Centro Histórico, el gran pendiente de los 500 años

500 años de edificios abandonados, ruinosos y el ayuntamiento se niega a llamar a dueños para que los rehabiliten/ Jorge González
- en Foro libre

Jorge A. González/Tras telón

Casi en todo se pensó para la celebración de los 500 años de la fundación del Primer Cabildo de la Nueva España, que más tarde sería la ciudad de Veracruz.

Y decimos casi porque muchos creadores se quedaron con proyectos en el tintero y que no fueron tomados en cuenta.

Se concretaron libros, conferencias, óperas, conversatorios, conciertos musicales, representaciones teatrales, obras pictóricas, medallas, canciones, entre otros.

Pero en una fecha tan importante se olvidó algo que hubiese dignificado no sólo a la historia de la ciudad, sino a los mismos veracruzanos que nos tocó vivir dicha celebración.

Presumen 500 años de Veracruz y el alcalde de Veracruz Fernando Yunes Márquez no ha rehabilitado edificios vetustos

Se trata del pendiente más añejo y olvidado por las autoridades municipales, la restauración del centro histórico de la ciudad de Veracruz, denominado así por Decreto Presidencial y que incluye más de 500 edificios catalogados bajo este estándar.

Autoridades municipales y la fundación de los 500 años iniciaron desde hace cuatro años los proyectos para las celebraciones durante este año.

Pero mientras algunos se vanagloriaban de ser orgullosamente veracruzanos, el centro histórico continúa cayendo a pedazos.

Cuando concluya el año 2019, las celebraciones se habrán olvidado y los inmuebles del primer cuadro de la ciudad seguirán cayendo a pedazos.

Nadie quiso ni quiere echarse encima una responsabilidad que hasta entonces representa uno de los mayores pendientes históricos de la ciudad de Veracruz.

Por años se ha hablado del rescate del centro histórico, pero las acciones de las autoridades municipales se han reducido siempre a revocos y pintados de fachadas.

Las edificaciones antiguas en ruinas no únicamente dan un mal aspecto a la ciudad de los cinco siglos, representan un peligro para el peatón, y eso ya ha causado fallecimientos trágicos en la vía pública.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) está facultado para asesorar y hacer que se cumplan los parámetros para una restauración, pero es claro al afirmar que no es una institución que financie proyecto de rescate.

Las autoridades municipales han postergado un problema que con el paso del tiempo se pone más difícil, porque nadie se hace responsable del tema que involucra al ciudadano, al empresariado y a las autoridades.

La mayoría de los edificios en ruinas son de personas que han fallecido, que están intestados, de familias que viven en el extranjero, de personas que no quieren invertir en ellos y prefieren que se derrumben para meterles mano.

Hace algunos años nos dimos a la tarea de investigar sobre el tema, y aunque hay un reglamento de centro histórico y la Ley Federal de Monumentos Históricos no pasa nada.

En ambos casos la normatividad que obliga a los propietarios a mantener en buenas condiciones sus propiedades, nadie atiende a la ley y nadie se preocupa por hacerla cumplir.

Y mientras las partes sean omisas, el patrimonio edificado de la ciudad de los 500 años terminará por desaparecer en algunos años más.

Este gobierno municipal o el que venga, debe incluir en su agenda el rescate del centro histórico. Estamos a tiempo de resarcir el daño, pero debe ser un trabajo comprometido, a largo plazo y de paciencia.

En alguna ocasión, siendo regidora de la comisión de centro histórico del Ayuntamiento de Veracruz la arquitecta Nieves Sánchez, declaró en una entrevista algo que podría ser la solución.

La forma quizá no sea la más diplomática pero sí la más efectiva, y la ley ampara esta decisión: la expropiación de los inmuebles abandonados y dañados.

Si los propietarios no mueven un dedo, las autoridades municipales están obligadas a tomar las primeras acciones a través del cabildo y la autorización del congreso del estado.

Nos queda claro que el Ayuntamiento de Veracruz y la Fundación de los 500 años le quedaron debiendo a los veracruzanos lo verdaderamente importante: la recuperación del patrimonio cultural material. 

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