La familia, el gatillo del arma/ Tras Telón

En el seno de la familia lo que debe sobrar es atención, amor y cariño a los niños. Cuando no lo hay, se nutren por lo que aprenden en la escuela, en la calle, en los medios de comunicación
- en Opinión
A decir de las autoridades de Torreón, Coahuila, las armas que utilizó el niño que asesinó a su maestra, a uno de sus compañeros e hirió a otros más eran propiedad de su abuelo paterno con el que vivía.
El hombre de 58 años de edad recibió presión preventiva por ser el propietario de las dos pistolas, y por ser además, según las investigaciones, quien enseñó a disparar al pequeño que después se suicidó. 
Así se extinguió la vida del hijo de un padre con antecedentes penales y una madre asesinada, de acuerdo con las últimas investigaciones. Padre con cuentas bancarias irregulares y montos de 100 millones de pesos de origen inexplicable.
Este lamentable hecho protagonizado por un niño de tan solo 11 años, dio la vuelta al mundo a través de los medios de comunicación, sobre todo porque muy pocas veces, acontecimientos de esta naturaleza se originaban en centros educativos mexicanos.
A partir de ahí surgieron infinidad de preguntas, y la constante fue, cómo fue que un niño de esa edad pudo planear una escena dantesca que dejó sin aliento al país completo.
Referentes de violencia en la sociedad, en los medios de  comunicación convencionales y en los medios virtuales hay infinidad de ejemplos, para nadie es un secreto que vivimos  en una sociedad quebrada en dos: víctimas y victimarios. 
Y pronto nos dimos cuenta que para ser victimario no hay edad, porque el victimario es producto de lo que absorbe por todos lados de lo que observa, escucha y conoce, y entonces se forma una concepción del mundo,  de cómo y de qué manera prefiere vivirlo, o salir de él de un disparo.
Muchos de los problemas psicosociales provienen de un solo lugar, tienen un origen ineludible que algunos ignoran y otros prefieren no ver a sabiendas de que ese punto de ignición es la pieza clave de muchos problemas como sociedad y en lo individual.
Cuando suceden tragedias como estas buscamos culpables inmediatos, que los videojuegos, que el crimen organizado, que las malas compañías, y muchos otros aspectos que surgen al calor de lo sucedido.
Pero existe un culpable que no es inmediato y al no ser proximal se pierde en la guerra de culpas, me refiero a la familia. Necesitamos entender que cada niño tiene una historia desde que nace en casa.
Hay muchas caras. Padre y madre. Solamente padre. Únicamente  madre. Adoptado. O bien por alguna circunstancia a cargo de un familiar cercano o lejano, siempre tendrá un punto de partida marcado por la forma de pensar, creer y actuar de esa o de esas personas adultas que están a su cargo.
Maltrato, permisión, abandono, intolerancia, lejanía, desentendimiento, exceso de tolerancia, y muchas otras conductas que influyen de manera directa y frontal en la forma de ser y actuar del niño frente a su realidad durante su crecimiento y formación, personas que apenas comienzan a comprender el mundo. 
Dejemos de buscar culpables lejanos, todo está muy cerca, dentro de casa, en la familia. Los padres deben de poner atención más a sus hijos. Dar más tiempo de calidad. Hablar de todos los temas, incluidos los rispidos, esos a los que los adultos tienen temor de abordar: el sexo, la prostitución, las drogas, la violencia; el valor de la vida y la inevitable muerte.
Tantos acontecimientos en el mundo donde niños y jóvenes disparan en multitudes para luego matarse, no sólo son tragedias esporádicas señores, son mensajes claros y abiertos de que la familia está fallando, de que falta cercanía con los hijos, interés, conversación, amor, comprensión y sobre todo tiempo.
Nos leemos hasta la próxima

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