Cuitláhuac García promete crear una comisión de la verdad para esclarecer los asesinatos de periodistas en Veracruz

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Por Noé Zavaleta/

Xalapa, Ver. (Proceso).- La noche del domingo 1, al término de la jornada electoral, en las redes sociales comenzó a circular la frase de admiración: “¡Sorpresa! Ganó Morena en Veracruz!”, acompañada de la pregunta: “¿Quién es Cuitláhuac?”.

Los días posteriores se confirmó la victoria: 18 de las 20 diputaciones federales y 21 de 30 curules uninominales locales son para la coalición Juntos Haremos Historia, mientras que su candidato a gobernador en la entidad, Cuitláhuac García Jiménez, obtuvo 1 millón 465 mil votos. Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del actual mandatario, Miguel Ángel Yunes Linares, y candidato a la gubernatura de la coalición Por Veracruz al Frente, tuvo 179 mil 627 sufragios menos.

El PRI, que por segunda vez perdió la gubernatura y se encuentra inmerso en el desprestigio por el desfalco financiero que hoy tiene en prisión al exgobernador Javier Duarte y a media docena de sus antiguos colaboradores, alcanzó 476 mil votos (14.2% de los sufragios). José Yunes, quien buscaba la gubernatura arropado por el tricolor, admitió que la derrota “fue devastadora”.

Con los resultados a la vista, la pretensión de Yunes Linares de heredar el cargo a su hijo Miguel Ángel quedó trunca y también acabó con su sueño de colocar en 2024 a su otro vástago –Fernando, el actual alcalde del puerto jarocho– como gobernador.

En entrevista en su casa, García Jiménez relata que la prensa nunca le creyó cuando decía que iba 10 puntos arriba. “El gobernador Yunes –dice– vio venir la ola Morena desde el año pasado y por eso dispuso de recursos públicos y billete para contenernos. Y si bien ganó las presidencias municipales, este año ya no pudo”.

La trayectoria de Cuitláhuac

Cuitláhuac García es ingeniero por la Universidad Veracruzana y cursó maestrías en el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad de Manchester, así como un posdoctorado en Alemania.

Cuando tenía 17 años, dice, conoció al ingeniero Heberto Castillo Martínez, su paisano, durante una visita que el entonces dirigente de izquierda hizo a Xalapa. En aquella época Castillo era perseguido por el régimen priista y las autoridades locales le negaron permiso para realizar un mitin en la Plaza Lerdo, en el Zócalo de esta ciudad.

Castillo y sus seguidores se retiraron hacia el barrio de Xallitic, en la Plazuela del Carbón, cuenta el virtual gobernador electo. A partir de ahí, García se acercó a Castillo, quien por esa época presidía el Partido Mexicano de los Trabajadores. Sin embargo, en 1988 tuvo su primera “incomprensión ideológica” cuando Castillo declinó su candidatura presidencial y se sumó a la del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, impulsado por el Frente Democrático Nacional.

Los comicios presidenciales de esa época, en los cuales se cometió un gran fraude que impidió a Cárdenas llegar a Los Pinos, lo marcaron, dice García. Desde entonces comenzó a entender que la lucha social era de largo plazo y por la vía pacífica.

Tres décadas después llegó a la gubernatura, luego de un primer intento fallido hace dos años, cuando perdió precisamente ante Yunes Linares.

La entrevista se interrumpe cuando llegan a su domicilio reporteros del programa Foro TV de Televisa que le piden “tres minutos”. García se los concede. Cuando se van, comenta al corresponsal de Proceso que en 2006, cuando él se volvió vocero de López Obrador en los pueblos y rancherías veracruzanas, era “impensable” que el duopolio televisivo abriera espacio al tabasqueño o a sus seguidores.

Cuenta que se subía a una camioneta viejita y se trasladaba a Juchique de Ferrer, Alto Lucero, Naolinco, Cosautlán de Carvajal, Las Vigas, Cerrillos y otras comunidades. Ahí, dice, proyectaba a los lugareños el documental El Fraude México 2006 de Luis Mandoki; también exhibía videos de los mítines de López Obrador en territorio veracruzano, sobre todo a quienes no podían desplazarse a los lugares que visitaba el tabasqueño.

En 2000, cuando el panista Vicente Fox ganó los comicios presidenciales, García estaba en Alemania estudiando un posgrado. Le dolió sobremanera, dice, que la derecha le arrebatara el poder al PRI. “No lo entendía, y era un tema de discusión con mis compañeros latinos. Tú volteabas a Latinoamérica y el cambio giraba a la izquierda”.

Relata que fue fundador del PRD, y recuerda los tiempos en que solía pegar carteles y propaganda en bardas, postes y autobuses. Sin embargo, durante la gestión de Javier Duarte (2010-2016) se desencantó del perredismo nacional y local por la corrupción imperante en su interior.

“El artífice de esa corrupción en Veracruz fue Rogelio Franco”, sostiene; él fue diputado local en el sexenio de Duarte y ahora con Yunes Linares despacha como secretario de Gobierno. García decidió irse a Morena. Y en 2015, ya en ese partido, contendió por primera vez como candidato a diputado federal. Arrasó.

La debacle yunista 

En las redes sociales, Yunes Márquez asegura que es el “panista más votado en la historia de Veracruz”, con más de 1 millón 300 mil votos. La realidad es que la coalición Por Veracruz al Frente –en la cual participaron también el PRD y Movimiento Ciudadano (MC)– fue la que hizo perder la contienda al hijo del mandatario estatal, pues los partidos satélites le quedaron mal.

En la elección para gobernador de 2016, por ejemplo, el PRD aportó 230 mil votos al entonces candidato Miguel Ángel Yunes Linares; hoy que el PAN es gobierno y cuenta con cuatro curules y una decena de alcaldías, el PRD sólo logró 180 mil votos.

Con respecto a MC, en 2016 obtuvo cinco diputaciones federales y siete locales; ahora no ganó ninguna y apenas aportó 58 mil votos, según cifras del Organismo Público Local Electoral.

Peor aún, la veintena de expriistas que engrosaron el Frente, como la exsecretaria general del PRI Regina Vázquez, así como los exdiputados locales Renato Tronco, Víctor García Trujeque, Vicente Benítez y Eduardo Sánchez Macías, entre otros, aportaron poco “capital político” al hijo de Yunes Linares.

Por separado, Julen Rementería del Puerto –quien logró un escaño por minoría en el Senado– pide no “buscar culpables”. La derrota, según él, es multifactorial; es momento de que en Veracruz y en el país Acción Nacional se replantee la “rentabilidad” de una alianza con dichos institutos políticos, señala.

Y añade: “La renta salió alta. El tamaño de la negociación (con PRD y MC) fue muy costoso. Si revisas los números, fue (una negociación) muy desventajosa; jamás les hubiéramos dado la mitad de las candidaturas. Aun así, si con sus votos hubiéramos ganado la gubernatura, hubiera valido el sacrificio. Pero no fue así”.

–¿Cómo explicar una derrota si se insiste en que en este bienio hubo orden financiero y reactivación de obras? –se le cuestiona a Rementería.

Sufrimos un voto antisistema. Morena, una opción política nueva, encontró la tormenta perfecta –un enojo social creciente contra el gobierno federal– y la ciudadanía se fue en banda. Votó parejo por la opción que le pareció distinta al sistema. No hay que buscar un solo culpable o cargar responsabilidades. Yo fui candidato y no hay que tirarnos por la ventana. A mirar lo que sigue.

Dice que el PAN “está vivo” y dispuesto a crecer desde la oposición. De paso, advierte sobre los problemas que podría generar la descentralización de las dependencias propuesta por AMLO.

Pone un ejemplo: “Antes, cualquier alcalde iba a la Ciudad de México y en Paseo de la Reforma e Insurgentes (donde se encuentra el Senado) realizaba sus trámites. Con el próximo gobierno, si esa descentralización se concreta, que lo dudo, cuando un edil quiera ir a las oficinas de la Conagua (Comisión Nacional del Agua) –ubicadas al sur de la Ciudad de México– tendrá que viajar a Veracruz. Pero si de esta ciudad tiene que desplazarse a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, deberá tomar dos aviones para llegar a San Luis Potosí. Y si necesita ir a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Recursos Naturales, Pesca y Alimentación, sabrá Dios a dónde tenga que ir”.

Gobernar sin corromperse

Cuitláhuac García adelanta que apenas asuma la gubernatura presentará una ley de austeridad cuyo propósito es ahorrar más de 10 mil millones de pesos (12% del presupuesto estatal), así como un plan integral de seguridad para disminuir los delitos del fuero común, que se elevaron en las administraciones de Duarte y de Yunes Linares.

También, dice, pugnará por el esclarecimiento de los casos de miles de desaparecidos en Veracruz y promoverá ante el Congreso estatal la creación de una comisión de la verdad que trabaje en torno a los asesinatos de los 23 periodistas asesinados en los últimos ocho años en la entidad.

–¿Cómo lograrlo? –se le pregunta.

–Yo no soy corrupto… Pulcritud y honestidad regirán mi administración. Fui académico y diputado. En su momento me opuse a la Ley de Seguridad Interior, a la nueva Ley de Hidrocarburos, al “gasolinazo”. Tengo experiencia.

–A su juicio, ¿por qué perdió el hijo de Yunes Linares?

Porque él (el gobernador) desvió 800 millones de pesos para la elección de su hijo. Hubo desorden en el gobierno, descuidó los problemas del estado, el campo, la seguridad, por atender la elección. No dejaba a sus secretarios salir en la prensa. Todo era para él y su hijo; ni siquiera a Julen (hoy senador por minoría), quien estaba en la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas, lo dejaba.

Cuando el corresponsal le pregunta si algunos de los expanistas y expriistas que lo apoyaron se han acercado para pedirle algún cargo, García responde que no. Sostiene que su único compromiso fue para sacar a Yunes Linares y evitar que ganara su hijo.

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