Cien días del poder indisputado; bien y de buenas/ El Cristalazo

AMLO 100 días de altibajos y la economía sigue en picada
- en Opinión

Nadie puede saber ahora, mientras los días van dejando cada uno el eslabón de su cadena infinita, cuál va a ser el resultado de este experimento en marcha cuya finalidad (dicen sus autores o mejor dicho su autor único), es la Cuarta Transformación Nacional, dicho así, como quien abre los portones de la felicidad, la dicha, la prosperidad, la justicia, la honestidad, el decoro, la moralidad y a fin de cuentas la sucursal del humano paraíso, el cual por humano jamás será paradisiaco.

Vamos en pos de la paz, porque yo soy la verdad y la vida.

Pero mientras avanza el calendario y ya acumulamos cien días, el Presidente se dispone a disfrutar la más jugosa rebanada en el pastel de éxito inicial: nada de pasar reformas constitucionales con el solo aval de la Asamblea Nacional más 17 congresos estatales; nada, todo completo, los 32 parlamentos locales deben signar la constitucionalidad de la Guardia Nacional, porque de ella dependerá, en parte, el proyecto entero.

Ya es tiempo de corregir los yerros de una milicia callejera sin marco constitucional. Ahora tendremos milicia callejera con marco constitucional mientras suspendemos la estrategia de perseguir cabezas del narcotráfico; lo cual no obsta para cercar en Guanajuato al señor Yepes, jefe del cártel de Santa Rosa de Lima, dominica terciaria canonizada en el ya lejano siglo XVII.

Cosa extravagante nombrar a un grupo de ladrones y traficantes con la evocación de la santa, pero hay para todo, pues hubo quien le puso el nombre de Francisco de Asís a una ganadería de bravo, en la cual se criaban toros para verlos morir estoqueados en el ruedo.

En fin, como siempre hemos sabido, hay gente para todo. A Dios rogando y con El Marro, dando.

Y como ya las cosas no son como fueron, pues así se comprueba el cambio, los primeros Cien Días (el lugar común diría, “que conmovieron a México”, título con el cual John Reed se ganó un lugar en la Plaza Roja), nos han permitido ver un pueblo rendido no sólo ante las promesas sino hasta frente a los errores.

Las pifias se aplauden con el entusiasmo comparativo del tiempo pasado. Antes era peor, antes se robaban el dinero, antes se ignoraba al pueblo, antes se moría de hambre la gente, antes…

Ahora, los perros se amarran con la longaniza de la ilusión y basta y sobra con retirar la pensión de los parasitarios expresidentes para ver cómo se derraman los bienes como cascadas de leche y miel sobre los “ninis”, quienes no serán aprendices de nada ni tendrán labores más allá de formar batallones electorales en favor de Morena, pues los programas sociales (mal llamados así), son en verdad programas electorales gracias a cuya ejecución exclusiva y monopólica, no volverán a perder una elección, porque no se trata de comprar votos, se trata de adherir votantes.

Por eso el abanico se abre y amplía su sombra a todo mundo, si son jóvenes con escuela, por eso; si no tienen estudios, por fuertes y torosos, también; si están enfermos, lo mismo; si son madres solteras, si son niños callejeros, si son mujeres golpeadas, igual. Todo cabe en el jarrito del regalo de dinero.

Y así pasan los días en medio de la hipnosis matutina de una conferencia de prensa cuyos efectos ya todos conocemos. Desde ahí se dispensa la homilía de cada día; se increpa a los perjuros, se lanza el anatema contra los herejes de la nueva nación, se anuncia, se distrae y se explica siempre en favor de las decisiones ya tomadas.

La prensa exhibe, de paso, su ínfima calidad. Antiguos “sacaplanas” se convierten ahora en interlocutores de la opinión pública, y con mayor o menor elegancia, se finge el orgasmo de la claridad informativa y el libre ejercicio profesional en medio del método Ollendorf.

¿Cuál es su postura en cuanto a la libertad de la mujer para abortar?

—Debemos acabar con la corrupción.

Pero el otro método, las políticas electorales y la acumulación absoluta del poder, ése si da resultado. Es una perfecta maquinaria de acumulación cotidiana, no importa si en el camino se les debe pasar la aplanadora a quienes quieren, en su ambición de complacer al líder, pasarse de la línea conveniente, como ha sucedido con un fronterizo senador llamado Salomón Jara, a quien le han caído a palos, no obstante ser el vocero del grupo parlamentario de Morena en el Senado.

Ese señor, a pesar de ser michoacano, está en la frontera de la debilidad intelectual. O al menos de la plena ignorancia, pues su iniciativa para expulsar a las agencias calificadoras cuando digan algo contrario a los intereses nacionales; es decir, cuando técnicamente demuestren debilidad en las posibilidad de contraer y pagar deudas, fue una de las más hilarantes metidas de pezuña (en su caso metió cuatro) de los días recientes.

Tanto como para darle oportunidad a su coordinador, el señor Ricardo Monreal, quien defiende el derecho del fronterizo de emitir iniciativas y hasta reconoce la posibilidad de hacer una ley con la cual se escrituren los ­terrenos de la Luna.

Pero no hace falta una iniciativa tan despelucada como ésa, con emitir otra, para bajarle el dinero a los partidos políticos, es decir, para “costalear” a los famélicos toros de las oposiciones en el disparejo juego electoral en el cual sufre el PRI como damnificado mayor, resulta suficiente.

Mientras Morena —como hizo el Revolucionario Institucional en sus buenos tiempos— reparte dinero y acapara el catálogo de las promesas viables, los demás se quedan en la inopia de su escasez de votos y la consiguiente merma de sus haberes y prerrogativas, y ahora se les mete la segunda estocada: recortar el dinero a la mitad.

—Se trata, dicen, de proteger el tesoro del pueblo. Pero eso es falso como invocar al pueblo a cada paso.

Se trata de dejarlos en la ruina para disminuir al extremo sus capacidades de competir. Si no tienen ni para el camión y además nada pueden ofrecer pues toda oferta ya ha sido planteada por Morena, ¿quién los volteará a ver en medio de una avalancha brutal de propaganda toda en favor de la Cuarta Transformación?

Están hundidos, todos, menos los aliados, a quienes (como el PES) se les allanan los senderos de la resurrección y se les dice, “levántate y anda”; siempre y cuando andes conmigo y para mí.

—Y como dijo Yalitza: sí, siñor.

Los días pasan así, como nos decía el gran Renato “…van rodando las horas porque quieren…”, y en su curso vamos viendo la avasalladora maquinaria de Morena en la construcción de un nuevo país, en el cual todo está permitido menos dudar del rumbo cierto al cual hemos sido convocados con el enorme respaldo electoral y el creciente poder acumulado por la obra misma, o al menos por el anuncio de la obra.

La popularidad sube, el índice de confianza de los consumidores se mide a la alza; baja la inflación, se sostiene la divisa, nada enturbia el espejo de cada mañana, todo va bien, todos estamos de buenas y hasta los abucheos a los gobernadores cesan por arte mágico cuando ya se ha dado a conocer el “protocolo” del sabotaje placero.

Ayer informaba la prensa: el gobernador de Aguascalientes, Martín Orozco, divulgó un video en el cual explicó sus motivos para no asistir a una fiesta política de entrega de apoyos sociales en el Lienzo Charro de su capital, porque no se quiere prestar al juego perverso de los abucheos orquestados en una emulación simplona del circo romano.

Pero en cambio Diego Sinhué Rodríguez, gobernador de Guanajuato, sí acude con el presidente López quien en un arrebato de euforia le alza la mano, por encima de la cabeza y lo felicita y les dice a los guanajuatenses cosas hechiceras y el abucheo se agota antes de nacer, como los niños expulsados del vientre materno para recibir (diría Lilly Téllez; senadora de Morena), el sudario de un trapo verde.

Cien días y dentro de un suspiro, mil días.

Y así se pasa la vida, tan callando…

 

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