Xalapa, Ver.- En Veracruz no sólo hay «año de Hidalgo sino de Carranza, porque el de Hidalgo no alcanza«, expresó en entrevista el académico y economista Rafael Arias Hernández, en relación a la deuda del estado.
Al estar próximo el inicio del último año de gobierno en Veracruz, y dada la deuda que existe, hay muchas dudas de los veracruzanos respecto a qué ha pasado con los recursos, refirió el economista.
“Suponiendo, sin conceder, que la deuda sea realmente la que se dice de manera oficial, casi 45 mil millones de pesos, la pregunta es en dónde están las obras y las inversiones productivas que la ley establece que se deben hacer, porque para eso se contrata la deuda… a dónde van a parar los recursos, qué se hace con lo que se administra”.
El académico y economista dijo que en relación a la administración de las finanzas ha habido “mucha improvisación, mediocridad, y sobre todo mucha disposición al lucro y abuso de los recursos públicos”.
“En esto hay responsables, tienen nombre, tienen cargo, las dependencias ahí están”.
Con todo esto, dijo, pareciera que políticos veracruzanos no sólo están haciendo su “año de Hidalgo”, por lo de aquel refrán que dice “tonto el que deje algo”, sino que peor aún, “es el año de Carranza porque el de Hidalgo no alcanza”, y el saqueo ha comenzado antes.
Ante ello, destacó, “hay que acabar con la continuidad de la impunidad”, pues la preocupación en Veracruz es que no haya más de lo mismo.
“Si los encargados de evaluar y checar que se hagan las cosas, no lo están haciendo, hay que fincarle al contralor, al auditor del Orfis y a los diputados, responsabilidades… El reto del estado de Veracruz en los próximos meses es impedir que continúe la impunidad”.
Ah que señor vividor este, que de investigador tiene lo que duarte tiene de macho, un señor que no tiene ni una publicación sería o una investigación útil.
Lo que pasa con este señor vividor es que como no le han dado teta por eso ladra… cuando estuvo apoltronado en el copladever allí sí estuvo calladito, aunque claro, tampoco estaba a gusto porque él sentía que ese puesto le quedaba chico… como si fuera la gran cosa.
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