de las empresas televisivas en el Congreso. Otra ventaja, nada menor, es que votan como un solo grupo parlamentario y con ello aseguran una mayoría mecánica, que les permite atender las necesidades de Peña Nieto.  El PVEM se presenta con la bandera del ecologismo, pero sus dirigentes sin ningún pudor participan en corridas de toros o exigen la pena de muerte a los secuestradores. Nuestro sistema de partidos políticos permite o facilita un panorama electoral con esas condiciones, la cultura política autoritaria y clientelar son el caldo de cultivo para existan partidos políticos de ese perfil.

En nuestro contexto electoral actual existen otros actores sociales emergentes, que juegan un papel protagónico y que pueden cambiar el escenario electoral descrito; un actor que ha irrumpido es el movimiento ciudadano provocado por la indignación de los sucesos de violencia e inseguridad del país, y de manera más específica por el caso de Ayotzinapa; ello ha generado una extraordinaria protesta ciudadana que exige frenar la violencia y la impunidad; que reclama justicia para las víctimas de la violencia y la presentación con vida de los desaparecidos. De este amplio movimiento ciudadano se desprende otro más radical y anti sistémico, que se propone impedir o suspender las elecciones en el estado de Guerrero; el cual podría generar simpatía en los estados de Oaxaca y Chiapas, ya que comparte condiciones de exclusión social y política históricos.

También se ha generado un movimiento ciudadano que propone anular el voto y argumenta, no sin razón, que la clase política partidaria no es confiable y es la causante de la actual crisis social y política que vive el país; que el descredito de las instituciones del Estado y de los gobernantes no hace posible que el voto sea un instrumento ciudadano que permita cambios favorables para el país.

Estas dos posturas, la de impedir las elecciones o anular el voto, a quién beneficia en lo inmediato; en caso de suspender las elecciones facilitaría la represión del movimiento social, y en las condiciones actuales sólo lograrían su propósito en algunas regiones;  la anulación del voto podría tener éxito en aquellos electores que ha votado por las oposiciones de izquierda y de derecha en el pasado; las dos posturas políticas beneficiarán al sistema político actual y contribuiría a restauran el Estado autoritario, es decir el PRI tendría mayoría en el congreso para profundizar las reformas neoliberales y frenar una posible salida democrática a nuestra crisis. La maquinaria electoral del PRI no se ha detenido en los últimos dos años, sólo se ha aceitado, para asegurar su voto duro y clientelar.

Por otro lado a la ciudadanía le faltan motivos válidos para votar por las oposiciones de izquierda o de derecha; no queda claro las propuesta de los partidos políticos, a pesar de los miles de spots en radio y televisión que ya han transmitido, ello nos confirma que cantidad no es garantía de información de calidad; este bombardeo implacable genera rechazo o indiferencia del electorado.  El otro asunto, no menos importante, es el perfil de las y los precandidatos; es el de siempre y en algunos casos no genera simpatía o confianza por su pasado reciente en cargos públicos.

El partido político que se perfila como un posible capitalizador del actual descontento es Morena, que ahora construye candidaturas y organización electoral sobre la marcha del mismo proceso; pero que deberá presentar candidaturas que sean atractivas a un electorado cansado de ser decepcionado por la clase política partidaria, y molesto por la corrupción escandalosa que han practicado.

El que un partido político tenga mayoría en el congreso y tenga el poder ejecutivo de la nación al mismo tiempo, no contribuye a realizar los cambios que la sociedad mexicana reclama, nuestra historia reciente así lo registra. No es sano para nuestra inconsistente democracia, un presidente fuerte y un congreso fuerte e incondicional, es urgente tener equilibrio en los poderes y las representaciones. Los próximos meses, antes de las elecciones del 7 de junio, nos deben permitir vislumbrar un contexto menos pesimista, sin duda los electores tenemos la palabra; ejercer nuestro derecho al sufragio puede contribuir a sacudir a la clase política y gobernante, que ahora se encuentra empeñada no construir una salida democrática a la crisis social y política que vivimos. Usted que opina amable lectora o lectora.

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