El moustruo feminicida de Ecatepec relata sus crímenes: “Me divertía ver cómo su hermosa cara sufría”

Patricia atrajo a su departamento a Samanta, ya adentro, Juan Carlos le pidió “cooperar”, ella gritó y la mujer le clavó un cuchillo en el tórax; ambos continuaron apuñalándola hasta matarla. Foto: Especial
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México. (Vanguardia).- “Me divertía ver cómo su hermosa cara sufría”. Las palabras del Monstruo de Ecatepec dejaron a la sala del juzgado estupefacta. Mientras el resto de los asistentes al juicio intentaban procesar los detalles del relato, él se mostraba desenfadado, y hasta divertido, al contar cómo asesinó, profanó y se deshizo del cuerpo de una de sus víctimas.

Ella iba bajando las escaleras y nos miramos a los ojos, tuvimos química, como si ella supiera que yo le iba a quitar la vida”, dijo Juan Carlos Hernández, el “Monstruo de Ecatepec“, quien narró con lujo de detalle cómo asesinó a Arlet Samanata Olguín.

En octubre de 2017, en busca de una nueva víctima para su próximo business, Hernández y su esposa, Patricia Martínez Bernal, se mudaron al edificio donde vivía Samanta, sin saber aún que ella sería la siguiente en su lista de asesinatos.

“Me enteré, por otra vecina, que ella nos veía como ñeros y nacos. Esa era una ofensa para mi mujer y cualquiera que ofenda a mi mujer, merece desaparecer”, así fue como el “Monstruo de Ecatepec” eligió a la joven de 22 años, que desapareció el 25 de abril de 2018, como su próxima víctima.

Con el pretexto de venderle un pantalón, Patricia atrajo a su departamento a Samanta, ya adentro, Juan Carlos le pidió “cooperar”, ella gritó y la mujer le clavó un cuchillo en el tórax; ambos continuaron apuñalándola hasta matarla.

Olguín desapareció el 25 de abril de 2018, cuando fue a la vivienda de los asesinos a ver un pantalón que le querían vender y nunca volvió. Su familia, junto a las de otras dos víctimas, fueron quienes encaminaron la investigación policial de las desapariciones hacia la pareja homicida. El crimen, aseguró Hernández, fue premeditado: cuando no había testigos, la invitaron a su casa y la apuñalaron entre los dos hasta matarla. “Como soy humano le dejé decir sus últimas palabras. Le dije que si algún día caía sus palabras se iban a saber y me dijo ‘dile a mi madre que la quiero mucho”, relató el asesino con los ojos puestos en Guadalupe Hernández, madre de la víctima.

Ella y su familia se encontraban en el penal de Chiconautla, en Ecatepec, donde los feminicidas fueron sentenciados a 40 años de prisión por el asesinato de Olguín y a pagar una multa de 285 mil pesos por daños.

“Mi hija se fue como una reina y sus hijas están rodeadas de amor, no como tus hijos que sabrá Dios dónde están y qué pasó con ellos”, le respondió Guadalupe, quien fue callada por Juan Carlos gritando: “Tu hija no va a volver”.

Tras su detención, el 4 octubre del año pasado, los cuatro hijos de “Monstruos de Ecatepec” quedaron a disposición de la justicia.

Además, reveló vendió que descuartizó el cuerpo de la joven, comió partes de ella y vendió algunos de sus huesos, entre ellos el cráneo, a un santero, y vendió su celular

“La vida de Samanta valió mil 400 pesos”, concluyó.

Esta es la cuarta sentencia que Juan Carlos y Patricia reciben desde que fueron aprehendidos y acumulan ya 114 años de prisión cada uno. Ambos ha admitido una veintena de crímenes y enfrentan otros cinco procesos más por seis feminicidios.

Alejandro J. Gómez, Fiscal General de Justicia del Estado de México, informó que ya son cuatro las sentencias en contra de la pareja, “con un total de 114 años de prisión y enfrentan cinco procesos más por el delito de feminicidio, con seis víctimas, así como uno más por desaparición forzada cometida por particulares”, informó.

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