Rodolfo Herrera/ Vivir en el Golfo
Tras el incendio ocurrido en el barco petrolero “Burgos” al servicio de Petróleos mexicanos, los daños ambientales son evidentes y tanto los ambientalistas como los damnificados han brotado por montones.
Efectivamente, luego de más de un día ardiendo en llamas, es lógico que el “Burgos” haya causado serios problemas ambientales y estas podrían ser de graves consecuencias en la zona.
En marzo de 2015, en publicidad pagada para la revista “Petróleo”, Carlos de Regules Ruiz-Funes, director ejecutivo de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente, la ASEA, expuso en portada que “el objetivo es que México cuente con el sector de hidrocarburos más seguro y limpio del mundo”.
En la realidad, el pronóstico de Carlos Regules Ruiz-Funes se cayó desde la misma fecha de la publicación, cuando en el puerto petrolero de Coatzacoalcos, tierra natal del director de Pemex José Antonio González Anaya, comenzaron a darse accidentes con fatales consecuencias.
Ello prueba que la paraestatal no se derrumba tan solo en lo laboral, sino que en la operatividad hay serios problemas con los sistemas y protocolos de contingencias, salvamentos, afectaciones al medio ambiente y a las comunidades petroleras.
Para superar las afectaciones que Pemex realiza en las comunidades, la paraestatal cuenta con el PACMA, que es
el Programa de Apoyo a la Comunidad y Medio Ambiente, cuyo titular es Luis Alberto Martínez Bravo, quien fue desplazado de las oficinas de la presidencia de la república en sustitución de Bernardo Bosh.
Este programa obtiene recursos al retener a empresas y proveedores del 3 por ciento de la facturación por servicios y contratos, que en muchos casos es de millones de dólares al año.
Ese dinero se destina a ayuda social, a reparar daños y afectaciones a las comunidades, municipios y estados petroleros, en otras palabras, Pemex pasa la charola a las empresas que le trabajan y con ese moche trata de quedar bien con poblaciones afectadas a las que paga daños.
Así sucede con las ciudades donde pasan ductos de Pemex, como es el caso de Veracruz, coadyuvando también con pavimentaciones, escuelas y obra pública que los alcaldes luego se adjudican, los vales de miles de litros de gasolina y diésel son otros de los beneficios.
Eso los saben todos los que suelen sentirse afectados por Pemex, como es el caso del “Burgos” que parece que está siendo objeto de rapiña.
Una cosa es que el incendio en la embarcación haya afectado al medio ambiente y otra es que los pescadores digan que se están quedando sin captura de especies como consecuencia del siniestro.
Un sector de lancheros y prestadores de servicios turísticos ya argumentan que el “Burgos” les está afectando.
Es más, hasta vendedores de artesanías y conchitas se dicen afectados y comienzan a ver la forma de que Pemex los indemnice porque les están bajando las ventas.
Como siempre ocurre, a río revuelto ganancia de pescadores, en tanto no instalen una mesa de trabajo, reconozcan las afectaciones al medio ambiente y hagan una evaluación seria, sobrarán quienes se digan afectados e intentarán sangrar a la paraestatal.
El pasado 8 de febrero de 2016, al darle nombramiento a José Antonio González Anaya como nuevo Director de Pemex, el Presidente de la República Enrique Peña Nieto le encargó “acelerar su transformación bajo un enfoque de mayor sustentabilidad ambiental”. Mmmm creo que no se cumplió.
EL INCENDIO NO FUE EN EL PUERTO
A las oficinas de la API, la Administración Portuaria Integral de Veracruz, han comenzado a desfilar los que se dicen afectados por el “Burgos” y que ya reclaman indemnizaciones. Señores, el barco no entró al muelle, el incendio fue en el área de fondeadero, o sea en el mar, se me hace que el caminito es hacia Pemex ¿No?
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