La película «El guardián de la memoria» busca tener presente que Calderón se fue pero no su guerra: directora

Por Bianka Estrada/

Ciudad de México. (SinEmbrago).– De 2006 a 2017, se presentaron 204 recomendaciones a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que sumaron mil 069 víctimas, de éstas 929 habían sido personas torturadas, maltratadas asesinadas o desaparecidas por parte de elementos de las distintas instituciones de seguridad pública en México, de acuerdo con cifras del informe de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH).

Este periodo comprende desde el inicio de llamada “guerra contra las drogas”, que inició como estrategia de seguridad la administración del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa en diciembre de 2006; una guerra que no trajo paz al país y sí detonaría una ola de violencia que hoy, incluso, es más cruenta.

Ahora, parte de las consecuencias de esta guerra dejan de ser sólo cifras para cobrar un rostro en la película El guardián de la memoria, de la directora mexicana Marcela Arteaga.

El filme se ubica en el municipio fronterizo de Guadalupe, en el estado de Chihuahua. Marcela sigue los pasos de las personas que abandonaron su hogar y la tierra donde nacieron por la violencia, y así se convirtió en un pueblo fantasma.

Yo estaba muy preocupada y muy indignada por lo que estaba sucediendo en el país. Pensaba: ‘hay que hacer algo, tenemos que hacer algo’, y yo la única forma en que podía hacer algo es con el cine, porque es mi herramienta”, dijo Arteaga en entrevista para SinEmbargo.

Los testimonios recogidos para El guardián de la memoria son de varios mexicanos exiliados que narran cómo las autoridades entraron a Guadalupe, Chihuahua, con el único objetivo de matar a su gente.

Esto, acusan, con la total impunidad del Gobierno del priista César Duarte Jáquez, actualmente prófugo de la justicia y quien acumula un récord de órdenes de aprehensión por el posible desvío de más de mil 230 millones de pesos del erario, por presunto peculado y por supuesto delito electoral por 14 millones de pesos presuntamente a favor del partido Revolucionario Institucional (PRI), entre otros crímenes.

“Las historias que aparecen en el película pertenecen a ese periodo, aunque hay unas que son un poquito después, que son de mediados de 2012. Yo escuché muchas historias del después, pero lo que yo hago es contar cómo vivían antes del 2008 y cómo las cosas comenzaron a descomponerse terriblemente a raíz del comienzo de la guerra contra el narco”, destaca Marcela.

Arteaga afirma, sin embargo, que aunque esta guerra inició con el PAN, la violencia se extendió a las siguientes administraciones, como a la del priista Enrique Peña Nieto y ahora a la del morenista Andrés Manuel López Obrador.

“No solamente es Calderón. Sí es él quien empieza con esta guerra en la que todavía seguimos, pero no es solamente Calderón, es algo que traspasa de una administración federal a la que sigue. […] Es una cuestión sistémica que pasa de administración en administración”, agrega.

Un personaje central en la cinta sin duda es Carlos Spector, abogado en Texas que lucha por obtener asilo político para mexicanos que huyen por la violencia, y que, en palabras Marcela, más que sólo un abogado es un defensor de derechos humanos.

Spector no califica a los asesinatos de Guadalupe sólo como una consecuencia de la guerra, él habla más de un genocidio sistemático contra el pueblo que obligó a cientos de personas a pedir asilo político.

El abogado cambia el concepto de “crimen organizado” y acuñe el término “crimen autorizado” a las solicitudes de los mexicanos en EU, pues asegura que el Estado ha perdido su principal función: la de dar seguridad, además de permitir que los grupos de cartel actúen con total impunidad. A éstos los define como subcontratistas del Estado.

A las palabras de Spector las respaldan las cifras. Entre 2006 y 2017, el estado de la República Mexicana que sumó más víctimas de desaparición forzada fue Chihuahua, con el 33.3 por ciento del total de los casos, le siguieron Veracruz, con el 13.7, y Tamaulipas, con el 7.9 de los casos.

¿UNA GUARDIA NACIONAL?

La principal fórmula con la que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador piensa terminar con esta violencia es la creación de la Guardia Nacional que será liderada por representantes de Policía Federal (PF), uno de la Secretaría de Marina (Semar) y otro de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), mandos a los que los mismos testimonios de la cinta acusan de intervenir en la desaparición de sus familiares.

“Yo quiero darle el beneficio de la duda porque aunque parezca más, solamente llevamos cinco meses del nuevo Gobierno. En cinco meses definitivamente la bola de nieve que se hizo con más 40 mil desaparecidos, 200 mil muertos, no para de un sexenio al otro. No se va Calderón y se acaba. No se va Peña Nieto y se acaba. Yo sí creo que lo que está sucediendo ahorita es como seguir con el vuelito que ya venía de antes”, opinó Marcela sobre las medidas anunciadas por el Gobierno de AMLO para combatir la criminalidad en el país.

Aunque la cineasta también insiste la situación al decir que la Guardia Nacional debería ser un cambio desde las raíces. “Los mandos arriba cambian, pero toda la gente de abajo es la misma. No ha cambiado. El policía que estaba antes no cambió, a lo mejor no está en el mismo lugar pero ahora está en otro; el soldado a lo mejor ahora no está en la Zona Militar 1 y ahora está en la 2; pero el sistema como está hecho no ha cambiado, sigue siendo el mismo y la Guardia Nacional no está planteando un cambio de raíz”.

El guardián de la memoria es una cinta que evoca al pasado, pero sólo como un medio para que no sea olvidado por la gente y así no sea repetido.

“Esto no es nuevo. Lo retrato en la cinta, no es nuevo: es lo que siempre hay que tener en consideración. Esto no es ni del pasado ni tampoco es algo que ya se acabó”, destaca.

“Es muy importante que no se nos olviden los 43, que no se nos olvide Minatitlán, que no se nos olvide Monterrey, que no se nos olvide Ciudad Juárez, que no se nos olvide Guerrero. Que no se nos olvide, porque si se nos olvida pues entonces estaremos flotando en un país de fosas. Me parece importante perpetuarlo, que quede en la memoria lo que está sucediendo”, plantea Marcela Arteaga.

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