La vista gorda

Homero Gamboa Martínez alcalde de Tlacotalpan, se quedó sentado, esperando el apoyo de Turismo estatal para la fiesta de la Candelaría...
- en Foro libre

Por Antonio Trujillo y Perdomo/ Verba 

En su fatal sexenio priista Fidel Herrera, en una de las celebraciones de La Candelaria en Tlacotalpan, el pueblo fue testigo de lo que consideraron una de las faltas de respeto hacia la población más grandes hecha por un gobernador el día de la cabalgata del 31 de Enero.

Descendió el entonces gobernador de un helicóptero en visible estado inconveniente por ingesta de algo desconocido para la población, pueblerino desde niño no le era ajeno el montar a caballo, cuestión que hizo e inicio el tradicional paseo esperado año con año por la crema y nata de los cuenqueños más elegantes de la región, con costumbres arraigadas  por generaciones.

Parte de la tradición es que lo varones vistan pulcramente de ropa blanca, guayabera y pantalón y si es posible hasta el calzado, sombrero de dos o cuatro pedradas,  paliacate rojo al cuello con donaire y orgullo.

La damas con atuendo blanco o estilo jarocho bellamente adornadas con joyería y peinados elegantes, para los tlacotalpeños es una gran fiesta, su fiesta.

Pues bien, en aquella ocasión el gobernador  Herrera rompiendo groseramente la tradición  se presentó vistiendo un asquerosa guayabera o camisa de color rojo y una gran cantidad de miembros de su banda pertenecientes al Cartel de Palacio le secundaban con el mismo color brujeril que supuestamente les daba buena suerte.

Los cuenqueños entonces tuvieron que tragarse el orgullo y la tradición de veintenas de años y aceptaron al desgarbado jinete colorada porque no les quedaba de otra. El poder es el poder.

Una fiesta de pueblo al estilo del carnaval porteño (me corrigieron que no es jarocho) en la que las costumbres pueblerinas se imponen por encima de “leyes” de moda como la protección a los animales.

Seguidores de esas modas podrían presentarse en poco tiempo defendiendo hasta insectos como las hormigas por comerse a sus hijos los escamoles y que pasen a ser considerados insectos en peligro de extinción

Ayer 31 en Tlacotalpan, el pueblo volvió a retomar su fiesta, entre ellos el alcalde panista, el General Brigadier DEM, Homero Gamboa Martínez, “Quico Gamboa” cumplió como alcalde.

Y hoy 1 de Febrero puso a disposición del pueblo un lanchón para el tradicional embalse de reses “Desde mi verde ribera” del Papaloapan.

(Desde mi verde ribera, décima espinela del Capitán Raúl Márquez Martínez, qepd. Tlacotalpeño insigne y admirado.)

Sin embargo ha dicho el militar metido a político que si alguna organización defensora de los derechos de los toros interviene y trata de impedir una tradición “puede ser peligroso que traten de impedir el embarque de toros en Tlacotalpan. No podremos contener a 60 mil personas que claman porque este evento se realice”

Efectivamente en este como en otros casos, cuando el pueblo dice que está oscuro a las doce del día, se tienen que encender las farolas, aunque sean farolas led.

Se supone que en Veracruz están prohibidas las corridas de toros, vaquilladas, peleas de gallos, etc sin embargo si la tira de la  Fiscalía de Winkler o la de SSP decide actuar contra ciudadanos tlacotalpeños o no, aunque anden medio pedernales o machachacos los batos, podría  armarse el baile del trompón. ¡Aguas!

Extraña a muchos que Quico Gamboa siendo alcalde panista, -inclusive mencionado  para ocupar alguna cartera en el nuevo gobierno estatal-, no haya tenido el apoyo que esperaba del gobierno estatal para La Candelaria, pues se quejó de no recibir apoyo. Que le mandan policía pero para atacar a su pueblo. ¡Qué cosas tiene la vida!

Si la Fiscalía o SSP se llevaran detenidos a ciudadanos que armen el embalse de toros, podría transformarse en asunto mayúsculo, mejor que ni le rasquen los tanates al demoño.

A la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, le ha tocado padecer caciques priistas, alcaldes y alcaldesas sin trascendencia política y cuando se pensaba que un gobierno municipal panista tendría apoyo estatal, todo se derrumbó. ¿Qué pasó?

Aún que hace tres meses Quico Gamboa durmió en los pasillos de Palacio de Gobierno apoyando la toma del inmueble por huestes panperredistas.

Lo que no deja de ser cierto es que tradiciones tan enraizadas en un pueblo y buscadas por  turismo local y estatal no pueden ni deben ser prohibidas por un supuesto apego a la ley. La vista gorda no es un padecimiento, es una condición. Y son votos.

GUIJARRO: José Luis Lagunes López, Secretario Técnico del Consejo Estatal de Seguridad Pública cumplió  hasta donde la fuerza y salud se lo permitieron. Descanse para siempre.

Comentarios

  1. Difícil elección entre realizar una celebración religiosa o darle al pueblo pan y circo que los distraiga temporalmente de las aflicciones cotidianas derivadas de la falta de empleo; salarios bajísimos; violencia extrema; corrupción de las tres instancias de gobierno, etc; los animales sustituyen a los gladiadores de la antigua Roma o a las ofrendas humanas de la época prehispánica. Porque no llevar a cabo esta celebración religiosa con compasión, fé y esperanza, de acuerdo al objetivo de solicitar a la Patrona del lugar su bendición y protección, tal vez así a los habitantes de tan hermosa región ya no tengan que padecer las autoridades que les han tocado en décadas y no tengan que tener las visitas indeseables que llegan a descomponer la real celebración. Por el momento es más fácil esperar derrama económica por violencia contras los más débiles, por venta de alcohol y permitir excesos que preparar las condiciones para disfrutar de las bendiciones.

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