Inicio del fin..

Un tsunami llamado AMLO se avecina el 1 de Diciembre... porque así lo quisieron 30 millones de mexicanos

No el fin del “Buen Fin”, ni de la cursilona canción “inicio del final” de Alfredito Olivas.

Es dar comienzo a una nueva etapa. Ser testigos del fin de un régimen corrupto, represor, saqueador, entreguista, socio y cómplice de la  agonía de la globalización financiera, que ha sido visualizada, tanto por el premio nobel de economía,  Joseph Stiglitz, como por el internacionalista y experto en geopolítica, Alfredo Jaliffe.

Todo esto sin  recurrir  a la visión de los  procesos históricos del término de  la Edad Media, o de la caída de la Unión Soviética,  o del frente nazi-fascismo.

En el caso de México estamos en el comienzo del fin del neoliberalismo a la mexicana.

Los movimientos sociales, como del caso de América Latina, que la han llevado desde la dependencia absoluta del imperialismo yanqui, al sometimiento de las voluntades populares a través de golpes de Estado por las minorías militares, a los gobiernos liberales y progresistas de naciones como Cuba, Venezuela, Nicaragua, Brasil. Uruguay, El Salvador, Perú, Ecuador,  Bolivia y Argentina, hasta el retorno salvaje de las nuevas imposiciones preñadas de una visión golpista de la justicia,  como en el caso de Argentina y Brasil.

Todo obedece a los intereses de las empresas trasnacionales,  que son las que dominan el mercado financiero internacional, las que  han sometido la conciencia ciudadana,  con el respaldo de gobiernos emergentes e improvisados de la ultra derecha mas conservadora y entreguista,  al reclamo del control total por el gran capital. Apoyados en todo por los medios de comunicación, la iglesia, las nuevas tecnologías de la información y el deterioro, constante, de la formación profesional del sistema educativo. Todo,  fomentando la pobreza, mediatizando las conciencias, reprimiendo la movilización social, asesinando a la prensa crítica, comprando la voz y la palabra de conductores, analistas y reporteros vendidos al sistema.

En esa  expansión de la ultraderecha, casos en Paraguay, Argentina y Brasil.  La conservación de los gobiernos liberales como en Cuba, Venezuela, Bolivia, El Salvador, Nicaragua  y  Uruguay. El surgimiento de una derecha ligth como sucede con la nueva Colombia, el retorno en Chile, Costa Rica, Perú y Panamá. Una contradicción completa.

Ante esos sucesos, sobreviene la  restructuración de pasiones, intereses y esperanzas,  Por lo que México iniciará una nueva etapa, a partir del próximo domingo. No es solo cambio de gobierno,  sino lo que es, es un cambio de régimen, anunciado como la cuarta transformación del país, a la par de la Independencia, la Reforma y la Revolución. Un cambio anunciado en el proceso de campaña política, en pos del voto popular. Un cambio respaldado por mas de treinta millones de votos que representan al 53 por ciento del padrón electoral, pero que en realidad formaban parte de mas del 75 por ciento del total de la población. Hoy, a ocho días del cambio,  Andrés Manuel López Obrador es apoyado por cerca del 85 por ciento de la ciudadanía, en los estudios recientes de las principales encuestadoras nacionales: Mitofsky, Gabinete de comunicación estratégica, Gabinete de estudios de opinión, Parametría, Demos, entre otras.

Es el comienzo de una auténtica democracia. Es dar la voz a  todos, es consultar la voluntad popular, es frenar el saqueo de la nación, es restaurar, con dignidad, el empobrecimiento cínico, cruel, criminal de mas del 65 por ciento de una población del país. Es la recuperación de los valores nacionales, de la cultura tradicional, de la ética ciudadana.

Como todo cambio, no se dará ni terso, ni en complicidad. El cambio requiere consolidar las instituciones, erradicar la violencia e inseguridad, abrir los espacios a la inversión nacional e internacional con una visión de Estado libre, soberano e interdependiente.

Una democracia que nos da sorpresas y asombro: Un PAN que se opone  a la militarización, siendo causante de mas de 150 mil muertos. Un PRI, que exige se ataque con furia la corrupción y tiene ya en este sexenio mas de 120 mil muertos. Un PRD que languidece al haber declinado su formación ideológica, y ahora muere de inaniccción. Un Verde que “se moviliza por donde sopla el viento”. Un Movimiento Ciudadano que da comienzo a la lucha por el poder político, con el gobernador de Jalisco, para el proceso electoral del 2024. Un  Panal que no sabe si apoyar a su patrona,  de nuevo  la Gordillo, o quedarse con Cepeda o negociar con la CNTE.

Todos tendrán voz y voto en esta nueva república. Todos ellos, los que se anticiparon con fiestas y regalos navideños. Los que dieron base a las plazas de  sus huestes,  para ponerle “piedra a los zapatos” al nuevo gobierno, que lo hicieron para agradecer favores o simplemente para chingar a los que vienen.

Recursos habrá para comprar conciencias de los mismos conductores y analistas mediáticos para dar su interminable batalla. Dinero partidista, o proveniente de sus guardados de fondos públicos, o los extraídos por diezmo, moche, cochupo, lana debajo del agua o mordida. Pesos para mover medios, para dar misa, para manipular conciencias.

Este fin de semana que termina,  entre el Buen Fin y el Black Friday, entre compras de lo innecesario para presumir al vecino, de pagos tarjeteros, a plazos impagables  y  se adquirieren por  mercancía de oferta al 30 por ciento y que se termina  pagando a mas del 75 por ciento por  intereses. Consumen  por consumir, para  atragantarse  sin apetito.

La democracia abre espacios para todos, ofrece oportunidad a gritar y mentar madres, nos alivia para olvidarnos de nuestros gobiernos  corruptos  y saqueadores. Es bautizarnos a una  pureza olvidada o nunca aprendida.

Debemos aprender del cambio, en el cambio y por el cambio. Es la nueva consigna de la voluntad popular. Por eso debemos consultar antes de tomar decisiones. Tenemos que oír la voz de los que nunca han podido gritar. La trasformación viene, nos guste o no, por necesidad para recuperar un país devastado, hundido en la violencia y miseria.

Ese es el tsunami que se avecina, arrasar la podredumbre para reconstruir un país. Aún es tiempo. Y el próximo domingo apenas comienza. Lo sucedido estos cinco  meses no ha sido,  sino solo un ensayo general del fin de neoliberalismo y el recomienzo de una nueva República.

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