Alertan que con COVID-19, proyectos de AMLO como Dos Boca, Santa Lucía y Tren Maya, dañarán más

Playas de Tabasco llenas de crudo de por si

Por Dulce Olvera/

Ciudad de México. (SinEmbargo).– Frente a la crisis económica que se aproxima como un huracán, se continúa abonando a la crisis climática actual. La organización Greenpeace México advierte que los programas “intocables” del Gobierno federal siguen apostando a los combustibles fósiles en vez de a las energías renovables, a través de la rehabilitación de las refinerías, la construcción de Dos Bocas y de termoeléctricas, así como la reducción fiscal de 65 mil millones de pesos a Petróleos Mexicanos (Pemex), lo cual difumina la contribución de la reforestación del programa Sembrando Vida, aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias e impacta más a la población en pobreza, en el marco de la pandemia por el coronavirus.

La Secretaría de Salud publicó en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo por el que se establecen acciones extraordinarias para atender la emergencia sanitaria, en el que especifica que las empresas distribuidoras de carbón, un gran contaminante, mantendrán sus actividades de transporte y logística para satisfacer la demanda de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y aquellas compañías de producción de acero, cemento y vidrio, que tengan contratos vigentes con el Gobierno federal, continuarán las actividades que les permitan cumplir con los compromisos de corto plazo exclusivamente para los proyectos de Dos Bocas, Tren Maya, Aeropuerto Felipe Ángeles y Corredor Transístmico.

Tan solo las emisiones de la refinería de Dos Bocas, proyectadas en su manifestación de impacto ambiental, volverían insignificante los servicios ambientales de captura de emisiones de árboles de Sembrando Vida”, sentencia Greenpeace México en respuesta al “programa emergente para el bienestar y el empleo” presentado el domingo por el Presidente Andrés Manuel López Obrador. “A pesar de haber anunciado una ampliación para beneficiarios de Sembrando Vida [a más de 400 mil], se está dejando de lado el importante sector de la producción alimentaria, que a través de un modelo de producción agroecológica [sostenible sin fertilizantes], podría beneficiar al 85 por ciento de personas que se dedican a esta actividad”.

La producción acumulada de Pemex de petróleo y gas del periodo de 1960 a 2019 ha emitido 23 mil 959 millones de toneladas de dióxido de carbono, por lo que para mitigar el impacto a la salud se deberían mantener durante una década más de 396 mil árboles en una superficie equivalente a 2.02 veces el tamaño del país, “algo imposible”, reveló a inicios de año la organización CartoCrítica.

En entrevista, Aleira Lara, directora de campañas de Greenpeace México, planteó que el timón tiene que virar hacia un futuro sustentable con medidas preventivas y no reactivas, ya que ante ambas crisis mantenernos en una temperatura global por debajo de 1.5 grados debe ser una prioridad de todos los gobiernos para no desencadenar catástrofes ambientales y sociales que impacten más en la población con mayor pobreza.

“Este plan de recuperación tiene que ser verde y justo, donde se considere que el beneficio sea a largo plazo y no solo en términos económicos, sino también sociales y ambientales que van de la mano. El hecho que no se tomen medidas para cambiar los problemas de raíz deja el plan en un mero nivel paleativo, y esperamos pueda reconfigurar. El uso excesivo de combustibles fósiles y la mala calidad del aire aumenta la vulnerabilidad de la población a cualquier tipo de enfermedad respiratoria y en este caso el COVID-19 es parte de ello”, dijo.

La contaminación atmosférica en las ciudades y zonas rurales de todo el mundo provoca cada año 4.2 millones de defunciones prematuras, más de el millón y medio causadas por el coronavirus en lo que va este 2020, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). El Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) estimó para México alrededor de 48 mil muertes anuales a causa de la contaminación del aire.

Por lo que Lara expuso la necesidad de analizar el potencial de las energías que tenemos en México que son mucho más factibles y menos costosas como la solar y la eólica. La construcción de plantas termoeléctricas en la Península de Yucatán y de Baja California Sur, como planea la Comisión Federal de Electricidad (CFE), significa dejar ir una oportunidad muy importante para desarrollar proyectos de energía renovable que incluyan a las comunidades en dos regiones con un altísimo potencial solar en el caso de Yucatán y eólico en el caso del estado norteño.

“Tenemos un lugar privilegiado en su producción [el 85 por ciento del territorio es óptimo para generar energía solar] y si se permite la participación con una visión de justicia social sin que haya un despojo de comunidades que habiten en las regiones de mayor potencial, podemos reactivar la economía. En esa participación podemos entrar la ciudadanía con nuestros paneles solares que se refleje en las tarifas de uso habitacional o industrial y en la emisión de gases”, aseguró Lara.

Pemex es la novena petrolera en el mundo que más emite Gases de Efecto Invernadero (GEI), por arriba de la de Venezuela y China, de acuerdo con el Climate Accountability Institute. El top lo lidera Saudi Aramco, de Arabia Saudita, y Chevron, de Estados Unidos.

Sin embargo, se seguirá con los proyectos energéticos petroleros y de gas natural a pesar de todas las señales del mercado internacional que muestran que la industria de los combustibles fósiles está en crisis, cuestiona Greenpeace México. Si el Gobierno no es ‘todólogo’, reta, debe escuchar a expertos y científicos que han planteado impostergable la reducción de emisiones de gases efecto invernadero, que en nuestro país significa la rápida y efectiva inclusión de energía renovable en la matriz eléctrica.

Aunque hay un poco de luz. Este viernes por la mañana el Presidente López Obrador expuso que aunque se seguirá con la política de refinar, no se apostará “todo al petróleo”, sino también a opciones con energías alternativas, porque el oro negro es “un producto no renovable que tenemos que heredar para las nuevas generaciones”.

SE DEBEN PRIORIZAR GASTOS

Los “Precriterios 2021” de la Secretaría de Hacienda incorporan “un choque drástico” sobre el escenario económico de México y el resto del mundo, derivado de las medidas para la contención del virus. En medio de volatilidad en los precios del petróleo, del mercado accionario y del cambiario, y una disrupción de las cadenas de suministro a nivel global, se considera un rango de crecimiento del PIB para 2020 entre -3.9 y 0.1 por ciento, lo que aumentaría el desempleo.

Sin embargo, para Banco Base el escenario optimista de caída de 3 por ciento desaparece por la ausencia de un plan fiscal y en su lugar queda un escenario optimista con caída del 5 por ciento, uno central de caída del 8 por ciento y uno pesimista de caída del 10 por ciento. Este último coincide con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE).

Ante la tormenta que se acerca, el Presidente Andrés Manuel López Obrador expuso que además de la rehabilitación de las refinerías y la construcción de la planta de Dos Bocas, Paraíso, Tabasco; la reducción a Pemex; y el aumento en 400 mil barriles diarios de la producción de gasolinas; esta semana se dará a conocer un programa de inversión pública y privada para el sector energético por un monto aproximado de 339 mil millones de pesos, planeado durante meses y en complemento con el de infraestructura anunciado en noviembre.

El analista energético Arturo Carranza afirmó que “por la crisis tan grande por la que estamos atravesando se hace necesaria la revaluación del presupuesto y de estos proyectos. Ante menores ingresos hay que atender aquellos rubros que son más necesarios, como el tema sanitario en estados y municipios, y mantener la actividad productiva. Si después de eso la crisis lo permite, entonces sí mantenerlos”.

Pero observó que el Gobierno federal “no está dispuesto” a aplazar la refinería en Tabasco, “un proyecto que en la coyuntura actual parecería que no es tan necesario”. Sobre el plan energético espera proyectos detallados para Pemex, donde participe el sector privado.

Carranza evaluó que las medidas anunciadas este fin de semana no son suficientes, ya que falta aplazar proyectos de exploración y explotación de producción que no son rentables en condiciones de precios del petróleo tan castigados (la mezcla mexicana está en menos de la mitad de los 49 dólares el barril estimados para este año). También no se mencionó la posibilidad de la participación de la iniciativa privada en el sector energético, sobre todo en la industria petrolera y en proyectos de energía renovables que, dijo, deben ser integrados en este programa energético impulsado por el Jefe de la Oficina de Presidencia, Alfonso Romo y la Secretaria de Energía Rocío Nahle.

“La transición energética en esta coyuntura con la participación tanto del sector público y privado no puede esperar”, afirmó. “Si bien el consumo energético va a bajar porque la actividad económica disminuirá, y se espera que también bajen las emisiones de gases, impulsar proyectos de energías limpias permitiría generar empleos adicionales”.

También para Greenpeace México dentro de los anuncios presentados quedó pendiente el plan de inversión del sector privado al sector energético para la transición energética justa y efectiva, así como la reactivación de los ya existentes como las subastas eléctricas de largo plazo.

De 2019 a 2033, las adiciones de capacidad limpia, sobre todo solar y eólica, requerirán una inversión total de 57.8 miles de millones de dólares, y generarían 206 mil empleos directos e indirectos, de acuerdo al escenario del Programa de Desarrollo de Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen 2019-2033) de la Secretaría de Energía.

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