Francisco Domínguez Canseco/ El Ejercicio del Criterio
Vivimos en un mundo de municipios, en nuestro país existe más de dos mil municipios, en nuestro estado son 212 y sus gobiernos, más de 5000 comunidades y pueblos con autoridades comunitarias.
El municipio que conocemos se fundó con los españoles, el historiador Arnaldo Córdoba decía que el municipio llego en la punta de la lanza de los conquistadores españoles, y en efecto, fue un instrumento para la dominación de los pueblos originarios de nuestro continente. El profesor José Luis Melgarejo Vivanco estudioso del municipio indígena, nos habló de su aporte a la organización social municipal. En nuestros días el municipio indígena es excluido del desarrollo, subsiste gracias a su cultura y diversas formas de organización y resistencia, la sociedad mexicana sigue en deuda con los pueblos, comunidades y municipios indígenas. Los municipios indígenas y rurales han sido los guardianes de la naturaleza, a ellos les debemos en gran parte que aun contemos con diversidad biológica.
Los municipios forman parte de regiones naturales, económicas y culturales de nuestro estado, los une los bienes naturales (ríos, agua, montes, playas, bosque, selva). Su existencia y futuro se encuentra estrechamente ligado a la naturaleza, la vida humana y su cultura los municipios dependen de la naturaleza.
¿Cómo se conforma el municipio? Por un territorio, población, gobierno municipal y autoridades comunitarias (agentes municipales). Sin territorio y población no existe el municipio. El municipio es naturaleza, cultura e historia, pero antes que todo, es la población.
Los municipios son interdependientes, no son entes aislados, son parte de regiones naturales, de zonas urbanas que comparte servicios y problemáticas sociales específicas, pero viven en condiciones desiguales, y se lo debemos al tipo de desarrollo que han impuesto el gobierno estatal y federal.
En nuestra constitución general y estatal se reconoce a los ayuntamientos con facultades para gobernar los municipios, y se establece que la planeación será democrática y deliberativa, ello significa que tenemos condiciones legales para impulsar un desarrollo incluyente, promotor del cuidado y aprovechamiento de la naturaleza con sentido social y sostenible. Lo que falta es voluntad política y responsabilidad socio ambiental, quienes nos han gobernado carecen de esos valores.
Cuando hablamos de zonas metropolitanas, (son 8 en el estado de Veracruz) no podemos dejar de mencionar las enormes desigualdades sociales que se han creado con el modelo de desarrollo impuesto. Del papel que gobiernos municipales, gobierno estatal y empresarios constructores, desarrolladores de inmobiliarios, ejidatarios fraccionadores y organizaciones sociales fraccionadoras, todos han lucrado y depredado la naturaleza al amparo del poder político y económico.
Los municipios con mayor población, recursos económicos e infraestructura urbana, toma a sus vecinos como proveedores obligados de territorio y bienes naturales, para satisfacer las necesidades de espacio físico que se utiliza para vivienda, instalación de rellenos sanitarios, plantas de tratamiento de aguas residuales, parques industriales, reservas naturales y agua para consumo humano. Los municipios grandes se comen a los municipios chicos.
Por ejemplo, no podemos pensar en Xalapa, sin Coatepec, Banderilla, San Andrés Tlanehuayocan y Emiliano Zapata, la historia de nuestro desarrollo nos ha unido, es decir, las acciones humanas en el territorio que ocupamos como municipios nos han hecho ser interdependientes. Tenemos problemas comunes: residuos sólidos domésticos sin tratar, tratamiento de aguas residuales, abasto de agua para consumo humano y labores agrícolas, transporte público, deforestación, asentamientos humanos en zonas no apropiadas, especulación de suelo urbano, cambios de uso de suelo sin orientación al desarrollo urbano ordenado, proyectos de vivienda urbana inhumano que priorizan la ganancia y sacrifica la calidad de vida de las personas y la naturaleza, creciente inseguridad ciudadana que desalienta la inversión económica y genera incertidumbre social.
¿Podemos pensar en Orizaba sin los pueblos indígenas nahuas de la Sierra de Zongolica?, quienes, ante el llamado de atención de los pobladores del valle de Orizaba para que cuiden el bosque (monte o cerro, le llama los pobladores indígenas) para que no se termine el agua. Los indígenas nahuas, responde somos el monte y el cerro, vivimos con él…
Existe una disputa abierta por los bienes naturales comunes, ahora avivada por las reformas estructurales, una relación de conflicto social por el agua, entre los pueblos de la ribera del río La Antigua, liderados por los pobladores de Jalcomuco, con una empresa extrajera, que asegura traerá agua a Xalapa. Lo mismo ocurre con los pueblos vecinos de la presa Yuribia, en el sur de Veracruz, y los municipios industriales de la región de Coatzacoalcos. Estos ejemplos nos hablan de un desarrollo desigual entre municipios, que se suponen tiene iguales derechos sociales y ambientales.
Es cierto que son los gobiernos locales los responsables de lo que ocurre en territorio municipal, pero no ejercer sus funciones legales en materia de desarrollo y medio ambiental; permite que otros ámbitos de gobierno actúen en el territorio sin establecer relaciones de coordinación y corresponsabilidad. Son los que permite o fomentan la contaminación de los ríos (convertidos en drenajes), autorizan asentamientos humanos en lugares no apropiados. Carecen de formación, capacitación para el ejercicio de gobierno y la gestión pública. Muchas autoridades municipales y estatales se compartan como fieros depredadores de la naturaleza y buscan en su paso por la gestión pública enriquecerse, hipotecando el futuro de las siguientes generaciones de veracruzanos.
Unas preguntas formuladas en los foros convocados por la Universidad Veracruzana y el nuevo gobierno, de la alternancia, para la elaboración del Plan Estatal de Desarrollo 2016-2018, después compartir las reflexiones citadas en los párrafos anteriores fueron: ¿Es posible una relación más justa, retributiva y compensatoria de desarrollo entre los pueblos, comunidades y municipios pobres y los municipios grandes y “desarrollados” de Veracruz? ¿La ciencia y la tecnología puede estar al servicio del desarrollo humano y al mismo tiempo establecer las bases de un aprovechamiento sostenible de los bienes naturales existentes en el territorio municipal, para asegurar la existencia de la naturaleza y la vida humana en el futuro? ¿Pueden ser los gobiernos municipales, el gobierno estatal, federal, los empresarios y la población organizada promotores del desarrollo? ¿Es posible establecer una gobernanza territorial participativa entre los municipios para impulsar un desarrollo regional más humano y de aprovechamiento de la naturaleza? Como sabemos la naturaleza no tiene divisiones territoriales, y como dicen los campesinos de los Tuxtlas nos cobra nuestros abusos, por lo que toca a la ciudadanía, a las organizaciones sociales y ciudadanas, a las organizaciones empresariales, a las instituciones educativas y a los gobiernos asumir los desafíos que implica un desarrollo municipal y regional sostenible, para asegurar la existencia de la naturaleza y la vida humana ahora y para las futuras generaciones. Lo cual podemos lograr si el nuevo gobierno y el nuevo congreso se compromete a impulsar la gobernanza territorial, para asegurar una participación democrática en el territorio; para que la población avecindada en pueblos y comunidades participe de su propio desarrollo y sea beneficiaria de los frutos que la naturaleza nos brinda. También se comprometan a establecer relaciones de trabajo coordinado con empresarios, sin corrupción, promoviendo la cooperación con empresarios que se definan en favor de una mayor responsabilidad socio ambiental, para que, sin renunciar a sus justas ganancias, contribuyan al desarrollo humano de la población veracruzana. Usted que opina amable lectora o lector.
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