La guerrera Aracely Salcedo/ Fuera de Foco

Aracely Salcedo cuando en Orizaba reclamó a Javier Duarte de Ochoa su nulo apoyo en la localización de su hija Rubí

De estatura media, pero con una grandeza a flor de piel que la desgracia le ha fomentado, llega una gran mujer a la cita pactada. Sonríe únicamente con la boca para ser cordial, pero en sus ojos, se ve reflejada la tristeza de una madre que tiene tres años y seis meses de no saber el paradero de su hija. Es Aracely Salcedo Jiménez, la madre de incansable lucha, la misma que no descansa en la incesantemente búsqueda de Fernanda Rubí Salcedo Jiménez, quien fuera sustraída el 7 de septiembre del 2012 del Bulldog Bar ubicado en el municipio de Orizaba, por dos hombres.

La misma que ha recorrido el estado buscándola, la misma que se hoy se reúne con Miguel Ángel Osorio Chong para escuchar lo mismo de siempre: “Estamos agotando todas las líneas de investigación (…) La estamos buscando”. La misma que le gritó de frente a Javier Duarte una tarde del 23 de octubre del 2015 sobre su incapacidad para gobernar el estado. La misma que junto a los colectivos le han destapado a Luis Ángel Bravo Contreras un sinnúmero de fosas clandestinas repletas de muertos. Mismos que se encuentran olvidados en Boca del Río, donde emanan olores fétidos por los cuerpos en descomposición y que no están investigando a quién pertenecen.

Para Aracely Salcedo Jiménez, la búsqueda de su hija ha sido una fría lápida. Una madre de familia –porque tiene dos hijos más- que ha tenido que continuar viviendo estando muerta, ha tenido que mantenerse en pie para su familia. Los hermanos de Fernanda Rubí, también han padecido la desgracia de su secuestro. Lloran y sufren junto con su madre la irreparable pérdida.

Un camino tortuoso. Una situación que no pidieron afrontar, pero que la están padeciendo a causa de la incapacidad y colusión del gobierno del estado de Veracruz a cargo de Javier Duarte de Ochoa con la delincuencia. Un gobernante que no le rinde cuentas ni a su titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, como tampoco al incapaz fiscal General del Estado (FGE), Luis Ángel Bravo Contreras.

“Yo vivía felizmente con mi familia. Tenía mi trabajo. Llevaba una vida tranquila. Cuando nos pasa este suceso tan lamentable, en cual llevo tres años seis meses de búsqueda de mi hija (…) Pues nos parten la madre con el perdón tuyo (…) Se destruye tu familia, pierdes todo. Pierdes tu trabajo, pierdes lo poco tienes, pierdes amistades. Te quedas sola. Te quedas sola y empiezas a caminar, empiezas a relacionarte con otras personas que están padeciendo lo mismo que tú” argumentó apretujando sus manos como muestra de rabia.

Ataviada en un pantalón y camiseta negra, donde lleva la imagen en lentejuelas y un botón de Fernanda Rubí, Aracely Salcedo sucumbe en llanto por instantes al recordar los momentos tristes que como familia han tenido que vivir. Su viacrucis inició ese fatídico 7 de septiembre del 2012, cuando secuestraron a su hija. Sus planes de estudios universitarios le fueron truncados por el propio gobierno, quien mantiene una complaciente actitud con la delincuencia organizada.

Aracely Salcedo dijo que con la desaparición de su hija, tanto ella como su familia han tenido que aprender a vivir con el dolor, con coraje con rabia. Pero sobre todo, no han dejado ni dejarán de buscarla.

“La indignación nos invade, una indignación en contra de este gobierno, corrupto, vendido (…) Comprometido más no con la sociedad civil, sino con la delincuencia (…) Yo vivo firmemente con la fe, con la esperanza de un día encontrar a mi hija (…) Todos los días, al final de él, doy gracias y digo, no fue mi día [llorando] Pero mañana empiezo un día nuevo y ese día nuevo que empiezo, lo empiezo con la fe y la esperanza que hoy me van a llamar, de que hoy voy a saber (…) Porque yo merezco Silvia, yo merezco recuperar a mi hija. Ella merece estar con su familia (…) quiero volverla a ver reír. Me da miedo olvidar el tono de su voz. Yo le digo a mis compañeros que hay seguir, porque luego me dicen que tienen miedo, pero yo les digo que nuestros hijos tienen más miedo de que los olvidemos (…) Yo sé que a donde quiera que esté mi hija, está esperando que las busquemos, pero sobre todo que la encontremos. Yo les digo a todas las familias que tienen la dicha de estar unidos, que están juntos. Que cuiden a sus hijos, a sus esposos o esposas”.

Con una fortaleza a prueba de todo, Aracely Salcedo dijo que a raíz de la desaparición de su hija, tuvo la oportunidad de conocer a muchas personas que se encuentran padeciendo el mismo problema que ella enfrenta. Se agruparon, se empoderaron de sus casos al grado de convertirse en investigadores, criminólogos, ministerios públicos y en buscadores.

“Yo pertenezco a los Colectivo de Familiares de Desaparecidos de Orizaba y Córdoba, que trabajamos en coadyuvancia con la Red de Enlaces Nacionales y al Movimiento de Nuestros Desaparecidos en México, también trabajamos con el Colectivo Solecito Córdoba, Colectivo Solecito Veracruz Puerto, el Colectivo Buscando a Sus Familiares de Xalapa, el Colectivo de Xalapa por la Paz, el Colectivo de María Herrera y Red de Madres”.

Salcedo Jiménez explicó que derivado de la incansable búsqueda, han logrado analizar que el tipo de perfiles o rangos que mantienen de manera coincidente todos y todas aquellas personas que han sido secuestrados en el estado son afines. Indicó que han logrado detectar que el promedio de edad de las jovencitas plagiadas se encuentra de 13 a 25 años de edad y en varones, de los 15 a los 35 años de edad. También han detectado que una de las estrategias del crimen organizado es secuestrar mujeres embarazadas. Es decir, la trata de blancas ha posicionado a Veracruz en uno de los estados con mayor índice de casos y el gobierno de Javier Duarte lo desestima.

Por otro lado, explicó que en las reuniones que han realizado con Luis Ángel Bravo Contreras en la FGE, son puro circo. “El tipo llega se aparece en las mesas de trabajo. Se presenta, analiza lo que los Ministerios Públicos le entregan y lo que le entregan los MP son hojas, hojas que van a volver a reiterar, a lo mejor se les ocurre hacer una sábana de llamadas; la vuelven a reiterar, luego se les ocurre a lo mejor alguna diligencia. Luego, cuando intentamos comunicarnos con él, el señor no nos contesta las llamadas”.

Dijo que de los cuerpos que los colectivos han localizado, la FGE se ha visto superada, porque no tiene los reactivos para poder llevar a cabo las pruebas a los cuerpos localizados en las fosas clandestinas.

“Últimamente se han destapado muchas –a raíz de la búsqueda de los cinco jóvenes de Tierra Blanca- los colectivos han detectado fosas clandestinas con un gran número de cuerpos. No nada más en Tierra Blanca, ya vez que Paso del Macho, el Colectivo Solecito también han insistido que se continúe la búsqueda. En el río que dragaron no encontraron ningún cuerpo, pero yo siento que tanto el estado, como la FGE –quien se haya encargado de hacer esa diligencia- no iban ni con las condiciones ni la logística para realizar ese tipo de hallazgos. NO puedes llegar y sólo dragar por dragar. Digo, deberían de tener personal especializado que analizara la tierra. Nosotros hemos estado en cursos y nos advierten sobre en ese términos, la pigmentación de la tierra varía cuando es removida y enterraron cuerpos. Pero independientemente de ello, en un día no se puede realizar ese tipo de trabajos, de búsqueda de fosas. Lo único que hace la FGE es un circo, para que los ciudadanos diga: Mira, realmente trabajan”.

“El grupo de inteligencia que tanto alardea el titular de la FGE, Luis Ángel Bravo Contreras está en su imaginación. Es por ello, que los colectivos preferimos trabajar con peritos independientes, como los peritos argentinos. Ellos nos han brindado mucho apoyo. Nosotros estamos muy en contacto y vinculados con los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y ahora, estamos también brindando nuestro apoyo absoluto a los padres de los cinco jóvenes desaparecidos de Tierra Blanca”.

Indicó que a partir del caso de estos jóvenes, es que han salido a relucir muchos más casos de personas desaparecidas en Tierra Blanca. No sólo son cinco, se han destapado infinidad de casos. Gente que no sabía con quién ir, personas que no tenían la facilidad de contactar a alguien para que le ayudaran en este proceso.

En conclusión. Veracruz vive un secuestro pero total. El gobierno lo mantiene así para fomentar el horror en las familias. Todos los días se registra el dato de una persona secuestrada. En este momento trasciende la desaparición de la Merarí Hernández Ortiz, quien fue vista por última vez el pasado 3 de marzo del 2016 cuando subía a un taxi. A cuatro días, la fiscalía como siempre congruente consigo misma: sin dar resultados.

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