Los medios como estrategia infatigable/ El Cristalazo

AMLO revive al populismo a los bestia, prefiere que el pueblo reciba limosnas, en lugar de enseñarlo a pescar.
- en Opinión

Quien quiera comprender los motivos por los cuales el Presidente acude cada mañana al salón de la Tesorería en el Palacio Nacional,  ese espacio de mármoles y farolas de curva herrería, alguna vez usado para la recaudación monetaria del Gobierno, debe entender, primero la concepción de los medios de comunicación como herramientas indispensables de un interminable proyecto político de gran alcance, cuya infinita ambición no se puede agotar en un sexenio.

La intención, proclamada desde los documentos fundacionales del movimiento, es gobernar con y desde los medios de información de una manera total y avasallante, haciendo de la propaganda una herramienta insustituible e infatigable.

Eso explica quizá las designaciones en los hasta ahora intrascendentes medios públicos (imaginariamente al servicio plural de la sociedad desde el Estado, no del gobierno), puestos ahora en manos de activistas devotos del movimiento revolucionario.

Pero en fin, leamos fragmentos de la ilustrativa Declaración de Principios de Morena:

“…De manera activa hay que contrarrestar toda la propaganda manipuladora y luchar por hacer valer el derecho a la información veraz.

“Es ideal que cada mujer y cada hombre de Morena, se conviertan en un medio de comunicación para informar al pueblo y lograr la participación de los  ciudadanos. ‘En esta tarea es fundamental la democratización de los medios de comunicación y el despliegue de medios propios’”.

Obviamente, cuando se quiere convertir a hombres y mujeres de Morena en transmisores de la comunicación de este partido, se les está dotando de un carácter doctrinario y militante en las arenas de los medios, para informar (adoctrinar) y participar (propagar).

Pero si desde los tiempos de Vespasiano se nos decía de ninguna novedad bajo el sol ni el firmamento, este propósito recuerda un anuncio del presidente Mao en el año 1949:

“…La prensa constituye invariablemente un instrumento de la lucha de clases, mientras el mundo esté dividido en clases.

“Éste es el concepto esencial del presidente Mao sobre el periodismo. El proletariado debe mantener en sus manos la dirección de la prensa y hacer de ella un instrumento de la dictadura del proletariado; la burguesía se esfuerza en una y mil formas para tomar la dirección de la prensa y convertirla en un instrumento a fin de subvertir la dictadura del proletariado.

“Éste ha sido el foco de la lucha entre las dos clases en los ­círculos periodísticos de nuestro país durante los últimos 18 años.

“Aun después de la toma del poder por los revolucionarios proletarios, esta lucha no termina. Los representantes de la burguesía continúan complotando mediante diversos medios detestables, para disputar al proletariado la dirección de la prensa.

“Por tanto, en la actualidad, un importante trabajo para los círculos periodísticos reside en depurar seriamente las filas de clase barriendo al puñado de recalcitrantes elementos con poder seguidores del camino capitalista, renegados, agentes secretos, letrados reaccionarios y terratenientes, campesinos ricos, contrarrevolucionarios, elementos nocivos y derechistas. Únicamente después de cumplido bien este trabajo, podrá formarse un contingente de periodistas proletarios, consolidar y desarrollar los grandes logros de la gran revolución cultural proletaria en lo organizativo…”

Sustituya usted los términos “camino capitalista, renegados, agentes secretos, letrados reaccionarios y terratenientes, campesinos ricos, contrarrevolucionarios, elementos nocivos y derechistas” por prensa fifí, neoliberalismo, conservadores neo porfiristas y hallará notables coincidencias.

Pero sigamos con la mañanera de Mao:

“…Camaradas, ustedes se dedican al periodismo. Su trabajo consiste en educar (¿?) a las masas, hacerles conocer sus propios intereses, sus propias tareas y los principios y medidas políticos del Partido.

“Hemos de enseñar al pueblo a conocer la verdad y ponerlo en pie para la lucha por su propia emancipación.

“Por consiguiente, el periodismo de la ‘Nueva China’, como instrumento de la opinión pública para la dictadura del proletariado, debe preparar el camino para el paso de la revolución democrática a la revolución socialista…

“…Los capitalistas opinan así: ustedes nos dicen a menudo que nos tratan bien, pero los periódicos dicen que somos malos…”

Pero estas quejas crujen en parejas, como decía López Velarde de los esqueletos.

Ha dicho el Presidente (y son apenas algunos ejemplos):

“…Hace tiempo que Jesús Silva-Herzog Márquez me cuestiona con conjeturas de toda índole. Hoy, en el periódico Reforma, me acusa sin motivo, de oportunista.

“Ni modo, son tiempos de enfrentar a la mafia del poder, a sus secuaces y articulistas conservadores con apariencia de liberales…

“…Hay que aceptarlo y respetar la labor del conservadurismo y de la prensa ‘fifí’…

“…No es improductiva (la opinión crítica desfavorable), al contrario ayuda mucho, ya sabemos que no nos ven con buenos ojos, pero nosotros tenemos que dar respuesta a todos los cuestionamientos, aunque vengan del conservadurismo y de los que se callaron como momias durante el periodo neoliberal, que no le pidieron la declaración de bienes patrimoniales a (Carlos) Salinas, ni lo tocaban ni con el pétalo de una rosa”.

Sin embargo la captura de los espacios, en seguimiento de la estrategia inscrita en los documentos de Morena (la conferencia mañanera apenas es la punta del gran hielo en el agua del convencimiento público constante y recurrente), ha dado un  resultado abrumador: de acuerdo con las encuestas más recientes (El financiero), el presidente tiene una aprobación  o una popularidad o una buena calificación, o como se le quiera llamar, de más del 80 por ciento de los encuestados.

Sin embargo,  la propaganda (los gobiernos no informan; propagan) no debe ser vista como algo monstruoso o perverso.

No. La propaganda es una finalidad perdurable; el periodismo, una herramienta. El control de la industria periodística es una etapa en el dominio de la difusión  por encima de todos los demás elementos de la conciencia social.

Quien controle la información; terminará controlando el pensamiento.

La propaganda política, a diferencia de la comercial cuyo objetivo es dominar el mercado, pretende controlar las conciencias con verdades simplonas, argumentos reiterativos y campañas focalizadas en los enemigos de clase. Sencillo.

En ese sentido vale la pena recordar uno de los principios de un genio de esta materia, el nazi Joseph Goebbels (lo nazi no le quitaba lo inteligente, como a Leni Riefenstahl, la cineasta a  la que el fanatismo no la privó de la estética), quien  decía entre otras cosas:

“…Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar…”

 

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El próximo miércoles en El Colegio Nacional, a las cinco de la tarde y en el programa de la Red de Estudios sobre Desigualdades, se realizará el Seminario Migración, Desigualdad y Políticas Públicas(MIGDEP).

Este encuentro busca comprender cómo algunos factores  asociados con la migración amplían o disminuyen las desigualdades sociales.

Se analizarán, en la reunión académica, tanto los procesos de emigración, como los procesos de integración económica, política y social de migrantes en sus lugares de origen, y su tránsito, destino y retorno.

Antes estos escenarios, MIGDEP analiza cómo las políticas públicas en general, y migratorias en específico, pueden atenuar dichas desigualdades. El seminario busca estrechar lazos entre la comunidad académica, los funcionarios de gobierno y otros actores involucrados.

Participan en el seminario, organizado por El Colegio de México y El Colegio Nacional, Javier de Lucas, Claudia Mas­ferrer, Gabriela Rodríguez y José Ramón Cossío.

 

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Lo ocurrido en la ya célebre Noche de Iguala, a pesar de ser un asunto esencialmente resuelto desde hace mucho tiempo, viene dando espacios infinitos para crear nuevas instituciones o al menos oficinas burocráticas, cuya finalidad es batir  lo ya sabido y darle una y otra vez la vuelta a los mismos rollos, para aumentar el martirologio.

Ya se tiene una amplísima investigación de la CNDH; ya se metieron todas las ONG habidas y por haber; ya están dictámenes de todo tipo —de nacionales y extranjeros—, de la extinta PGR, de la OEA, de la CIDH, del GIEI y cuanto aventurero peruano o argentino ha querido venir a tomar su rebanada en el pastel de la piedad subvencionada.

Ahora se anuncia una Fiscalía Especial además de una Comisión de la Verdad.

Nunca llegarán a nada fundamentalmente distinto de lo ya sabido, ni siquiera con la convocatoria a los soplones desde el gobierno federal.

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