En México la complejidad de las relaciones entre gobernados y gobernantes cada día de hace más profunda. Los primeros viven una “guerra sin cuartel” contra los segundos y ésta es una situación ancestral.
Durante décadas hemos vivido con el estigma de que no debemos cumplir nuestras obligaciones como ciudadanos porque el gobierno es corrupto y no hace nada por el ciudadano, el gobierno se queja de que no hace nada por falta de recursos, principalmente los gobiernos locales y eso nos lleva al “círculo vicioso” del atraso, de una calidad de vida bastante pobre y una escases de servicios dignos.
Ahora analicemos los que nos toca a las ciudadanos, que considero debemos cumplir sin ver más allá de las situaciones y una vez que hayamos cumplido tendremos la razón para exigir al cien por ciento lo que se nos deben dar.
Nos hemos convertido, decía Carlos Catillo Peraza, en la década de los noventa en una Nación de derechohabientes, solo somos ciudadanos con derechos, pero sin obligaciones. Sí, nuestra Carta Magna en su artículo primero habla de que todos gozaremos de los derechos humanos reconocidos en la misma. Pero también nuestra Constitución nos mandata una serie de obligaciones, por ende los ciudadanos mexicanos tenemos derechos y obligaciones.
Para poder gozar de una vida digna con servicios adecuados es necesario que el gobierno en sus tres órdenes cumpla su parte y los ciudadanos aportemos lo que nos corresponde. Una de las obligaciones que tenemos es la de contribuir a los gastos púbicos del lugar donde se resida y como consecuencia el Estado debe velar por la estabilidad de las finanzas públicas y todos los recursos deben administrarse con eficiencia, eficacia, transparencia y honradez.
Y una de las mayores obligaciones de aportaciones que debemos tener los mexicanos es para con el municipio y sobre todo el de la propiedad inmobiliaria, el famoso predial, que por cierto pocos gobiernos locales adecuaron su catastro como se mandató en la reforma Constitucional de 1999 en su quinto transitorio y serviría para fortalecer las finanzas municipales.
Así mismo en la mayor parte de las leyes estatales y municipales, si no es que en todas, se mandata que los ciudadanos tienen la obligación de aportar en el rubro de contribuciones por mejoras, o sea un porcentaje que marca cada ley hacendaria del costo de una obra pública, la deben aportar los beneficiados de la misma.
Una vez comentado a grandes rasgos el marco legal veamos el círculo vicioso. Buscar todas las formas y encontrar la vuelta para no cumplir con las obligaciones, el problema radica en la falta de educación cívica y la falta de transparencia de las autoridades. ¿Cuántos años pasaron sin que los estudiantes de los ciclos básicos estudiaran civismo? Que grave se nos olvidó ese detalle fomentar el civismo desde la infancia.
Hoy vemos cientos de formas de evadir la responsabilidad de pagar lo que debemos a nuestros gobiernos, un ejemplo es la tenencia vehicular o refrendo vehicular como se llama en algunas entidades y el Distrito Federal. La tenencia se abrogó como impuesto federal y se dejó a cada entidad la decisión de cobrarla. Algunos la quitaron y hoy son las entidades que más emplacan vehículos de entidades vecinas, lo veo en el DF y Estado de México que van a Morelos, ¿Para qué? Para evadir una responsabilidad, sobre todo en vehículos de lujo.
Es el momento de romper el “círculo vicioso” y convertirlo en “círculo virtuoso” cumplamos las obligaciones y exijamos nuestros derechos. Si tienes dinero para un vehículo de lujo es justo pagar lo que debe ser, no hablo de si es justo el pagar la tenencia o refrendo, ese es otro tema, del cual incluso en el 2006 propuse eliminarla siendo Diputado Federal, el tema es pagar lo que nos cobran por ley y en el lugar que vivimos. Igual con el impuesto inmobiliario pagar lo justo de lo que vale tu propiedad.
Además de la obligación legal, es nuestra responsabilidad moral como forma de educar a los jóvenes y lograr esa vida digna que nos merecemos. Cumplir y exigir es el futuro de México.
Comentarios