Ciudad de México. (SinEmbargo).– Desde la Presidencia de Porfirio Díaz (1876-1911) México no había tenido un gobierno tan desconectado como el de Enrique Peña Nieto. Al menos así lo considera Tony Payán, director del Centro de Estudios sobre México del Baker Institute for Public Policy de la Universidad de Rice, en Estados Unidos.
El experto en estudios fronterizos anticipa que México terminará el 2015 en una situación “muy precaria” motivada por el divorcio que existe entre la sociedad civil y el gobierno federal que en lugar de escuchar las demandas ciudadanas y mostrar sensibilidad ante los problemas que presenta el país “parece que vive en mundo diferente al del resto de los mexicanos en el que no existe la pobreza, la necesidad, no entienden las condiciones de la clase baja, pero tampoco las aspiraciones de la clase media, no habíamos tenido una clase política así desde la época de Porfirio Díaz”.
La insensibilidad de la administración Peña Nieto, consideró, también se refleja en sus intentos por desarticular a los distintos movimientos emanados de la sociedad civil, en lugar de centrar la estrategia del Estado en encontrar una solución al problema de la violencia, la precaria situación económica y el fracaso de las reformas estructurales, principalmente la energética.
Sin embargo, el investigador de la Universidad de Rice, señaló que no toda la culpa es de Peña Nieto, ya que su gabinete completo vive en una especie de burbuja concentrada en la macropolítica, las reformas estructurales y las relaciones internacionales. Lo cual, les impide ver que durante su gestión, que inició el 1 de diciembre de 2012, el número de cárteles de la droga en el país pasó de cinco a 18.
Ejemplificó, según una gráfica interactiva elaborada por él mismo, que durante la administración de Calderón Hinojosa se tenían registrados cinco grandes cárteles: el de Tijuana, el de Juárez, el de Sinaloa, la Familia Michoacana y Los Zetas. Ahora se tienen registrados al Cártel de Tijuana –el que a su juicio nunca ha sido desmantelado, a pesar de la aprehensión de sus cabecillas-, el de Ciudad Juárez, La Resistencia, el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) , El de Sinaloa, el Cártel Independiente de Acapulco –el llamado CIDA, una escisión del Cártel de los Beltrán Leyva–, La Barredora, el Cártel del Pacífico Sur, Los Mazatlecos, Guerreros Unidos –a los que se culpa de la desaparición de los normalistas–, La Mano con Ojos, Los Negros, Los Viagras, Los Caballeros Templarios, los remanentes de Los Zetas y el Cártel del Golfo, lo cual indica que desde que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresó al poder, casi de cuadruplicó el número de cárteles criminales.
Lo anterior sin contar a pandillas como Los Aztecas, en Ciudad Juárez, o Los Tornados, en Matamoros, así como todas las células que operan en Guerrero, Chihuahua, Tamaulipas y otras entidades.
El experto consideró que en lugar de combatir a estos grupos, el Gobierno mexicano optó por la llamada estrategia del “descabezamiento”, de la cual existe la suficiente evidencia de que lejos de ser eficiente, provoca una serie de fracturas e inestabilidades al interior de los grupos, lo que deriva en más violencia; “puedes presumir de haber capturado al 70 por ciento de quienes prometiste capturar, pero eso no quiere decir que tu estrategia sea exitosa”.
“Tenemos un ambiente bastante complejo en materia de seguridad y el Presidente Peña no ha logrado entender que necesita tener una estrategia visible y abierta, no nada más de reducción de la violencia, y enfrentar al crimen organizado”, reflexionó.
Insistió en que tanto el Gabinete como el Ejecutivo viven en otro México, en el país que buscan vender en el extranjero con viajes suntuosos a distintos países, con grandes comitivas y viajes excesivos.
“El Presidente necesita un mejor equipo de relaciones públicos y reventar la burbuja de consejeros en la que vive para que se acerque a la ciudadanía”, aconsejó.
LA TRAMPA DE LAS REFORMAS
“La diferencia entre Felipe Calderón [Presidente entre 2006 y 2012] y Peña Nieto es que Calderón pensaba que el Estado estaba amenazado en su integridad por el crimen organizado, pero el de Peña piensa que está amenazado por la sociedad civil y empieza a ver como enemigos a movimientos como los de los padres de los 43 normalistas. El último reporte que acabo de ver es que el presupuesto de seguridad del Estado para rastrear a los grupos de presión se ha sextuplicado, es decir, a quienes han dedicado el tiempo y los sistemas las agencias de inteligencia del país es a la sociedad y no a los grupos criminales”, expuso en entrevista con SinEmbargo.
Reflexionó que si al Presidente le interesara lo que realmente pasa con la sociedad hubiera cancelado su viaje a Nueva York para asistir a la Asamblea Plenaria de la Organización de Naciones Unidas, del 26 al 29 de septiembre, que no sólo coincidió con las protestas por el primer año de la desaparición de los 43 alumnos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, sino también con la llegada de una comitiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), del 28 de septiembre al 2 de octubre, para analizar el tema de la desaparición forzada en el país.
“Yéndote a Nueva York estás diciendo que esas cosas que suceden son foquitos rojos, habla de que estas cosas no son importantes para él. Por ejemplo, el hecho que haya controlado las fotografías de su reunión con los padres –de los 43 estudiantes– habla de que quieren controlar la imagen, pero es un mal cálculo, el querer controlar la imagen en un mundo donde hay una infinidad de canales, si no hay un foto con ellos quiere decir: ‘me reuní por mero protocolo, no quiero que haya evidencia y me voy’”, opinó Payán.
MÉXICO SEGÚN EL GABINETE
Comentarios