Por Atanasio Hernández/
“¿Qué derecho tiene un señor o señora de creer que por escribir una columna tenemos que creer que es verdad lo que dice?”.
José Saramago
Atanasio Hernández
En los tiempos del ejercicio pleno del pinche poder; es decir, durante el sexenio de Fidel Herrera Beltrán, el entonces presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Jorge Carvallo Delfín, instaló una Comisión de Justicia Partidaria en la que participó –en calidad de comisionado– el joven abogado José Rubén Mendoza Hernández, actual comisionado presidente del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información (IVAI).
Aunque de acuerdo con su información curricular se licenció como abogado en la Universidad de Xalapa en 2004, le bastaron dos años para ser “director general” de Mendoza Y A. Consultores, empresa cuyo historial principal permanece en Facebook con una página surgida en enero de 2013 y muerta (sin movimiento, pues) siete meses después. Ah, ¡con 34 likes!
El camino de José Rubén no era ese… Su incursión partidista marcó en 2010 el inicio de una carrera ascendente y hasta meteórica, y en diciembre –con la llegada de Javier Duarte de Ochoa a la Gubernatura– se colocó como Subdirector de Adquisiciones, Arrendamientos y Mantenimiento de Inmuebles de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), al servicio del Oficial Mayor, Gabriel Deantes Ramos, promotor electoral y a la postre “cómplice” y “socio ganancioso” de Javidú.
En esa posición fungió como Secretario Ejecutivo del Subcomité para las Adquisiciones, Arrendamientos, Servicios y Enajenaciones de Bienes Muebles de la dependencia, que su jefe presidía.
El 11 de julio de 2011 el Gobernador hizo cambios y un enroque: Deantes Ramos se fue como Subsecretario a Finanzas y Planeación (Sefiplan), y quien ocupaba ese cargo, Édgar Spinoso Carrera (otra fichita del Duartazgo), a la Oficialía Mayor de la SEV, el puesto que había usufructuado durante el Fidelato con el secretario Víctor Arredondo Álvarez.
José Rubén mantuvo chamba e ingresos, hasta que Duarte cesó tanto a Spinoso Carrera como a Deantes Ramos, cuando la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó inconsistencias en el manejo de recursos públicos (vulgo, megatranzas).
Entonces, el 22 de febrero de 2014, nuestro personaje fue ungido por Elizabeth Morales García, en ese momento lideresa partidista, Secretario de Acción Electoral del PRI Veracruz. Encargado, según su nueva jefa, de “organizar la estrategia electoral a seguir en los próximos días, la estructura de representantes del partido y el programa de trabajo para la defensa del voto, entre otras responsabilidades”. O sea, mapache. Se acercaban elecciones extraordinarias en algunos municipios.
En el partido también sobrevivió, tras la designación de Alfredo Ferrari Saavedra como dirigente estatal, en abril de 2015. Pero dos meses después, a propuesta del Gobernador, la Duartibancada del Congreso del Estado (PRI, PVEM, PANAL, AVE y PRD) le otorgó por seis años el cargo de comisionado del IVAI. Rindió protesta el 8 de julio.
Los diputados panistas votaron en contra o abandonaron el recinto, pues la designación violó el artículo 41 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública estatal, que marca como requisitos no haber sido dirigente de partido o asociación política, cuando menos cinco años antes de su designación, o haber ocupado alguno de los tres niveles en la jerarquía administrativa de los Poderes del Estado, cuando menos tres años antes al día de su designación.
José Rubén pidió “un voto de confianza” a la ciudadanía, al reconocer su inexperiencia en el tema y su militancia partidista, pero prometió portarse bien. Tras múltiples grillas, pleitos y guerras internas, así como acusaciones de corrupción, no sólo sobrevivió en el Instituto, sino que a partir de octubre de 2019 es su Consejero Presidente.
Hoy, un mapache priista cuida de la transparencia en Veracruz.
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