Fátima: un ángel en el cielo/ Fuera de Foco

Retrato hablado de la mujer que se llevó a la pequeña Fátima.

Por Silvia Núñez Hernández

El asesinato de la pequeña Fátima Cecilia Aldrighett Antón, quién estudiaba el primer grado en el turno vespertino de la escuela Primaria Enrique Rébsamen en la alcaldía de Xochimilco, se ha convertido en el parteaguas de un gobierno que está rodeado de la polución tanto social, como política. Una descomposición de quienes se han visto involucrados desde su desaparición, hasta el día que se encontró su pequeño cuerpo ya sin vida en un bolsa de plástico en la colonia Los Reyes el pasado 11 de febrero del 2020.

Cronología de hechos:

La pequeña Fátima, fue vista por última vez en la calle Ignacio Zaragoza, colonia Santiago Tulyehualco, en compañía de una mujer que vestía una blusa de vivos rosas y falda negra. [En este momento se sabe que la mujer vendía pepitas a las afueras del plantel, por ello, Fátima no opuso resistencia y se le veia caminando a su lado con toda la confianza.

[Todo esto se da conocer, seis días después, posteriormente del asesinato de la menor, pues la fiscalía, jamás tuvo la menor intención de realizar los protocolos correspondientes para su localización en vida]

El miércoles 12 de febrero, los familiares de la víctima se presentan a la Fiscalía Desconcentrada en Tláhuac para denunciar su desaparición. Ahí son canalizados al FIPEDE, ubicada en Azcapotzalco.

Ese mismo día se emitió la Alerta Amber y supuestamente la autoridad, se activaron protocolos de búsqueda, pese a que la familia, actualmente denuncian que nunca buscaron a la pequeña.

Argumentan, que son ellos los que tuvieron que hacer sus propias indagatorias, hasta asistir al C5 para revisar imágenes de las cámaras de videovigilancia aledañas al sitio donde desapareció Fátima.

Para el 13 y 14 de febrero, la fiscalía aun no contaba con indicios del paradero de la menor. Al parecer, sus “protocolos” no funcionan adecuadamente y más cuando se trata que la persona desaparecida no es hija de un alto funcionario.

El sábado 15 de febrero del 2020, alrededor de las 14:00 horas, las autoridades localizaron el cuerpo de una menor. El boletín argumentan que fue bajo las “investigaciones de inteligencia” del personal Preventivo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC). Seguramente, la localización se dio, por alguna llamada anónima, tal vez de los mismos asesinos.

¿Quiénes son los culpables de este lamentable asesinato?

Si bien, este asesinato para quienes tenemos sentimientos, nos ha puesto a pensar no tan solo en la podredumbre social, sino también en la educativa y de quienes se encuentran inmersos en las instancias procuradoras de justicia.

El primer filtro de culpables, puede conducirnos hacia la escuela Primaria Rébsamen. Sus autoridades educativas, insensibles y faltos de conciencia, nos da fe, de la forma tan inadecuada que tanto director y maestros, ponen en riesgo a los menores al sacarlos indiscriminadamente a la calle. Para que sea afuera donde esperen a sus padres o tutores. No existe un protocolo educativo. Según el secretario de Educación Pública si la hay. Pero la muerte de la pequeña Fátima, da fe evidencial de que quienes conviven diariamente con los niños, son personas egoístas, poco profesionales y sin nulo compromiso a su quehacer como educadores. Solo piensan que su jornada laboral terminó y esperar más de lo correspondiente a su carga laboral, es un factor que es imposible de llevar. Sindicalizados tenían que ser.

Quienes transitamos sin querer a la hora de salida de los niños de los planteles educativos, podemos observar, como los pequeños son sacados a la misma hora a la calle, siendo presas fácil de depredadores, como los que desafortunadamente tuvo relación la pequeña Fátima ese día de su secuestro.

El segundo culpable, es la Fiscalía General de Justicia, donde despacha Ernestina Godoy, quien mantiene bajo su resguardo, a fiscales insensibles y faltos de compromiso social. Que se niegan a atender a los familiares de las víctimas desaparecidas. Que ponen pretextos –como no contar con gasolina ni lo mínimo necesario- para realizar la localización de una víctima. También existe una insoportable incapacidad de la FGJ y de todas las Fiscalías Generales del país para vincularse con los Centros de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5). Se supone que las fiscalías deberían de tener activa relación a través de servicio de internet, para que estos inmediatamente hagan una búsqueda en las cámaras de videovigilancia y así dar con el paradero de manera inmediata de una víctima. Con trabajos tienen computadoras y cuando las hay, son arcaicas y obsoletas.

Todo es un trámite, todo es burocracia. Esperan el soborno para poder buscar. Es decir, un familiar de una víctima, no tan sólo debe de soportar la polución social, sino también, la corrupción de parte de las instancias procuradoras de justicia. Si pagas, buscan a tu familia, sino lo haces, todos tendrán un final como el que vivió la pequeña Fátima. Que con tan sólo 7 años, fue víctima de las más aberrantes acciones de enfermos mentales, como los que acabaron con su vida. Pero no tan sólo de sus asesinos, sino de sus asesinos pasivos que se encuentran incrustados en las fiscalías y en los planteles educativos.

Ernestina Godoy, fiscal General de Justicia, para poder justificar su incapacidad en el puesto; ahora ha orquestado una campaña de revictimización en contra de la madre de Fátima y de su familia. Podrida como debe de estar, filtra a medios, un estudio médico realizado a la madre de la pequeña hace 5 años en el DIF, luego de haber sido señalada por violencia infantil.

¿Eso mató a Fátima señora Ernestina Godoy? Como ciudadana [no como periodista] su estrategia pueril solo puede manifestarme algo muy simple: Es usted igual de enferma de quienes mataron a esa pequeña.

Andrés Manuel López Obrador, presidenta de la República, tendrá que fajarse los pantalones para realmente hacer una retrospección de sus actos. Es cierto que todo se conecta. La polución de la sociedad es cada día más determinante. Pero si analizamos, señor presidente, el ciudadano común se hizo insensible por el mismo miedo que le origina la podredumbre de los tres niveles de gobierno imperantes en nuestro país.

El ciudadano tuvo que dedicarse al narcomenudeo, al tráfico de órganos y blancas, porque los han dejado sin empleo. Intentan vender en la calle, y son sacados por sus lacras policías y tratados criminales, cuando solo quieren tener una fuente de empleo.

¿Un padre, una madre sin posibilidades de alimentar a su familia, que más puede hacer? Ustedes políticos, son los culpables directos de la polución social.

Si escupes hacia arriba, señor presidente, seguro tus desechos te caerán a la cara.

Muy cierto es que este resquebrajamiento del país viene de 80 años atrás. Pero a un año de la administración ‘lopezobradorista’ la corrupción sigue tan viva como cuando se encontraba Enrique Peña Nieto. Quiso darle un manotazo al panal con acciones mediáticas, y no resultó.

Ha tenido que comerse su propia lengua. El huachicol continúa y por ende, sigue activamente existiendo la corrupción en Petróleos Mexicanos quienes son los que les abren y cierran las válvulas a la delincuencia para que roben a placer.

No hay medicinas en el sector salud. No hay capacidad desde sus secretarios hasta en ese elemento que cumple funciones secundarias dentro de su gobierno y en los estados donde gobierna Morena, el contexto es igual.

La muerte de Fátima, viene a mostrar la incapacidad de un gobierno. Donde está integrado por personas tan enfermas como los asesinos de la pequeña y dulce Fátima.

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