Leer es la clave para escribir

Si quieres aprender a escribir, primero aprende a leer y bastante
- en Opinión
Jorge A. González/Tras telón
Quizá hemos escuchado de manera frecuente que alguien manifiesta con mucho entusiasmo e ilusión que en algún momento de su vida habrá de escribir un libro.
Y es que se trata de una idea fabulosa el poder escribir, hacerlo de nuestras experiencias o de cualquier tema que deseas abordar.
Todos podemos escribir lo que se nos dé la gana en el momento deseado, sobre lo que sea y como sea.
Y sí, todo se vale cuando lo que vamos a escribir es para nosotros mismos, quizá para nuestros amigos o bien para un público limitado.
Cuando hablamos de escribir un libro con todas sus palabras, lo que conocemos como un ejemplar que cabe dentro de los géneros literarios, entonces hablamos de otra cosa.
Nos parece que casi todo mundo quiere escribir un libro en algún momento de su vida, no obstante, nos hemos preguntado cuántos de nosotros queremos leer uno, o bien, cuántos hemos leído.
Para nadie es un secreto que el promedio de lectura en México es de libro y medio al año, y nos parece paradójico que un porcentaje mayor quiera escribir uno.
Quienes tienen la finalidad de escribir historias con el objetivo de que otros (llámese público lector) las lean, más allá de sus amigos y conocidos, en ese momento debe asumir un compromiso.
Escribir un libro va más allá de decirlo. Escribir para un público heterogéneo requiere de ciertas habilidades y conocimientos.
Generalmente quien escribe por primera vez, escribe tal cual como piensa, y a veces como pensamos no es la manera idónea para poder comunicarnos con los demás.
Para poder escribir bien, para organizar nuestras ideas y transmitir lo que sabemos, debemos ser lectores frecuentes.
Y debemos saber que en la literatura no existe ningún “hilo negro” por descubrir, lo que sí hay son formas y estructuras narrativas que nos pueden dar una idea de cómo escribir nuestro primer libro.
Hay mucho en juego en la construcción de nuestro ejemplar: comenzando por la ortografía, la sintaxis, semántica, el correcto uso de los signos de puntuación, la brevedad.
Lo anterior es lo elemental, pero el reto verdadero es poder enganchar al público con tu historia a través de una narrativa que amarre al lector.
Cómo empezar, por dónde empezar, el desarrollo, el clímax y lo que hay que guardar para nuestro cierre, nuestro final. Aunque hay finales al principio o en medio, y principios al final.
Escribir es como una montaña rusa, hay muchas pendientes, ascensos y descensos. Se tiene que mover y conmover al lector, de lo contrario a la quinta página aventarán el libro.
Podríamos pasarnos mucho tiempo tratando de describir el sin número de fórmulas literarias existentes, pero no existe nada mejor que sean los propios autores quienes nos   enseñen con sus escritos.
Para lograrlo hay que hacer un esfuerzo por leer cada vez más, y con el tiempo estaremos comparando autores y aprendiendo de ellos las fórmulas para escribir bien nuestras propias historias.
A veces pasamos horas y horas con lecturas que nos ofrecen técnicas, consejos, atajos y una serie de artificios para construir nuestro texto, pero ese tiempo lo podemos ocupar para leer, leer y leer más.
Y la importancia de leer no sólo nos da el placer de la lectura y ampliar nuestro conocimiento, nos ayuda justo en el aprendizaje de la escritura: cómo organizar nuestras ideas para un gran número de lectores.
Nos leemos hasta la próxima.

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