Con la Exposición de la IX Bienal de Cerámica Utilitaria Contemporánea 2019 en el Centro Cultural Casa Principal, Silvia Alejandre Prado, directora del Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC), anunció la reapertura escalonada de los 14 espacios culturales adscritos a la Subdirección de Arte y Patrimonio, incluidas las casas de cultura.
La funcionaria hizo una especie de apertura oficial de manera virtual con un video producido. Lo raro es que la parte más sobresaliente del video presentado, fue el evidente nerviosismo de la funcionaria, quien durante toda su participación -de principio a fin- estuvo abrazada por el temor, a punto del tartamudeo y palabras que no podía acomodar a su discurso.
¿Qué la pone nerviosa? Será que le notificaron que no habrá Secretaría de Cultura en Tlacotalpan, que no habrá suficiente presupuesto para el año próximo, que le advirtieron que tiene que hacer más con menos, que tiene que recortar personal, que no ha dado resultados mientras que otros estados han avanzado en reactivar sus espacios culturales, que si no se pone las pilas o se va. ¿Qué la pone nerviosa?
Con las manos entrelazadas, moviendo los dedos de manera constante, la directora del instituto anunció que de igual manera que los espacios abren sus puertas, regresan un total de 300 trabajadores que estuvieron laborando desde sus casas; y aquí hacemos un paréntesis. Hace un par de años, recién tomó posesión de su cargo, dio esta misma cifra y se comprometió a disminuir la nómina, parece que se olvidó la austeridad.
Y de regreso al tema de la apertura los espacios, el IVEC hizo bien en la colocación de la señalética de una sola ruta para los recorridos de los supuestos visitantes, ya sean locales o extranjeros; es más, se fueron más lejos, colocaron un detector de temperatura para que después de llegar con cubrebocas, usar gel antibacterial, tapetes sanitizantes y el respeto a la sana distancia, puedan ingresar a sitio.
Alejandre Prado dijo que sólo habrá acceso para el 30% de las personas de acuerdo al cupo de los espacios, en horario de 10 a 15 horas; a lo que insisto, con eso no tendrán problema, porque si hay algo que guarda soledad y silencio son precisamente los espacios del instituto. Es claro que no hay ninguna diferencia entre esta gestión y las del pasado reciente de quienes llevaron las riendas de IVEC.
Con una asistencia precaria, quizá por seguridad sanitaria o por falta de difusión, en la grabación del video en Casa Principal, se anunció a la par un recorrido por las piezas de la bienal que se exhiben en las galerías principales del inmueble, que hay que decirlo, hay museografía adecuada, buena luz y un lenguaje visual acorde con los objetivos desde el concepto general de la exposición.
Mientras tanto, dijo que desde hace seis meses trabaja con su quipo para activar las actividades culturales a través de las plataformas tecnológicas con 700 actividades, y sí, se han visto producciones audiovisuales en su página web. No obstante, sin poder confirmar sus dichos, la titular del instituto presumió: “hemos logrado alcanzar una gran cantidad de públicos diversos que, de otra manera, no hubiesen podido visitar la red de recintos culturales del IVEC”.
En su discurso grabado, explicó el objetivo de la campaña “#NosVemosPronto”, mensaje que se vinculó al hashtag #QuédateEnCasa para lo cual el personal recibió una capacitación para recibir al público asistente, seguido de la normatividad básica, además de las nuevas disposiciones creadas por ellos, denominadas “Normas de mutuo cuidado”, por ejemplo: no ingresar con mochilas y bolsas, y respetar la señalética colocado en el piso del inmueble.
Según la titular del instituto, la apertura será paulatina, “de cada uno de los 14 recintos culturales del IVEC”, no obstante, al revisar el catálogo de espacios adscritos al instituto son más de 14. Hagamos cuentas, por ejemplo, en Veracruz están: el Ex Convento Betlehemita, el Centro Cultural Atarazanas, la Casa Principal, el Teatro Reforma, la Fototeca de la ciudad, y el Centro Veracruzano de las Artes (CEVART), éste último dependiente del Centro Nacional de las Artes (CENART); y la Casa Museo Agustín Lara, en la conurbación de Boca del Río-Veracruz.
En la capital Xalapa se ubican los espacios como: El jardín de las esculturas, la Galería de arte contemporáneo, El teatro del estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, Pinacoteca Diego Rivera, El Centro para el desarrollo artístico integral (CEDAI), y claro, el Ágora de la ciudad. Mientras que en la ciudad de Orizaba se encuentra el Museo de arte del estado de Veracruz. En Coatepec, la Casa de Cultura de Coatepec y El Museo Teodoro Cano en el municipio de Papantla.
Si ponemos atención, en el video, Alejandre Prado menciona un total de 14 espacios culturales del instituto, pero Sergio Agustín Rosete Xotlanihua, Subdirección de Arte y Patrimonio – cómo dice el señor presidente- tiene otros datos en su listado, que llegan hasta 16 espacios.
Hay pocas respuestas para aclarar este lío de números, alguien le pasó mal el dato, existe desconocimiento de la directora sobre los espacios que tiene bajo su cargo, o bien, omitió los que están en comodato o los que piensa desaparecer y mantiene cerrados como el CEDAI.
Algo tocó el corazón de Alejandre Prado, quizá por estar a una cuadra de la Catedral Nuestra Señora de la Asunción, o a lo mejor decidió hacer lo políticamente correcto, porque no es propio de su personalidad la humildad. Expresó que el personal regresó a trabajar incompleto, al mencionar a los fallecidos por la pandemia: Félix Cano, custodio del Museo del Arte del Estado de Veracruz, y Pedro Rodríguez, quien se desempeñaba en diversas actividades del instituto.
Incluyó al artista Néstor Andrade, a quien, extrañamente, lo definió como “un reconocido artista veracruzano, de una trayectoria importante y tallerista en la Casa Principal”. Para muchos no era un secreto que no era santo de su devoción y no lo quería cerca de su círculo de trabajo. Terminó alejándolo de la sede del IVEC para mandarlo a la Casa Principal como tallerista de pintura. Fuera de su presencia.
Durante la introducción de su discurso, la titular de instituto, quien usó un cubrebocas amplio, que se le bajaba a cada movimiento de la mandíbula mientras hablaba, y se acomodaba de manera constante; dijo lo que muy pocos han podido lograr y que al final, se convierten en demagogia perfecta para adornar el evento:
“Muy buenas tardes. A nombre del Instituto Veracruzano de la Cultura, le damos la más cordial bienvenida desde el Centro Cultural Casa Principal, en el centro histórico de Veracruz. La preservación de las tradiciones de Veracruz, la promoción y la difusión de la producción de los artistas, y la formación de públicos, son motivo y motor de la labor que desarrollamos desde el IVEC, con un gran equipo de colaboradores”, expresó, como el más grande sueño de todos los que se han sentado en la dirección del instituto.
Si Alejandre Prado no comprende que hoy -en esta nueva normalidad- los espacios culturales son los doblemente perdedores en esta reactivación social, cultural, económico y político durante la pandemia, ella estaría fuera de la realidad. Si antes existía la ausencia de públicos en un ambiente de menos preocupación, hoy habrá justamente la mitad de los que solían asistir, contando a los de siempre.
En un nuevo mundo generacional mediático, virtual, breve y estático físicamente, el proyecto de la responsable de la política cultural del estado de Veracruz tiene frente a ella, quizá, el mayor reto que hayan tenido todos los ex directores del IVEC.
Le toca lidiar justo con la transición del trabajo de promoción y divulgación convencional que viaja en el tren del siglo XX, para implementar políticas culturales innovadoras y de anclaje para subirse al avión del siglo XXI.
Para nada nos asumimos como expertos en temas de política cultural o de difusión cultural, pero históricamente existen argumentos que nos dan la razón: todo cambio social impacta en las prácticas, percepción, producción y expresión de la comunidad cultural creativa.
La visión y reproducción de la realidad del artista cambia a partir de su experiencia y entorno. La pregunta es: ¿Cómo infiltrarse en esas comunidades, células y grupúsculos acaparados por el hiperconsumo de la estética y lo banal? Este es el reto para la directora del IVEC, cuando en esta nueva sociedad, el sujeto pasa de ser espectador a ser protagonista.
Es urgente una política cultural detonante para meter gente a un espacio cerrado por su propia voluntad, es difícil, porque no sólo depende de lo que quiera la autoridad cultural, depende lo que quiera el público, y ahí entran muchos factores que van desde la educación hasta lo que se vive en casa y en la calle.
Lo que sí sabemos es que el IVEC no cuenta con un proyecto serio, basado en estudios recientes luego de la pandemia, del comportamiento de una sociedad convulsa socioeconómicamente, desempleada, sensible y falta de recursos para sus necesidades más básicas, y de ahí, pensar si ese grupo de personas tiene el interés genuino de visitar una galería o espacio cultural.
Cuando los directores del IVEC se encuentran con este reto, sus conductas son previsibles, muy parecido a cambiar los muebles de una sala para que se vea diferente, pero no hay un cambio de fondo, son los mismos muebles en el mismo espacio.
He presenciado conductas de directores de escritorio, viajeros, ausentes, idealistas, nostálgicos, estrictos y los que piensan “para qué buscarme problemas, si así estoy bien”.
Y en esta reflexión, a quienes no debemos de dejar de mencionar y que dejaron huella en su momento en el instituto e hicieron cambios significativos, que dejaron un legados, de más resultados y menos palabras, para darle un poquito de dignidad al instituto, fueron dos los funcionarios Rafael Arias y Leticia Perlasca Núñez, después de ellos, el IVEC cayó en coma.
Nos leemos hasta la próxima.
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