Aduanas: ¿Más de lo mismo?

- en Opinión

En estas páginas he señalado los graves cambios que se hicieron en la Administración General de Aduanas desde la Semana Santa de 2017 en relación con la atención a los usuarios del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Desde mediados de los 90´s una medida que se adoptó para hacer frente a la corrupción micro en los pases fronterizos fue el semáforo fiscal que en 2017 fue sustituido por una revisión a todos en el AICM. Hoy las cosas han cambiado y no sólo ahí. Veamos.

Primero. El primer punto de contacto de la sociedad con la Administración de Aduanas son los cruces fronterizos y los aeropuertos de primera llegada a México. El riesgo que había con la desaparición del semáforo fiscal era el de la extorsión y la mejora de la corrupción en sus diversas manifestaciones al hacer imputaciones a los pasajeros de tenencia de mercancías ilícitas puestas por la propia autoridad para robar en despoblado y el robo hormiga a las pertenencias de los usuarios. Hoy, seis meses después ha habido un cambio sustantivo en este proceso: beneficio de la duda a los pasajeros, revisiones excepcionales, trato con calidad y calidez a los pasajeros. El cambio no se dio por arte de magia. Como es natural las cosas son hechas por seres humanos.

En la Administración General de Aduanas fue nombrado el jurista Ricardo Peralta Saucedo (@Ricar_peralta ), un colega de la Facultad de Derecho de la UNAM, quien tiene un currículum atípico, acaso por ello y por sus propias credenciales éticas los cambios se han traducido de las palabras a los hechos. Queda claro que la corrupción es el principal problema del país. Lo que falta es cómo su combate se percibe por la gente en el día a día. Y es por lo anterior que @Ricar_peralta, quien se sacó la rifa del tigre, está haciendo que la dependencia a su cargo empiece a dejar la pésima imagen que la ha acompañado a lo largo de su historia con una activa labor que no ha pasado desapercibida.

Segundo. Ricardo es abogado experto en temas anticorrupción, pero además tiene una significativa experiencia en cargos en la extinta Procuraduría General de la República y en áreas policiales en asuntos internos; es decir, precisamente en la cara menos amable de la corrupción que no es poca cosa y donde se necesita algo más que buenas intenciones. A grandes males grandes remedios seguramente pensó el presidente López Obrador al hacer ese nombramiento que ha dado en el clavo.

Ricardo es un servidor público convencido de que la cuarta transformación no es una simulación ni una frase discursiva y ha tomado la decisión de combatir abiertamente la corrupción con los riesgos que ello implica para su integridad física y la de su familia. Y que pocos, muy pocos, se atreverían a rebasar los umbrales discursivos para entrar en terrenos de peligro vital. Se han hecho cambios quirúrgicos en puestos clave y se ha identificado a los elementos rescatables y a aquellos que no lo son para actuar en consecuencia.

Tercero. A nivel macro, la parte que no se ve en Aduanas, también está habiendo cambios de gran calado que generan precedentes. Por primera vez en la historia el mes pasado se llevó a cabo un gigantesco decomiso de mercancía falsa precisamente en el AICM. Se trató de ¡47 toneladas! de objetos apócrifos que ¿casualmente? nadie había visto en todos estos años y que eran parte del escenario habitual. La afectación económica al crimen organizado de esta acción fue de cientos de millones de pesos que reclamó de una labor de inteligencia, voluntad y preparación que dio frutos por el perfil de Ricardo Peralta en beneficio del interés público.

Lo propio se está haciendo en aduanas de varios puertos y cruces fronterizos que habían sido parte de una maquinaria para delinquir. Es de esperar que a Ricardo le vaya bien, se le brinden todas las medidas de seguridad y apoyo para que esta inusitada labor se convierta en parte de una nueva realidad de este apóstol de la cuarta transformación que enfrenta no sólo a malquerientes de fuera (que es entendible por los intereses que están siendo afectados) sino también de dentro paradójicamente por dar resultados que marcan la diferencia.

La importancia estratégica de la Administración de Aduanas requiere que sea un organismo descentralizado y no como hasta ahora una parte del SAT formalmente, de suerte tal que pueda desplegar todas sus potencialidades en el marco de la Constitución y la ley con una coordinación – que no subordinación- con la Secretaría de la Defensa, de Marina y de la Fiscalía General de la República por la gravedad de los retos que enfrenta para darle las mejores condiciones mediante la optimización de su actual diseño institucional.

@evillanuevamx

Comentarios

¡Síguenos!

A %d blogueros les gusta esto: