Recuerdan natalicio de Dolores del Río, en el MoMA de NY

Dolores del Río
Dolores del Río

Nueva York. La actriz mexicana Dolores del Río, una de las máximas estrellas del cine nacional y quien figuró también en Hollywood durante la época del cine mudo y principios del sonoro, fue recordada a 111 años de su natalicio con la muestra El cine negro mexicano de la década de 1940 y 1950, en Nueva York.

La protagonista de filmes como María Candelaria y Flor Silvestre, se mantiene vigente y, en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, se proyectaron siete películas del cine negro, entre ellas, La otra, en la que Del Río compartió créditos con Agustín Irusta y Víctor Junco, dirigidos por Roberto Gavaldón.

La película cuenta la historia de María y Magdalena, dos hermanas gemelas; una millonaria, la otra pobre. La primera asesina a su hermana para suplantarla.

Dolores Asúnsolo y López Negrete de Martínez del Río nació el 3 agosto de 1904 en Durango. Fue hija única del matrimonio formado por Antonia López Negrete y López, y Jesús Leonardo Asúnsolo, próspero ganadero y comerciante originario de Chihuahua.

La renombrada actriz, quien falleció el 11 de abril de 1983, solía recordar que durante su infancia, fue criada como una princesa.

Aseguraba que su madre estaba tan orgullosa de su origen aristocrático, que viajaba a todas partes con un enorme legajo que certificaba la nobleza de su casta familiar, que se remontaba a la España anterior a la época del Virreinato.

Al estallar la Revolución Mexicana, los Asúnsolo emigraron a la capital mexicana y dejaron atrás sus posesiones más preciadas.

Años después, Dolores recordaría ese traslado como su primer contacto con un México muy distinto al que ella pertenecía: un país de soldaderas y campesinos, de personajes recios, dignos y humildes, iguales a los que después interpretó en sus filmes más famosos.

Desde muy pequeña, demostró aptitudes para la danza, arte que la dio a conocer entre el selecto grupo social en el que se desenvolvía.

Fue precisamente en una función dancística, en la que la joven conoció a Jaime Martínez del Río, un refinado y culto heredero, con quien contrajo nupcias tan sólo dos meses después.

En 1925 el matrimonio ofreció una fiesta a la que asistió el estadunidense Edwin Carewe, productor de Hollywood. La belleza y gracia de Dolores cautivaron al cineasta, quien se enamoró de ella.

En un movimiento audaz, el productor convenció a la pareja de abandonar su bucólica vida en la capital mexicana y emigrar a Hollywood, donde Dolores se convirtió -de nuevo- en una princesa, ahora de la pantalla grande.

En la meca del cine, Dolores del Río filmó más de 30 películas. Se divorció de su primer esposo (aunque conservó el apellido de él durante toda su carrera).

Después se casó con el escenógrafo Cedric Gibbons y se convirtió en una celebridad internacional.

Aunque su primer cinta fue Joanna (1925), Ramona (1928) fue la película que la convirtió en una estrella del Séptimo Arte.

Durante los años 20 y 30 era muy popular en Hollywood y no le gustaba participar en producciones mexicanas.

No obstante que su inglés era fluido, su acento limitó sus opciones histriónicas, razón por la cual muchas de sus intervenciones fueron estereotipadas.

Sin embargo, fue la primera latina que tuvo éxito en Hollywood. Entre las 30 películas que filmó figuran algunos musicales.

Cuando su fama entró en declive regresó a México, sin imaginar que iniciaría una nueva y exitosa carrera.

De sus primeros trabajos de renombre en este país se encuentra Flor silvestre, que forma parte de la Época de Oro del Cine Mexicano. ( Con información de La Jornada).

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