La deuda de AMLO con el empleador/ Tras Telón

- en Opinión

Los grandes perdedores durante la contingencia del Covid 16 en México ya es el sector comercial en todo el país.

Si bien quedarte en casa es una de las medidas prioritarias en materia de salud, existe otra prioridad que va de la mano con la primera. 

Quedarte en casa es una medida para reducir el riesgo de contagio, es una acción preventiva de salud pública.

No obstante, nos hemos concentrado únicamente en la campaña gubernamental de no salir de nuestros hogares, pero la autoridad omite una segunda medida.

Y es que no se necesita ser sabio para saber que si nos quedamos en casa en algún momento se nos acaban los insumos, y que los insumos no se regalan, se compran.

Es así de fácil llegar a una conclusión, si se nos acaban los insumos necesitamos dinero para comprar, y para tener dinero, obviamente debemos tener un empleo o un negocio.

Pero si los comercios, en su mayoría restaurantes, hoteles; de alimentos y centro comerciales bajan cortinas, no hay ingresos para la supervivencia.

Si no hay ingresos en una empresa, no únicamente no hay para pagar luz, agua, alquiler, el 2% a la nómina, servicios municipales; tampoco habrá para pagar a los empleados.

Y si la empresa no tiene para pagar nómina al haber bajado cortinas inciertamente, el resultado es más que obvio, es una catástrofe en el sector comercial: inminentemente habrá despidos.

Sin generalizar la situación, seguro que existirán empresas con la suficiente solvencia económica para sostener la nómina por algunas semanas, quizá un mes, dos quincenas.

Pero serán más aquellas empresas, sobre todo las pequeñas y medianas, las que sufran el mayor embate, las que no puedan darse ese lujo de sostener una nómina de 5 a 20 empleados con las cortinas abajo.

Sobre las medidas ante la pandemia en fase dos, tenemos todos los días una reunión informativa donde se nos dice cómo va la situación con la pandemia en nuestro país según sus números, nos repiten cómo lavarnos las manos, no salir de casa y mantener distancia con otros sujetos. Nada más. 

Aunque se hayan anunciado millones de pesos para la contingencia en materia de salud, el gobierno federal ha dicho abiertamente que no hay acciones en materia económica para el sector empresarial.

En la transición del expresidente Carlos Salinas de Gortari- Ernesto Zedillo Ponce de León el “error de diciembre o el efecto tequila” fue la respuesta del fracaso de la política neoliberal por lo menos concebida por Salinas.

Esto provocó salida de capitales, disminución de las reservas internacionales, quiebra de bancos y caída del Producto Interno Bruto (PIB), con la consecuente pérdida de empleos.

Y así el gobierno de Estados Unidos (EU)  abrió una línea de crédito de 20 mil millones de dólares para  México, deuda que hasta la fecha seguimos pagando.

En el año 1990 nace un mamotreto llamado Fondo de Protección al Ahorro (Fobaproa), que no fue más que la fachada para rescatar a los banqueros y amigos empresarios de los poderosos.

Hoy eso que tanto criticó el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador puede hacerlo bien. Que el recurso del estado se use justamente para el el generador de empleos: el sector empresarial. Es el que da de comer a esos hombres y mujeres que él llama  el pueblo, la gente vulnerable, los “pobres”.

Porque hoy más que nunca “sus pobres” crecerán más, al no tener posibilidades de ingresos al ser despedidos por las empresas al no tener liquidez.

AMLO podría reforzar su política de bienestar apoyando al sector empresarial, debe entender que los proveedores de empleos son los empresarios y resulta que hoy los deja “solos”, a la buena de Dios.

Si bien ha implementado una política subsidiaria hacia el pueblo, definida como “te doy dinero y has lo que quieras con él”, eso abona a algo más grave: una sociedad perezosa, que estira la mano para recibir, sin ningún esfuerzo.

Al contrario, si emprende una estrategia de rescate al sector comercial, de estímulos fiscales, el empresario tiene un respiro para continuar sin tanta presión para no bajar cortinas, pagar proveedores, plantilla laboral y recibir clientela cuando se resuelva la contingencia.

¿Qué es el estímulo fiscal?

Bueno, es cuando  el Estado considera que ciertas actividades económicas son fundamentales para el desarrollo de la economía, concede entonces ciertas exenciones en el pago de los tributos (impuestos)  que tienen que ver con las actividades económicas relacionadas.

Aunque el Estado ve disminuido los tributos por esta actividad, los beneficios a la larga son para toda la economía en general. Como el fin perseguido por el Estado es el bien común como lo predica la 4T, se hace evidente que está actuando correctamente.

Carlos Slim dice que no despedirá a nadie, y no lo dudamos, tiene para pagar la nómina de los meses que sean necesarios, pero una zapatería, una tienda de ropa, un restaurante, una cafetería, una mueblería, un hostal, son negocios que van al día.

El pequeño y mediano empresario va al día con los pagos que pocos se imaginan como: luz, agua, basura, alquiler, proveedores, 2% a la nómina, permisos municipales, catastro y lo que no puede faltar, haya ventas o no: el pago de nómina.

El gobierno que no comprenda que el verdadero motor de la economía es el comercio, el sector empresarial, el empleador, está fuera de la realidad. Quien lleva de comer a su casa es porque tiene un empleo o porque tiene una empresa que le da de comer al primero.

Si no hay apoyo al empresario, no hay comercio, si no hay comercio no hay empleo, si no hay empleo, no hay trabajador con sueldo, si no hay sueldo, no hay para comer, si no hay para comer tenemos un país pobre.

Gobiernos federal, estatales y municipales, tienen un compromiso, yo diría una deuda moral con la pequeña y media empresa, porque siempre que hay crisis, son ellos los que salen pagando los “platos rotos” a la hora de las reformas hacendarias.

No olvidemos gobernantes, del éxito de un comercio de cualquier giro, ya sea chico, mediano o grande, depende que un país se caiga, se levante o se mantenga firme.

Nos leemos hasta la próxima.

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