Fernanda del Ángel Aquino/ Al mejor postor
La detención la semana anterior, de tres servidores públicos, con cargo a la nomina del Poder Judicial de Veracruz, filtrada, aparentemente a espaldas, de la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Veracruz, que al igual que el Consejo de la Judicatura, encabeza Alberto Sosa Hernández, de la propia oficina, de Comunicación Social de esos organismos, confirma lo que por años se ha venido manejando pero que se ha procurado maquillar, a través de la prensa más vendida y no precisamente, porque sea la que más demanda tenga por la sociedad, sino por la entrega de criterios a favor de Sosa Hernández y la caterva de funcionarios del Poder Judicial, de alto y mediano rango.

No es que estemos cuestionando el que los detenidos pudieran ser o no probables responsables de los delitos que se dice cometieron en agravio del fondo auxiliar del TSJ.
La realidad es que lo que se cuestiona es el porqué solo se investiga y se finca responsabilidad a funcionarios menores, como resultan ser el Juez de Control y Juicio Oral de Huayacocotla, Eduardo Joachín Hernández; el Secretario de Acuerdos del Juzgado Mixto del Distrito Judicial de San Andrés Tuxtla, Héctor Omar Betancourt Cano y el oficial administrativo del Juzgado Mixto menor de Pánuco, Santiago González Acosta.
Lo que si se cuestiona como se dijo y se insiste es la causa de que solo se actúa con los de abajo y a veces en la búsqueda de venganzas personales. Esto último, porque bien vale recordar la forma y el motivo que en el ayer fuera detenida y sometida a proceso, la que fuera Juez de Primera Instancia en Huatusco, Rosa María Ortiz Gómez, ligada sentimentalmente al ex presidente del Tribunal, Reynaldo Madruga Picazzo, ahijado político de Nohemí Quirasco, cuyo padrinazgo incluso alcanzó a los aun Magistrados, Alejandro Hernández y Vicente Morales, que se la han llevado tranquilitos, buscando estar lejos de la quema que se avecina en el Tribunal.
Jueces como Laurentino Sosa y su hija, Aleyda Sosa, que desde hace años, han convertido la impartición de Justicia, en un negocio familiar, son intocables, por supuesto, mientras Alberto Sosa Hernández, esté en la cúpula de poder, ¿pero que hacer, cuando la podredumbre está en las oficinas de varios Magistrados del otrora respetable Tribunal Superior de Justicia?.
La negociación de los asuntos, ya sean de cualquier origen y naturaleza, donde los Magistrados, lo mismo utilizan a sus secretarios de acuerdos que a sus proyectistas, se insiste, con sus honrosas excepciones, para realizar la venta de criterio, es del dominio público.
No solo se trata de que quien no tiene la razón sea el triunfador, gracias a los beneficios que se llevan, quienes dicen impartir justicia; asimismo se ha detectado que los asuntos sobre todo los de tipo penal, son usados como un medio para cumplir venganzas personales, los ejemplos sobran.
Por supuesto cada quien se identifica con el género que quiera, pero de allí a andar hostigando sexualmente a sus subalternos, utilizando el “cargo” o “carguito” hay una gran diferencia.
Sabemos de sobra también que hay funcionarios que a lo largo del manejo histórico que como jueces de primera instancia tuvieron, fueron premiados por el sistema.
Beatriz Rivera, famosa por coadyuvar a darle un viso legaloide a la detención y condena de un chivo expiatorio en el caso de la periodista Regina Martínez es uno de los últimos ejemplos.
Pero lo que no se ha dicho, es que a esta funcionaria, en su paso por el Juzgado Tercero de Primera Instancia de Pacho, curiosamente, simple coincidencia, le correspondió llevar el proceso penal en contra de la ex juez Rosa María Ortiz Gómez.
Favor con favor se paga, hoy Beatriz, que a todo le ponía precio, allá en Pacho Viejo, se cotiza más alto, pues ahora es Magistrada.
El ocultamiento de información respecto a las condiciones económicas de muchos de los funcionarios del Poder Judicial de Veracruz, información en poder de Alfredo Algarin Vega, se convirtió también en algo de peso, que le ha permitido mantenerse como Magistrado aunque en sus antecedentes, jamás se tuvo paso alguno dentro del Poder Judicial, pero bueno, este es uno de los ejemplos, donde lamentablemente para los Justiciables, la dedo designación favoreció al de Nanchital, pero que, como se dijo, es un precio que ahora pagan los que tienen la desgracia de caer en sus manos.
Este funcionario, asegura la fama pública, ante su ignorancia jurídica, canaliza sus mañas en la persona del corrupto también, Francisco Hernández Lima, que sin embargo, mereciendo desde hace años ser no solo investigado oficialmente, sino sancionado, gracias a Algarín, es intocable, pese a la serie de transas en que a diario incurre.
Risible resulta, que los familiares y ahijados que fungen como jueces, de algunos Magistrados, no sean tocados ni con el pétalo de una rosa, no obstante, las muchas quejas que existen y a las que o bien, no se les da curso o, cuando aparentemente se investiga se llega a una conclusión costumbrista, la queja es improcedente.
Si en realidad se quiere dignificar, la impartición de la justicia en Veracruz, habría que dar un vuelco tremendo y empezar por fincarle responsabilidad a quienes como Raúl Pimentel Murrieta y Alberto Sosa Hernández, entre otros, han entregado el Poder Judicial Estatal a la influencia, los intereses económicos y a la corrupción.
Parodiando los términos y siempre en el campo jurídico, aquí en el Poder Judicial de Veracruz, es donde en realidad se da un ejemplo palpable no solo de la delincuencia organizada, sino de una delincuencia súper organizada.
Los felicito por esta gran investigación, que bueno que este medio de comunicación tan serio publique toda la corrupción del tribunal, ya era hora….
Un familiar tuvo el infortunio de caer en manos de la que era juez en Pacho, que veo que es magistrada ahora, vaya fichita, pedia 50,000 pesos por dejar libre a la persona…