«Es difícil para un periodista –para cualquier persona– recibir no una, sino varias demandas, una tras otra, cuyo propósito es hostigar, desequilibrar, dañar tu estado de ánimo, hacerte la vida imposible. Recibí las demandas con un sentimiento encontrado de lo que significa que el más alto poder en México quiera vengarse de los periodistas que exhibieron algo que no han podido explicar».
Y digo “sentimiento encontrado” porque por un lado te genera incertidumbre e inquietud, pero por otro lado te da una gran fortaleza si cuentas, como cuento yo, con una buena carga de solidaridad. Después de nuestra expulsión de la radio, he recibido una gran cantidad de expresiones solidarias del público, de colegas, de organizaciones de Derechos Humanos y de abogados como Javier Quijano, Xavier Cortina, Pablo González de Cossio, Francisco de la Torre, David Peña, Karla Salas… gente que ha decidido tomar estos casos como propios, con un gran entusiasmo y pro bono. Es decir, estos abogados no han cobrado por sus servicios y han decidido apoyar a la libre expresión en México, a los periodistas acosados y a quienes estamos atravesando un ataque judicial.
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