Nanopartículas magnéticas de contaminación atmosférica derivadas de la combustión dañan al corazón de habitantes de CDMX, revela investigación de UVM

Habitantes de la CDMX están propensos a sufrir ataques cardiacos, por la elevada contaminación en el aire, revela estudio de UVM
- en Salud

Ciudad de México, agosto de 2019. Al presentar la reciente investigación sobre la presencia de nanopartículas magnéticas en corazones humanos, su autora, la Dra. Lilian Calderón Garcidueñas, neuropatóloga e investigadora de la Universidad del Valle de México, evidencia la presencia de nanopartículas ricas en hierro -magnetita- en las células cardíacas.

La investigadora aseveró que esta situación puede acelerar el proceso de daño al miocardio porque se están afectando organelos de suma importancia para el corazón, como son las mitocondrias y el retículo endoplásmico, lo que enfatiza la necesidad de priorizar el control de la contaminación del aire por partículas.

La investigación titulada Nanopartículas magnéticas de contaminación atmosférica derivadas de la combustión -y la fricción- en corazones humanos, publicado en la revista científica Environmental Research, se enfoca en la presencia de nanopartículas en musculo cardiaco de residentes de la CDMX. Debido a su tamaño nanométrico, estas se introducen a través del tracto respiratorio y son transportadas por el torrente sanguíneo, por lo que pueden llegar a cualquier órgano, incluyendo el aparato cardiovascular.

Calderón Gardidueñas explicó que en la investigación se analizaron 72 corazones humanos provenientes de autopsias de personas fallecidas con edad promedio de 23.8 ± 9.4 anos; 63 de ellos eran de residentes de la zona metropolitana de la Ciudad de México y 9 controles de quienes vivieron en áreas con menos contaminación.

En el análisis se pone en manifiesto que estas partículas ultrafinas contienen diferentes materiales orgánicos e inorgánicos, incluyendo metales que producen un estrés oxidativo importante y alteran a cada uno de los organelos ventriculares, con lo que se daña directamente al miocardio y trae alteraciones con consecuencias graves a corto y a largo plazo.

Una preocupación adicional en PM en el aire es la fuerte co-asociación entre las concentraciones de la magnetita e hidrocarburos poliaromáticos unidos a partículas (PAHS), especialmente el benzopireno -cancerígeno- formado durante la combustión.

“Un niño inhala diferentes volúmenes de contaminantes que un adulto o que una persona de la tercera edad, por lo que, es preciso considerar evitar que realice actividades deportivas en el pico de PM2.5, ya que esto provoca que ingrese una gran cantidad de aire contaminado en relación con su tamaño”, explicó.

La inflamación crónica del miocardio y el estrés oxidativo del retículo endoplásmico, como resultado de la incursión de las nanopartículas con actividad redox activa, magnética y rica en hierro, da lugar a estados cardiovasculares fisiopatológicos en niños y adultos jóvenes en ambientes contaminados.

La especialista en patología advirtió que alrededor de 25 millones de habitantes de la Ciudad de México están expuestos crónicamente a contaminación de las partículas finas PM2.5 por encima de la norma USEPA (Enviromental Protection Agency en los Estados Unidos), por lo que es importante que los individuos pongan especial atención en las recomendaciones de contingencias ambientales, tales como, no exponerse en los horarios pico de contaminantes, evitar exposición durante tiempo prolongado a vialidades con tráfico pesado, no exponerse a quema de madera, ni aquema de petardos.

Agregó que es preciso atender la necesidad de realizar intervenciones tempranas de cardioprotección. Consideró que es imprescindible que los niños realicen ejercicio en ambientes cerrados, evitar actividad física al aire libre, tomar Vitamina D y tener una dieta balanceada con abundantes verduras, nueces, almendras, pescados, carne roja en cantidades moderadas, aceite de oliva y evitar bebidas con fructosa y bebidas energéticas.

En la investigación participó un equipo multidisciplinario del Instituto Nacional de Pediatría, Instituto de Estadística de la India, Hospital HMG de México, Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad de Virginia, Universidad de Oxford, y el Centro de Magnetismo ambiental y paleomagnetismo, Lancaster Environment Center,

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