Entre chapulines y escarabajos

- en Foro libre

Jorge E. Lara de la Fraga/ Espacio Ciudadano 

“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos puede cambiar al mundo….”

Se acercan ya las elecciones que se efectuaran en este 2015 y elementos diversos están dispuestos “a sacrificarse por la patria” si obtienen el ansiado logro en la contienda. Candidatos de los diversos partidos realizan todo tipo de acciones para allegarse recursos materiales y económicos, así como para establecer relaciones o alianzas a fin de obtener los sufragios necesarios. Persiste en el ambiente político un afán desmedido por llegar al poder y gozar de los privilegios de un cargo de elección popular, pero para nada se detectan proyectos, planes, programas o esquemas de mejoramiento proyectados hacia la comunidad demandante. Existen personas que pasan de puesto a puesto, que ya gozaron de la mieles del erario público en una encomienda estatal y hoy se aprestan a luchar a como dé lugar para ubicarse en una curul federal, olvidándose de sus compromisos sociales y políticos.

Alberto Silva uno de los grandes parásitos de la herencia fiel
Alberto Silva uno de los grandes parásitos de la herencia fiel

De manera lamentable muchos de esos falsos “luchadores de la democracia” alcanzarán el éxito a través de trapacerías, de golpes bajos o de apoyos económicos múltiples que sus adversarios no tendrán y serán envestidos como “conscriptos del país”, como diputados del H. Congreso de la Unión.  Una vez apoltronados en su curul, con honrosas y contadísimas excepciones, se olvidaran del voto de sus conciudadanos, harán a un lado su decálogo de buenas intensiones y se obnubilarán en las alturas o sea perderán el piso. Mas temprano que tarde, ya en funciones, ellos asimilan que tienen que disciplinarse a las directrices de su partido y a las indicaciones de su líder camaral. Muy pocos de ellos harán uso de la tribuna para expresar una necesidad o un reclamo de los electores, cuando mucho abordarán tópicos con intenciones de apagar ánimos y enojos populares, sin ofrecer soluciones a conflictos graves. A fin de cuentas, se transforman en falsos representantes, en simples marionetas, con intereses divorciados de la colectividad y alineados a la estructura oficial.

Es un secreto a voces que el hombre o persona pública está en entredicho; aludir a un político es, por lo general, referirnos a un ente falso, tramposo, corrupto y artero. La cultura democrática en México avanza lentamente; a veces pareciera que en lugar de transitar hacia delante retrocediera, pero en medio de nuestras desgracias ahí la llevamos, con muchas tribulaciones y errores. Sectores importantes de la sociedad han cuestionado a esa clase política que permanece al margen de la problemática circundante y varios analistas han exteriorizado la necesidad de que la sociedad civil sea mas participativa y surja a mediano plazo, para bien de los intereses nacionales, una democracia activa o participativa, a efecto de relevar a esa obsoleta estructura representativa que en lugar de favorecer la transición democrática la obstaculiza con su proceder sectario.

En lo particular me incomoda que en nuestra entidad jarocha varios elementos nada recomendables, con el visto bueno de las autoridades en turno, ya se sienten con la curul federal asegurada, que únicamente ven como un tramite los comicios que se avecinan. Suponen que su instituto tricolor los llevará por el sendero de la victoria y que múltiples sufragios obtendrán o comprarán para llenar sus alforjas. Les indicaría a todos esos triunfadores anticipados y optimistas que adopten una actitud mesurada e inteligente, que antepongan a su ambición personal las demandas urgentes de la sociedad; que antes de pensar en los privilegios y en los lujos personales, entiendan que nuestro país vive momentos de zozobra y de crisis. Que nuestro país necesita de hombres y mujeres comprometidos, como esos adalides de La Reforma del Siglo XIX, para nada precisa de seres mediocres y de comparsas de un régimen excluyente.

Todos pugnamos por una nación mejor, por un México dinámico, no estancado; por una nación fortalecida con ciudadanos emprendedores. Debemos enviar un mensaje claro y enérgico a esos buscachambas politiqueros para indicarles que no han funcionado y que ya somos mayores de edad, que ya estamos hartos de los parásitos indolentes y de la burocracia partidaria; que es la hora del despertar de la pesadilla aletargante y de salir de ese sueño que ha mantenido el monopolio de los partidos sobre la vida pública.

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