La generación del Bicentenario peruano

Miles de jóvenes salieron a protestar en Perú por lo que consideraron un golpe de Estado que sacó del poder a Martín Vizcarra para imponer a Manuel Merino/ agencias
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Rodrigo Chillitupa Tantas/ Desde la tierra de los Incas 

El Perú tuvo una de las semanas más convulsionadas en los últimos 20 años. El pasado lunes 9 de noviembre, el Congreso destituyó al presidente Martín Vizcarra. La decisión se concretó debido a una supuesta incapacidad moral permanente para gobernar por parte de él. Después de este proceso, Manuel Merino de Lama, quien era jefe del Parlamento, asumió el liderazgo del Poder Ejecutivo. Mientras se daba la transición de poder, en la calle se daba otro panorama porque las manifestaciones pacíficas de ciudadanos comenzaron a darse. El sábado 14 de noviembre será recordado como un verdadero punto de lo que ocurría en Perú.

Rodrigo Chillitupa Tantas nos comparte su reflexión sobre la situación política que vive Perú, la tierra de los Incas o hijos del sol, según la leyenda.

El reloj marcaba las diez de la noche de ese día. La televisión informaba sobre lo que dejó la sexta jornada de protestas contra Merino de Lama. Se avisaba de varios heridos y desaparecidos. No obstante, también se daba cuenta de lo siguiente: «Se informa que dos jóvenes fallecieron tras participar en la marcha. No han sido identificados. Están en el Hospital Almenara». A pesar de que en la televisión no se daban los nombres de las víctimas, en las redes sociales era todo lo contrario. Se llamaban: Inti Sotelo y Bryan Pintado.

Ambos jóvenes estudiantes salieron a las calles para protestar y recuperar la democracia de su país ante la captura del poder de grupos políticos que dieron un golpe de Estado contra el exmandatario Vizcarra debido a que buscaban concretar sus aspiraciones particulares. La calle se manifestó y ganó a punta de movilizaciones. No solo en Lima, sino en todo el Perú. La indignación no tenía diferencias sociales ni demográficas.

Como en toda guerra, hay soldados caídos. Esos fueron Inti y Bryan. Tras las lamentables desapariciones de los dos muchachos, se les ha catalogado como los héroes del Bicentenario. Ese rotulo, sin embargo, no solo les alcanza a ellos, sino a los jóvenes bautizados como la «Generación del Bicentenario» por asistir a las marchas.  Integrados por jóvenes millennials y -sobre todo- centennials, quienes utilizaron sus redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp y Tik Tok, donde gestaron la rabia provocada por las amenazas y luego la represión de la policía. Grabaron la violencia en las manifestaciones y eso provocó que más jóvenes salgan a las calles.

Ahora bien, la participación de la juventud en los asuntos de la política de Perú no es un suceso novedoso. Al contrario, ha cobrado mayor relevancia en importantes hechos políticos en los últimos 30 años. En 1997 se dio una masiva protesta estudiantil contra la decisión del Congreso al destituir a tres miembros del Tribunal Constitucional: Delia Revoredo, Guillermo Rey Terry y Manuel Aguirre Roca, quienes declararon inaplicable una ley que facultaba al entonces presidente Alberto Fujimori a postular para un tercer mandato en el 2000. Este apoyo a los magistrados provocó que, después, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ordenará reponerlos en 1999.

Para el 2000, los jóvenes también estuvieron presentes en la marcha de los Cuatro Suyos, cuya realización fue el 28 de julio, día en que Alberto Fujimori asumió por tercera vez el país. Semanas después se conocería que esta movilización sirvió porque los actos de corrupción de Fujimori fueran destapados y, así, se puso en marcha una transición que restableció la democracia en el país tras una década de dictadura.

En el periodo 2011-2016 hubo dos grandes protestas que pusieron en jaque no solo al entonces presidente Ollanta Humala, sino al mismo Congreso. La primera se dio en 2013 contra la denominada «Repartija». ¿En qué consistía? Los partidos, que integraban el Congreso, decidieron colocar a sus candidatos en el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y el Banco Central de Reserva. Dicha negociación se filtró a la prensa y los jóvenes salieron a las calles.

Los políticos de la «repartija» no tuvieron otra salida que retroceder y anular todos los nombramientos. Lo mismo ocurrió en el 2015 con la denominada «Ley Pulpin». ¿En qué consistía? Fue una propuesta para los jóvenes, entre 18 y 24 años, quienes no iban a recibir gratificaciones, seguro de vida, asignación familiar, pago de utilidades, seguro por trabajo en riesgo y sus vacaciones. La norma se gestó en el Gobierno de Humala y se trasladó al Congreso, donde se aprobó. La iniciativa no duró bastante: cinco marchas multitudinarias de los jóvenes provocaron que se derogue y se hicieron respetar los derechos laborales de los llamados «pulpines».

En este quinquenio, los jóvenes salieron a manifestar su protesta cuando sucedieron hechos como la censura del ministro de Educación, Jaime Saavedra, en el 2016, que representaba un atentado contra la reforma universitaria; contra el indulto irregular a Alberto Fujimori; contra los intentos del Congreso de destituir a los expresidentes Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra. Es decir, han estado cuando la situación del país llegaba a un extremo peligroso.

De acuerdo con el reciente sondeo realizado por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), la participación de jóvenes durante la crisis política generada por la vacancia presidencial del expresidente Vizcarra fue las más representativa. Según las cifras, un 53% de jóvenes entre los 18 y 24 años participó en las protestas tanto desde sus redes sociales, saliendo a marchar como realizando «cacerolazos» desde sus casas.

La nueva participación activa de los jóvenes no solo debe limitarse en estas movilizaciones, sino a materializarse con la creación de espacios de debate donde se discutan propuestas que permitan resolver demandas anheladas para ellos como un mejor acceso a la educación o un buen empleo para sobrevivir. En ese sentido, se requiere que surjan algunos liderazgos y proyectos políticos que intenten vincularse con la política institucional y así, de paso, sean una alternativa para iniciar la tan mentada renovación de la clase política peruana que, en su mayoría, está manchada por la corrupción.

Las muertes de Inti Sotelo y Bryan Pintado deben hacer reflexionar a la denominada “Generación del Bicentenario”, que tiene la oportunidad de realizar estos cambios de fondo que se necesitan en Perú.  Al menos 549.648 jóvenes ejercerán por primera vez en su vida el derecho a votar en las elecciones generales del 2021. Ahí radicará la responsabilidad de informarse responsablemente y elegir bien a los representantes para un nuevo quinquenio que, ciertamente, debe ser una renacer político para los peruanos.

@RodrigoCT_94

Biografía

Rodrigo Chillitupa Tantas

Periodista por la Universidad Jaime Bausate y Meza. Politólogo por la Pontificia Universidad Católica. Especialista en Comunicación en Instituciones Gubernamentales.

 

 

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