Por Alfredo Díaz/ Realidad Política
No es teoría ni nuevas proposiciones, pero en la Historia, como parte de ésta, se toma en cuenta las evidencias arqueológicas, los hechos y sus obras, ya que son elementos que proporcionan información de los hombres, la sociedad o cualquier civilización.
Vemos los hechos políticos y a los políticos como referencias que nos son útiles para orientar y construir nuestras propias decisiones y crear nuestras propias convicciones. Partiendo de esto elaboramos un comentario desde los hechos y la praxicidad de los actores políticos de nuestro país que construyen y cohabitan la mediocridad, estupidez y corrupción de las instituciones y el Estado que representan y mantienen y que ellos mismos han deformado.
De esto, no sólo se observa entre los actores sino que los diferentes medios informativos, no todos, han dado cuenta a la sociedad que ha sido agraviada, ninguneada, ignorada y masacrada. El conocimiento humano permite combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía del ser humano para construir un mundo mejor.
Esto lo afirmaron los pensadores e intelectuales de la Ilustración francesa a mediados del siglo XVIII para sacudirse el feudalismo. Los políticos mexicanos son reproductores y conservadores de la ignorancia pues como dice Enrique Galván Ochoa: “un pobre es igual a un voto”.
La mafiocracia1 tiene una larga historia en México la cual inicia desde los años sesenta, desdoblada entre los políticos mexicanos para hacer alianzas, bloques y grupos, después incorpora a los líderes de diversos signos y sindicatos y, finalmente, a la oligarquía convenenciera que recibe jugosos beneficios por sus favores.
Pero esa mafiocracia ha ido más lejos. A partir de los años ochenta la delincuencia que se dedica a las drogas ha crecido bajo el cobijo y protección de las instituciones del Estado, se ha engarzado a través de acuerdos muy ventajosos para ambas partes: para los políticos es obtener financiamiento y moches con recursos sucios e ilícitos y para los cárteles de drogas es vender y pasar con la protección de las instituciones, jueces, fiscales, fuerzas armadas y policiales.
Además, a estas mafias se han sumado otros grupos como secuestradores y extorsionadores que también aportan recursos para campañas electorales o son parte de los partidos que no quieren soltar el poder. Actualmente, en plena globalización y dizque modernidad, las instituciones ya han sido secuestradas por los grupos delincuenciales para operar al Estado, así como, los fiscales para sus negocios.
Esto, se ha convertido en un problema para la sociedad porque, ha agraviado los niveles de bienestar, del buen vivir, de seguridad, de justicia y, por supuesto los derechos humanos. Por lo que el Estado, en manos de mafiosos, no es un Estado de derecho sino un Estado delincuencial. Otro factor clave que representa la concentración de la estupidez y mediocridad del Estado mexicano es la autoconstrucción de una mitología “democrática”, pero que jamás ha abandonado su afirmación jerárquica y explotadora de su dominio, el cual ha sido utilizado para extender y proteger por las fuerzas del Estado diversas relaciones con la delincuencia (ya sea cártel de drogas, secuestradores, extorsionadores, etc.).
México no es una democracia parlamentaria, ya que no hay prestigio profesional de los ministros de la Suprema Corte de Justicia, de los tribunales, ni de los órganos que validan y califican las elecciones, ni de los legisladores.
El proceso electoral es una simulación de democracia para decir que el pueblo ha elegido, cuando en realidad es un fraude grotesco y mafioso entre la delincuencia política. En absoluto sorprende la criminalización, la denostación, las amenazas y la intimidación para presentarse como “constitucionales” de indiscutible soberanía ante la sociedad.
La conservación de la estupidez, la corrupción y la violencia, contra la población, no pueden seguir indefinidamente como intenta el PRIAN con el apoyo de sus intelectuales liberales (Aguilar Camín, Enrique Krauze, etc.) y la oligarquía convenenciera; esto representa un sentido contrahistórico para el Estado y nuestra civilización.
El Estado, en cambio, debe ser viable y sostenible que garantice la reproducción de una sociedad libre, con equidad y democracia, incluyendo la protección de los recursos naturales y el medio ambiente. Para lograr esto, es necesario que los ciudadanos pongan en conjunto su físico y su praxis para transformar y construir la historia de un México diferente y justo; por lo tanto, la oportunidad la tenemos en estas elecciones presidenciales 2018.
El Estado puede lograr un cambio, siempre y cuando tenga las condiciones objetivamente identificables tales como son la presencia de gobernantes que no sean del PRI y PAN, para que las fuerzas institucionales puedan reconstruirse/consolidarse en estas circunstancias históricas.
En la actualidad el Estado es sometido y desplegado en contra de las necesidades y condiciones a que aspira la población. Es decir, el desenvolvimiento del Estado es contrario a las necesidades históricas por sus actuales condiciones y relaciones que están en una fase decadente y en descomposición. En otras palabras como indica Mészáros (2017), “bajo los malos gobiernos o kakistocracia2 , la igualdad es exclusivamente aparente e ilusoria; solo sirve para mantener al pobre en su miseria y al rico en su usurpación […]
De hecho, las leyes son siempre útiles para los que poseen algo y perjudiciales para los que nada tienen […]”. Por lo tanto, el actual Estado no es ventajoso a los hombres, a nuestra población y nuestra sociedad.
De todas estas evidencias hay una enseñanza y un aprendizaje: se puede afirmar que existe la mafiocracia la cual ha instrumentado tres fraudes electorales consecutivamente cuyos impactos y consecuencias estamos padeciendo una falsa guerra contra la delincuencia, y debemos impedir una cuarta generación del fraude que está tejiendo la mafiocracia del PRIAN y partidos paleros junto con los empresarios.

Buscaglia dice que el 90% del dinero que se usa para las campañas electorales (acarreos, despensas, cementos, varillas, laminas, tarjetas monex, salarios rosa y compra de votos) es dinero ilegal y sucio procedente de la delincuencia (políticos, empresarios y chapos).
La mafiocracia ha sido fiel cumplidora con los dictados de los organismos financieros internacionales (FMI y BM), el adelgazamiento del Estado y privatizadora de las partaestatales. Se dice ser moderna y que ha elaborado y aprobado todas las reformas que no han beneficiado a la población: de transparencia, ley de amparo, código nacional de procedimientos penales, reforma educativa, reforma laboral, reforma hacendaria, financiera, energética, telecomunicaciones y radiodifusión, pero con un sistema electoral parecido a los Somoza Debayle y Duvalier de los años sesenta del siglo pasado, que mantuvieron el terror entre la población como método de control. Somos una sociedad torturada y sojuzgada por el autoritarismo de más de setenta años.
Sólo existen reformas que han hecho de México un mercado mediocre por sus condiciones del mercado laboral y sus salarios miserables que pagan a los trabajadores, postrado a los intereses de los vecinos del norte quienes son los que operan la región. Los indicadores aquí señalados son equivalentes empíricos de la dimensión real y existente de la mediocridad y estupidez en que los políticos del PRI-PAN-PRD han desfigurado al Estado y sus instituciones.
Durante las últimas tres décadas México avanzó en la modernización del sistema político mexicano, con la búsqueda de la inmolación inevitable, del viejo presidencialismo, sin embargo se siguen reproduciendo los mismos viejos vicios. El enorme reajuste político-económico no rindió en la realidad casi ninguno de los resultados prometidos: no se alcanzó eficiencia, competitividad, ni prosperidad sostenida y menos para todos.
Las injusticias a enmendar alcanzan tal magnitud que vulneran el principio de la igualdad jurídico-política y, por lo tanto, contaminan la salud de los procesos democráticos. Los métodos del viejo presidencialismo no han sido abandonados sino que estos se han combinado con la delincuencia. La política social se focaliza, se torna microsocial para aliviar, sin resolver, pobreza, desempleo e informalidad.
La crisis de representación se hace evidente cuando el 50% o más de la población, y un porcentaje similar de la fuerza de trabajo, no tiene voz ni influencia en las decisiones fundamentales para su bienestar (Ibarra, 2007).
Pese a los avances en materia electoral, el tipo de transición no logró la instauración democrática, vale decir, la construcción de un andamiaje institucional y la elaboración de una Constitución acorde al régimen político. Aunque se abrieron canales para la pluralidad política y para nuevos roles de los partidos políticos, la experiencia democrática no ha logrado traducirse en un desarrollo incluyente, la ciudadanía muestra signos de desafección al igual que la mayoría de las democracias latinoamericanas.
La calidad de la política en México constituye uno de los referentes centrales para entender las complejidades del sistema político. Aquí es pertinente preguntarnos: ¿Hemos transitado a un régimen político que permita un estilo democrático, incluyente e institucional de gobernar? ¿La vida pública se ha hecho menos privada o seguimos padeciendo la fragilidad de lo público tanto en la sociedad como en el Estado? (Rodríguez, 2009).
Conclusiones -La corrupción, delincuencia y atropellos a los derechos humanos se incrementará aún más sí el Prianismo y partidos paleros siguen la misma trayectoria y “gobernando”. -La población se encuentra desprotegida y agredida ante la falta de un Estado de derecho, pues es controlada y sometida por un Estado delincuencial que carece de castigos ejemplares, el cual es ejercido y operado por los Prianes y bandas de delincuentes.
-Los discursos de los políticos que han estado en el gobierno son falsos y demagógicos, no esperamos cambio alguno pues no cumplen lo que prometen. -La intervención masiva de la sociedad en este proceso electoral puede revertir la tendencia ascendente de la corrupción y la delincuencia.
-Salir a votar siempre es mejor, ya que no salir seguimos fomentando el prianismo que destruye el futuro de nuestros hijos y de los mexicanos, es decir, continúa la catástrofe política, económica y social.
-El progresismo es un sistema que ha mostrado que puede conducir a limitar el aumento de la corrupción, delincuencia y desigualdad. -El verdadero peligro de la nación ha sido el sistema PRIANista porque ha llevado a la descomposición del Estado y sus instituciones, tiene negociaciones mafiosas con grupos de la delincuencia y ha sumergido en una crisis total al país: económica, social y política. El Estado que no procura justicia es una banda de malechores.
-Los gobiernos que hemos tenido del PRI y PAN no han sido diferentes, sino es la continuidad de lo mismo: hacen alianza para seguir conservando privilegios e implementando el neoliberalismo que no beneficia a la población. -El Estado de derecho no es tal, sólo está al servicio de la mafiocracia y de los grupos criminales. Ibarra, David, «México: democracia, Estado de Derecho y globalización», en Rodolfo Mariani (coord.), Democracia-Estado-Ciudadanía. Hacia un Estado de y para la democracia en América Latina, Lima, PNUD, 2007, pp. 405-407. Mészáros, István. 2017.
El anacronismo histórico y la indispensable superación del Estado. Revista Herramienta. Rodríguez Araujo, Octavio, México, ¿un nuevo régimen político?, México, Siglo XXI Editores, 2009, 294 pp. 1 Concepto acuñado por Pino Solana, la palabra “mafia” define al crimen organizado y la Mafiocracia es un excelente hallazgo lingüístico que describe a nuestro país. Estamos en poder de las mafias, J. Akerman se refiere al actuar de los políticos mexicanos, principalmente de los partidos PRI, PAN, PRD y partidos paleros de estos. 2 Kakistocracia:
El gobierno de los peores. El filósofo político Michelangelo Bovero utilizó el término para describir el régimen político italiano de finales del milenio: “Un tipo de gobierno plutocrático-demagógico-autoritario. Basado principalmente en la idiotización mediática de grandes masas electorales”.
Excelente artículo. Gracias por desnudar la realidad aunque resulte ofensiva. Ojalá logremos un giro de timón.