La guerra, el Ejército, los monumentos/ El Cristalazo

- en Opinión

Pero en tiempos de paz, ¿cuál es la finalidad del Ejército? ¿Ayudar a la población civil a mantener el orden interno, auxiliar en caso de desastre y emergencia? Sí, todo eso y más, pero ¿cuánto más?

Si seguimos una línea lógica, los ejércitos nada más sirven para hacer la guerra. Y en el mejor de los casos, ganarla.

El Ejército es la única institución, nos guste o no nos guste decirlo, cuya finalidad es el exterminio. El dios de la guerra, Marte, es rojo y sangriento y convive diariamente con la muerte.

Por eso la vida militar es tan dura. Por eso los militares se dan al rigor, a la disciplina, a la discreción. Los errores se pagan con la muerte, tanto como la traición, la deslealtad extrema, el sabotaje, la deserción.

Ceremonia al ejército en campo Marte, México, D.F
Ceremonia al ejército en campo Marte, México, D.F

Por eso el mundo entero, en cualquier parte, está lleno de monumentos al honor militar: lo mismo en Europa donde no hay plaza sin un prócer a caballo con la espada apuntando el horizonte de las nubes ensangrentadas de la tarde, o la corona de laurel de la victoria señalando los rosados dedos de la aurora. Los libros de historia son los libros de la historia de las guerras.

Y en esta ciudad (en un país donde nunca ha habido una guerra de dimensiones reales), desde ayer hay un monumento más a la historia militar. Un arco geométrico monumental, cruzado por una especie de punta de flecha en el Campo Marte, del cual hablaremos después.

Pero en tiempos de paz, ¿cuál es la finalidad del Ejército? ¿Ayudar a la población civil a mantener el orden interno, auxiliar en caso de desastre y emergencia? Sí, todo eso y más, pero ¿cuánto más?

En esa discusión, los mexicanos estamos hundidos hasta las cejas desde hace años. En esas condiciones los militares reclaman un ordenamiento jurídico para moverse con certeza y no bordear, como casi siempre, los límites del riesgo institucional agravado, a veces, por la mala conducta de algunos individuos cuyos errores se le quieren achacar a toda la institución como si los defectos de uno fueran las órdenes del mando superior.

Ayer, durante la inauguración del ya dicho monumento, el general secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, dijo algo muy interesante, relacionado con los párrafos anteriores, sobre los señalamientos al Ejército y la confianza general hacia los soldados.

Primero mostró cómo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha registrado una notable disminución de las denuncias por violaciones y cómo se han atendido todas las recomendaciones de esta institución. Pero después, dijo algo muy serio, como suele ser él mismo:

“En ocasiones se nos ha señalado sin agotar los cauces legales o sin pruebas serias para tratar de desprestigiarnos y, con ello, dañar la confianza en nosotros depositada.

“Quiero ser enfático, nos queda claro que es obligación, que es exigencia de todos, sin excepción, respetar la ley, los preceptos jurídicos y las decisiones jurisdiccionales.

“Por ello, siempre seremos nosotros los más interesados en que cualquier incidente que involucre la participación de personal militar, sea investigado a fondo y se esclarezca plenamente”.

Y en cuanto al monumento al Bicentenario del Ejército Nacional, pues el domingo, con más espacio.

CORRUPCIÓN

Manlio Fabio Beltrones, coordinador del grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, expresó su confianza en el avance del dictamen en materia de combate a la corrupción y la creación de un sistema nacional contra ella.

Ayer fue presentado un calendario de trabajo para culminarlo el próximo día 26 para proceder a su debate en el pleno camaral.

—Habrá acuerdos, dijo Beltrones. Será complejo, pero habrá buenos resultados.

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