Estudio revela que vejez favorece fibrosis pulmonar hepática

Ciudad de México. (La Jornada). En una investigación básica de bioquímica, Annie Pardo Cemo, profesora emérita de la Facultad de Ciencias (FC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), demostró que el envejecimiento y la fibrosis pulmonar idiopática (IPF, por sus siglas en inglés) comparten mecanismos básicos que favorecen la ocurrencia de este mal, el cual se presenta especialmente entre los 56 y los 69 años.

La investigadora explicó en el ciclo “La ciencia más allá del aula” que la IPF es poco frecuente en México pero con una alta tasa de mortalidad.

El padecimiento ocasiona una fibrosis pulmonar permanente, que tiene como consecuencia dificultades para respirar y, por tanto, una disminución de la cantidad de oxígeno que reciben los pulmones y que envían al resto de los órganos y tejidos.

Acerca de este tema habló en una conferencia ofrecida dentro del ciclo La Ciencia más allá del Aula, en la FQ.

En el envejecimiento y la IPF hay inestabilidad genómica, es decir, los procesos de reparación de ADN declinan con la edad y hay una acumulación de daños genéticos.

Asimismo, se presenta la senescencia, que es una respuesta celular al estrés y al daño ocurrido en una célula, la cual constituye una ruta alternativa de respuesta a la muerte celular programada.

En el envejecimiento y la IPF también se presentan cambios epigenéticos, es decir, modificaciones reversibles de ADN que hacen que unos genes se expresen o no dependiendo de condiciones exteriores.

La IPF es gradual e irreversible y sus exacerbaciones, o episodios de agravamiento respiratorio agudo, suelen causar la muerte del paciente en pocos meses.

La probabilidad de muerte por fibrosis pulmonar idiopática es alta: en el transcurso de un año, aproximadamente entre un cinco y 10 por ciento de la gente con esta afección sufre una exacerbación de la misma, lo que puede ser sinónimo de fallecimiento.

En términos generales, el pronóstico de las personas con este padecimiento es variable aunque, incluso sin presentar exacerbaciones, causa la muerte en un plazo de dos a tres años después del diagnóstico, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La fibrosis pulmonar idiopática puede variar desde no presentar ningún síntoma a ocasionar el agotamiento del paciente por un esfuerzo mínimo.

Los signos más frecuentes son: el paciente padece una restricción del aire que entra en sus pulmones y al mismo tiempo se dificulta la salida del dióxido de carbono, lo que causa dificultades para respirar y es más patente al realizar algún esfuerzo, con cansancio y tos.

 

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